lunes, 3 de marzo de 2008

La casa

Amueblo las habitaciones de mi casa con cuidado, con mimo. Reviso cada palabra, cada cuadrito, de forma trabajosa. Leo el post antes de publicarlo, lo repaso tras publicarlo, lo vuelvo a ver al día siguiente, lo corrijo dos o tres veces. No hay nada improvisado. Me pongo en el lugar del lector-contestador, ese lector-contestador que yo he sido durante tanto tiempo (sigo siéndolo, claro). Coloco las sillas de mil formas, hasta que hallo el sitio mejor para que el invitado disfrute, lo más posible, de la luz de las ventanas, sin pasar calor.

Qué tontería, si por ahora no abro puertas para que venga el invitado. Pero eso da igual, ya las abriré. Prefiero amueblar en silencio. Da igual que tarde en venir un mes, o dos, o seis, se trata de que cuando venga, hasta el último dormitorio esté bien puesto, incluso aunque no vaya a pasar del salón (¿quién de nosotros llega a un blog y se pone a leer los posts de hace tres años?) (yo).

Y sueño con ese lector-contestador ideal, perfecto, como yo lo intento ser de los que leo, que coincida perfectamente con los temas que me interesan a mí, y que se los tome en serio: para estar en desacuerdo, para opinar, para ver que, al menos en este mundo irreal, hay alguien con el que coincido.

F.

2 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

...
Buenas, qué tal. Espero haber llegado a tiempo. Veo que sí, está todo listo. Muy variado el menú, por cierto...

¡Qué sorpresa este blog!

No suelo leer hacia atrás en los blogs, pero me la has hecho fácil ya que este recién empieza y está muy bueno. Aún de los temas de los que no entiendo se hace muy agradable la lectura.

Vengo de abajo y llegué hasta aquí. Seguiré luego.

¡Felicitaciones!

Babunita dijo...

Bueno, pues mamy acaba de llegar y además se ha encontrado en los comentarios con conocidos desde los que no hemos llegado, hemos llegado desde una búsqueda en google "confesores jesuítas" y depués de leer varias etiquetas que le resultaban interesantes, ha decidido leerlo cronologicamente. Leyéndole, dice mamy, estamos más cerca de Madrid y de Dios.