sábado, 31 de mayo de 2008

El reloj

Es curioso cómo el Espíritu Santo nos aconseja a los que somos muy indecisos.

Este año me toca ser el presidente de mi Comunidad de vecinos, en el bloque. Me llamó el administrador para proponerme que, como el portero lleva 25 años de servicio en la casa, le compremos un reloj de 300 euros con cargo a la cuenta de la comunidad de vecinos. Le dije que me lo pensaría, y me quedé muy confuso: no sé si es correcto hacerlo, no sé si a todos los vecinos les parecería bien, y como somos más de 60 puertas, es difícil consultárselo.

Esta mañana he ido al súper del barrio. De fondo ha empezado a haber una discusión, a grandes gritos. Cuando me he acercado, he visto con horror que era uno de mis vecinos, un hombre ya mayor, al que le ha molestado que la cajera pidiera a su esposa que le enseñara el bolso. "Ladrones,...", gritaba.

He comprendido bien: la posibilidad de que me montara a mí una bronca similar, en el pórtal, me anima a montar una colecta, o algo así, sin tocar el dinero común.

(Hubiera sido excesivo montaros aquí otra consulta sobre el tema, ¿no?

viernes, 30 de mayo de 2008

De profesión: pobre

Una señora mayor, voluntaria de Cáritas de mi parroquia, me cuenta que el día del Corpus le pidieron que saliera a pedir con la hucha, por la calle, y que aceptó hacerlo. Esto me deja atónito, y paso a considerarla santa: yo, antes de hacer algo así durante una hora, preferiría estar un mes sin ir al cine ni a cenar, y meter todo el dinero que ahorrase en la huchita.

Y, si embargo, creo que es algo que me vendría bien. Ya conté que una vez una vieja sudamericana me pidió y no le dí; luego Dios me concedió la gracia de un arrepentimiento muy especial. Pero fue algo excepcional. Muchas veces, incluso llevando las monedas preparadas en el bolsillo, para que sea un acto reflejo, cuando me piden no doy, y luego no me arrepiento nada o casi nada. No hay por mi parte desprecio, sino algo mucho más torcido, que podría definir así: “No te preocupes, el trabajo del pobre es ser pobre”.

Es como cuando vas a la tienda y quieres que te atienda un dependiente, y no el otro; o como cuando vas a la carnicería, y quieres que la carne te la corte un carnicero, y no el otro. No se te ocurre pensar que el dependiente al que has ignorado se vaya triste a su casa o se ponga a llorar, quizá hasta esté contento, por tener que trabajar menos. O es, también, como cuando vas al dentista y la enfermera te limpia los dientes uno a uno, qué asco, o como cuando vas a la pescadería y el pescadero te arranca la cabeza y las vísceras (del pescado), quita las escamas, saca los ojos del pez, le arranca la piel. No piensas que estas personas se depriman por hacer eso, pues es su trabajo, lo hacen miles de veces al mes, les parecerá natural.

Igual el pobre, pienso: “Es su trabajo”.

Y, sin embargo, es posible que por muchos años que el pobre lleve de pobre, por muchos miles de veces que haya pedido limosna y le hayan ignorado, por muchas veces que ni le hayan respondido, como quien se cruza con una mosca, es posible que para él siga siendo algo humillante, pedir, recibir, no recibir; es posible, incluso, que esa noche siga estando apurado para cenar, si tú no le das tus 50 céntimos. Por eso, me hubiera venido bien que me hubieran pedido salir con la hucha: para recordar que ser pobre no puede llegar a ser, nunca, un trabajo, sino una anormalidad contraria a la dignidad humana.

(Por si fuera poco, a la señora le dieron pocas monedas).

miércoles, 28 de mayo de 2008

Consulta

Queridos amigos:

Como no creo que sigamos siendo bloggers que escriben a otros bloggers, sino más bien amigos, quisiera haceros una consulta, a ver qué os parece.

En mi oficina van a ascender injustamente a una persona, con menor titulación y menos cursos que los míos, de tal forma que va a cobrar lo mismo que yo. Esto me indigna y me parece humillante, pero es un hecho inevitable. Me planteo hacer un escrito muy enfadado a mis jefes, protestando.

A favor de hacerlo está que hay un tema de dignidad (si lo tolero es como si no defendiera el valor de mis estudios y mis cursos) y que me desahogaría, lo cual siempre es bueno.

En contra de hacerlo está que algunos de sus amigos me podrían perjudicar (un poco) la vida (más control de horario, retraso en los suministros de material, ...) y que es una tontería hacer cosas que uno sabe que son totalmente inútiles.

¿Qué haríais vosotros, en mi caso?

lunes, 26 de mayo de 2008

Corpus en Toledo

Voy al desfile del Corpus en Toledo, por la mañana.

Acompañan al Señor, en la espléndida custodia de Enrique de Arfe, el Gremio de los Hortelanos (con capa marrón), las Damas de la Inmaculada (con peineta negra), los Caballeros Mozárabes (con vestidura azul), la Soberana Orden de Malta (con vestidura negra), los Caballeros del Santo Sepulcro (con hábito blanco), los Infanzones de Illescas (con vestidura roja), los Caballeros del Corpus Christi (con túnica verde) y, en fin, el Cardenal Primado de las Españas con todo su Cabildo: en definitiva, la Iglesia española de ayer, que probablemente ya saldría en el desfile del Corpus de Toledo cuando nuestros antepasados viajaran a América a cristianizar todo el continente.

Bajo tanta mayúscula, se dio el hecho conmovedor de que llovía, mansamente, pero llovía. Era algo triste ver a todos los caballeros arrastrar sus capas por el suelo mojado, a todas las damas mojándose la mantilla, a todas las niñas de Primera Comunión con el traje de tul perdiendo su vuelo, a los militares empapándose la gorra. Todos inmutables. Como, además, el suelo es de piedra en muchas callejas y estaba húmedo, tenían que tener gran cuidado para no resbalar. Era también triste ver al Cardenal, un hombre ya mayor y bajito, empapándose por la lluvia.

Es cierto que andar hora y media bajo la lluvia, con riesgo de resbalar, subiendo y bajando cuestas, no es el acto más heroico que puede hacer un cristiano por Dios. Es verdad. Pero lo cierto es que el Cardenal (y con él todo su cortejo) podría haberse ahorrado el chaparrón: hubiera bastado con suspender la procesión, no salir, y ya está. Pero no: la Iglesia española de ayer decidió hacer lo que había que hacer, lo hizo y ya está.

...

Por la tarde estaba prevista la procesión del Corpus de Madrid, que tendría que haber ido por todo el Madrid antiguo durante dos horas. Aquí no salen ni Infanzones, ni Caballeros, ni Órdenes de Malta. Es la Iglesia española de hoy: los movimientos seglares, Cáritas, diversas iniciativas sociales, las nuevas parroquias, los laicos, ... El cielo estaba azul, con pequeñas nubes aisladas.

Al acabar la Misa en la Catedral, se sacó a la custodia por una puerta, se rodeó rápidamente el edificio, se hizo un pequeño acto litúrgico en la fachada principal, se guardó al Señor y ahí acabó todo, no fuera a llover.

Al rato de disolvernos, las pequeñas nube aisladas desaparecieron, y el cielo quedó totalmente azul.

¿Hubo prudencia o qué hubo? Que Dios ayude a la Iglesia española de hoy, para que se atreva a tirar hacia adelante, sin asustarse por las nubecillas del cielo.

viernes, 23 de mayo de 2008

Adolescentes

Ya he contado en algún post que voy todos los días al trabajo en la misma línea de autobús, más o menos a la misma hora, por lo que algunos viajeros con los que suelo coincidir son para mí personajes familiares: por ejemplo, dos chicos que van a un colegio cercano a mi oficina, de uniforme.

Hace varios años, ellos eran niños: un niño normal, más bien bajo, y un niño normal, más bien alto. Los días que coincidíamos eran para mí días de alegría. Se sentaban y uno le decía al otro: “¡Ayer me llevaron mis padres al cine!”. “¡Ah, qué suerte!. ¿Y qué viste?”. Y el otro le contaba (nos contaba) la película: siempre era interesantísima, con grandes personajes, imitando los ruidos que salían. O bien decía el segundo al primero: “¡Ayer me llevaron mis padres al campo!” “¡Ah, qué bueno! ¿Y cómo era?”. Y el segundo le contaba (nos contaba) las cien cosas interesantes que un niño puede ver en un prado en el que su padre fríe chuletas: tal pájaro, tal río, tal montaña, tal excursionista, tal piedra. Creo que el día que mejor lo pasé fue cuando el segundo, el más bien alto, le contó al otro que su padre había comprado una revista de coches, que él se había estudiado: nos dio mil explicaciones amenísimas sobre carrocerías, diesel, airbags y pistones, temas que a mí me eran tan ajenos como el teatro japonés del siglo XVIII.

Para mí eran días de alegría, sí. Cuando uno ve tantos matrimonios aburridos, tantas familias que no saben de qué hablar, tanta gente colgada del aparato de música, era maravilloso ver como estos dos tíos podían fijarse y desarrollar mil detalles curiosos de algo sencillo (una peli, una charla de su madre con una vecina, ...), que hacían amenísimo el viaje y la vida. De alguna forma, tenían la capacidad de las mujeres, que saben sacar una historia interesante en donde el hombre ve un hecho breve, fácil de resumir.

Los años han pasado. Ya no son niños, sino adolescentes. El niño normal, más bien bajo, es ahora un adolescente alto. El niño normal, más bien alto, es ahora un adolescente gigantesco. El adolescente alto tiene problemas en casa, sus padres se han separado, y la relación con la madre no es buena. El adolescente gigantesco tiene problemas en clase, ningún profesor le comprende, ni sus padres comprenden que saque malas notas. Todo son quejas. Los otros dos únicos temas de conversación son las gamberradas de los compañeros de clase y el mundo tedioso de las playstation, los vídeojuegos y los dragonball. Ya no hay detalles, ya no hay sorpresa ni curiosidad, ya no hay alegría, sino rencor e ira.

Es un alivio cuando se bajan, varias paradas antes que yo.

martes, 20 de mayo de 2008

Vida cultural española

Queridos amigos de América:

Habéis de saber que el gran acontecimiento cultural de esta primavera española no es la nueva exposición en el Museo del Prado, ni la nueva ópera en el Teatro Real de Madrid, ni siquiera la inminente Exposición Internacional de Zaragoza. No. Lo realmente importante de nuestra vida cultural española es la canción Chiki chiki, que España manda al festival internacional de Eurovisión, este fin de semana.

Queridos amigos, si tenéis la santa paciencia de ver el vídeo, comprobareis que ni la canción es una canción, ni el cantante es un cantante, ni la letra es una letra, ni las bailarinas son bailarinas ni, en fin, la guitarra es una guitarra. Os diréis: ¿cómo es posible que la patria de tan grandes músicos, de Falla, de Turina, de Tomás Luis de Vitoria, de Julio Iglesias, mande semejante cosa a un festival internacional? ¿Es que el jurado se ha vuelto loco?

Si os hacéis estas sabias preguntas, os responderemos: la culpa la tiene la democracia. Ya dijo el sabio Ortega y Gasset, en La rebelión de las masas, que la democracia era un sistema (más o menos) bueno para gobernar un país, pero no para seleccionar quién debía ir a la ópera o cómo debía ser la moda; era un poco retrógrado, el pobre, pero tenía toda la razón del mundo. En el caso de Eurovisión, se permitió que fueran las marujas y los manolos de España quienes cogieran su móvil, mandaran un mensajito y escogieran entre varias opciones posibles: es decir, entre cantantes normales y esto. Por supuesto, escogieron esto, por tremenda mayoría. La explicación es bien lógica. Hubo un error en la pregunta que se respondía. El primer requisito para responder bien, es comprender bien lo que te preguntan. Si no eres capaz de entender la pregunta, es difícil que aciertes con la respuesta. Pues bien, nuestras marujas y nuestros manolos entendieron que la pregunta era “¿Cuál de estos cantantes le parece más divertido, con cuál se identifica Usted más?”, y, claro, arrasó el Chiquilicuatre. Esta pregunta, está claro, era errada. La pregunta correcta era “¿Cuál es estos cantantes tienen más opciones de ganar Eurovisión, que no es una charanga de pueblo, sino un concurso serio?”

Quiso la bendita casualidad que la votación para elegir la canción fuera la noche antes de las elecciones generales, en la jornada de reflexión. De esta forma, las marujas y los manolos pudieron decidir dos veces en 24 horas la suerte del país. En la segunda votación, como sabemos, salió elegido Zapatero. Esto dio lugar a muchos comentarios de risa en los blogs y en los periódicos reaccionarios: “La España de Chiquilicuatre, la España de ZP”. Pero seamos serios, por favor. Lo que realmente ocurrió fue que, otra vez, las marujas y los manolos no entendieron la pregunta. Y en vez de responder “¿Quién cree usted que puede afrontar mejor la que se nos viene encima?”, la gente volvió a responder a la pregunta errada: ”¿Cuál de estos cantantes le parece más divertido, con cuál se identifica Usted más?”.


A ver si ganamos el sábado.

domingo, 18 de mayo de 2008

Santísima Trinidad

Para celebrar la fiesta de la Santísima Trinidad copio una frase que me ha impresionado mucho, del libro que estoy leyendo, "Testigos de esperanza", del Cardenal Van Thuan:

"Jesús actúa siempre por amor. Del hogar de la Trinidad, Él nos ha traído un amor grande, infinito, divino, un amor que llega -como dicen los Padres- a la locura y pone en crisis nuestros valores humanos" .

"Hogar de la Trinidad": qué profundo, ¿no?

(La naturaleza, en Madrid, celebra la fiesta a su modo: pese a que el cielo está cubierto, decenas de pájaros dan vueltas, piando muy fuerte).

viernes, 16 de mayo de 2008

San Isidro

Ayer, 25 de mayo, fue San Isidro Labrador, patrón de Madrid. Esto es un poco raro, porque hace muchísimo que en la capital nadie se dedica a la agricultura, pero es así. A cambio, San Isidro es un santo madrileño: yendo por la parte antigua, el Madrid de los Austrias, vamos viendo la iglesia en la que le bautizaron, la casa en la que vivió, la de su patrón Iván de Vargas o la iglesia en cuyo cementerio fue enterrado. Tiene la peculiaridad de que su esposa, María de la Cabeza, también es santa, cosa poco frecuente en el santoral. En fin, uno de sus mejores milagros es que se quedó dormido en el campo, porque había rezado mucho, y para que su patrón Iván de Vargas no le echara la bronca, un ángel bajo del cielo y guió a los bueyes para que araran: esto, en un país tan vago como España, necesariamente ha de ser un milagro simpático.

Cumplimos con todas las tradiciones. Fuimos, por la mañana, a la pradera. Esto ha quedado como una expresión hecha, “ir a la pradera”, pese a que hace décadas que la misma no existe. En la época de Goya había una ermita, la de San Isidro, lejos de la ciudad, al otro lado del río Manzanares. Tal día como ayer, la gente iba de romería, a la pradera que sí que existía. Cuando se prohibió enterrar a gente en los atrios de las iglesias empezaron a usar el campo alrededor de la ermita, que ahora es un cementerio gigantesco, el de San Isidro. La muerte de la pradera vino tras la guerra civil, con el desarrollo económico, cuando se hizo todo un barrio de emigrantes alrededor del cementerio. Por eso, la pradera es ya, sólo, un parque público grande, muy urbanizadito. Allá que fuimos. Era un gozo ver a la gente sentada sobre el césped, húmedo por las lluvias recientes, con la tortilla de patatas y el vino, como si hubiera ido a una pradera de verdad, al campo. Dimos vueltas por el paseo, donde había un maravilloso olor a aceite refrito cuatro veces, a paella recién hecha, a calamares rebozados, a manzanas dulzorras envueltas en caramelo. Junto a la vieja ermita (que ahora, realmente, es la capilla del cementerio), dos colas: una, enorme, para entrar; otra, mayor aún, para beber el agua milagrosa del santo. Desde ese punto se ve la parte antigua de Madrid: el Palacio Real, el Viaducto, las torres de las iglesias, ... La vista es bonita, pero lo es más aún si recordamos una coincidencia: desde aquí pintó Goya un cuadro de la romería de ayer, con la mismas vistas de Madrid: todo está igual, salvo que en medio se han metido mil casas y la nueva Catedral, que no es precisamente bonita.

Por la tarde fuimos a la procesión del santo: una hora y cuarto desde la salida, en la antigua catedral de Madrid, al regreso, lo que para un procesión española es muy poco tiempo. Eso se explica porque no lleva ni nazarenos ni penitentes ni gente con la cruz a cuestas ni nada de eso, sino sólo chulapos y chulapas, es decir, gente vestida con el traje típico de Madrid. Como casi nadie lo tiene, salen unos pocos, luego Santa María de la Cabeza, luego las cofradías amigas, luego San Isidro, luego el Cardenal Rouco, luego el concejal, luego la banda y luego los devotos. Lo dicho: hora y cuarto, cortísima. Lo mejor es el traje de chulapa, un traje raro, como de baile de carnaval, de tela pegada al cuerpo, que se amplía en los tobillos. Esto es muy atractivo si lo lleva una muchacha joven, pero ahí las únicas que salían era señoronas de 60 o más años, bien entradas en carnes, muy valientes por ir mostrando su corpulencia en un traje que no permite ocultar nada.

No llegó a llover.

Al final tomamos rosquillas: tontas (sin adorno), listas (con azúcar) y de Santa Clara (con merengue).

miércoles, 14 de mayo de 2008

Luto

Por el guardia civil Juan Manuel Piñuel Villalón, de 41 años, asesinado por ETA en Legutiano, Álava, con unos 200 kilos de explosivo.

martes, 13 de mayo de 2008

Libertad Religiosa

El gobierno ha anunciado (sin dar mayores detalles) que va a reformar la venerable Ley Orgánica de Libertad Religiosa, intacta desde hace 28 años. Este anuncio tiene una doble finalidad.

1º, que no hablemos de Lo Importante, que nos volvamos a pelear entre nosotros. Hay que reconocer que en esto ha tenido un éxito rotundo, como se ve en radios, periódicos, teles y blogs de derechas (y este post no es más que la confirmación de esto, jajajaja). Con la tensión propia del hijo a cuya madre le manda Hacienda un aviso de inspección fiscal, todos hablamos y hablamos sobre lo que nos puede venir encima. De golpe, el paro, la inflación, la Justicia, la recesión, la inmigración, la delincuencia, la enseñanza, el Estatut, el trasvase a Barcelona, el aceite de girasol, los fondos europeos, la deuda exterior, ... todo lo que hace que España sea una nación en crisis, todo ha quedado olvidado. Entre este anuncio y la gravísima crisis del PP, todo ha quedado olvidado: hasta el Rey lo ha olvidado.

2º, que siga adelante la Agenda Radical de la pasada Legislatura, sea lo que sea que traiga esta reforma. Esto es grave, pero también algo absurdo. Pienso mucho y no sé qué privilegios retiene la Iglesia que haya que desmontar. El hecho cierto es que un español puede nacer, crecer, trabajar, vivir muchos años y morir muy viejo sin tener el más mínimo contacto con la Iglesia, sin tener ni idea de sus doctrinas. Esto era algo impensable cuando yo era niño, hace 35 años, pero ahora es así. ¿Qué excepciones tiene esto? Si te nombran ministro juras ante un crucifijo, tienes algún funeral de Estado o alguna Misa castrense (si eres el de Defensa), te puede tocar ir a alguna canonización en Roma o a la ofrenda del Apóstol Santiago el día 25 de julio. ¿Van a quitar todo esto? Muy bien, adiós para siempre. Si eres ciudadano normal, te pueden cortar la calle por una procesión, tienes que dejar de ir a trabajar el 25 de diciembre o el día del santo de tu pueblo, has de aguantar que los Obispos monten una manifestación una vez cada dos años o que critiquen una Ley del gobierno, te puede tocar vivir en la calle de Santa María de la Cabeza o tu primo te puede invitar a su boda por la Iglesia. ¿Van a quitar todo esto? No creo que se atrevan. Están luego los temas delicados de la asistencia religiosa en cárceles, cuarteles u hospitales, así como la cesión de terrenos en suelo público para hacer iglesias, pero teniendo en cuenta que esto se está extendiendo a otras confesiones cristianas o a musulmanes y judíos, quiero pensar que no van a entrar a removerlo.

En fin, los temas más graves (asignatura de Religión, profesores de Religión, Educación para la Ciudadanía, colegios concertados, impuestos de y para la Iglesia) ya quedaron regulados en la pasada Legislatura, más mal que bien; no creo que vuelvan a darlos vueltas.

Concluyo diciendo que creo que no hay que ponerse nerviosos, pero sí que rezar, y pedir a nuestros amigos extranjeros que recen por nuestra Iglesia de España.

Rosario

Ahí va el vídeo sobre el Rosario, que está siendo un bestseller en los blogs católicos españoles.

Espero que os ayude un poquito, como me ha ocurrido a mí.

domingo, 11 de mayo de 2008

Pentecostés

Este post, breve y no muy elaborado, sólo quiere decir una cosa: ojalá no vivamos la fiesta de hoy como un domingo más, como una fiesta más, sino que seamos muy conscientes de lo mucho que el Espíritu Santo nos ha ayudado este año, impidiendo que metamos la pata, dándonos buenas ideas; ojalá le demos muchas gracias por ello.

No voy a traer aquí la escena de Pentecostés, que seguro que muchos otros blogs católicos comentan mucho mejor que yo, sino otra que me gusta mucho: cuando José y María llevan al Niño al templo para la Presentación, y se cruzan con el viejo Simeón. En dos frases se nos cita tres veces al Espíritu Santo: el Espíritu Santo moraba en el anciano; el Espíritu Santo le había dicho que no moriría sin ver al Salvador; el Espíritu Santo le hizo ir, justo ese día, al templo. Siempre he tenido mucha envidia de Simeón, porque habitualmente el Espíritu Santo ni nos revela cosas patentemente ni nos hace profecías particulares.

Esta regla general tiene excepciones, o al menos en mi caso hubo, una vez, una excepción. Yo sabía que tenía que volver a tomarme en serio a Dios, pero nunca veía el momento oportuno para esa conversión. En 10 días se produjeron en mi vida una serie de casualidades, de encuentros, de coincidencias, que me hicieron comprender que ya era el momento. Desde luego, nada de lo que ocurrió era imposible desde el punto de vista natural, científico, pero el porcentaje de posibiliades de que todo se juntara era tan bajo, que me fue imposible no atribuirlo al Espíritu Santo: era el momento de cambiar.

(Que nadie se asuste: fue una cosa excepcional, rara, que no ha vuelto a darse).

viernes, 9 de mayo de 2008

Burgos (y III)

Burgos (capital) es una etapa del camino de Santiago que, ya desde la Edad Media, llevaba a los peregrinos de toda Europa hacia el sepulcro del Apóstol, en Santiago de Compostela. La tradición del camino fue cayendo en el olvido, hasta que a partir de los años 80 del siglo XX las nuevas autoridades autonómicas y eclesiásticas se tomaron en serio su rehabilitación. Hoy en día, los Años Santos (cuando la fiesta de Santiago, 25 de julio, cae en domingo:1999, 2004, 2010, ...) son un gran acontecimiento cultural y religioso, con miles de peregrinos yendo hacia Santiago.

Yo lo hice en 1999, en coche. Aunque nosotros íbamos de hotel en hotel, los peregrinos (en bici o a pie) iban de albergue en albergue, colocados en los pueblos y ciudades que ya desde la Edad Media formaban parte de la ruta jacobea. Estos albergues eran, unas veces, pequeños alojamientos con habitaciones comunes, y otras eran el polideportivo del pueblo o un campo de fútbol, debidamente habilitados. Además del encanto de la aventura, tenían la ventaja de que eran o gratuitos o muy baratos. Al principio, en la zona cercana a Francia, todo era delicioso, pues aún había relativamente poca gente: hay que tener mucho valor o mucha fe para hacer 700 km a píe. Según avanzábamos, se iba incorporando más y más gente, capaces de hacer la distancia (cada vez menor) que quedaba hasta Santiago. Esto dio lugar a un fenómeno impresionante, como era el del peregrino estresado, totalmente contradictorio con la idea de una peregrinación reflexiva, silenciosa, en paz. Los peregrinos se levantaban cada vez más pronto, se echaban antes a recorrer el camino (de madrugada), y según se acercaban al pueblo o ciudad siguientes se ponían a correr, pese al cansancio. No les movía el deseo de ver al Apóstol cuanto antes, sino que los albergues se llenaban cada día más pronto, y si se llegaba tarde había una gran probabilidad de tener que dormir o en la calle o en el campo.

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Cuando este puente pasado he estado en Burgos, dedicamos un día a recorrer las múltiples iglesias de la ciudad. Cansados, a primera hora de la tarde nos sentamos en la terraza de un café. Quiso la casualidad que estuviera justo al lado del albergue de peregrinos, una pequeña casita regentada por unas religiosas. Aunque este año no sea Año Santo, hay (poca) gente lista que hace la ruta, evitando así las aglomeraciones. En la puerta se advertía de dos cosas: que sólo había 14 camas, y que ese día ya estaban completos. Fue por ello patético ver llegar a un grupo de 4 personas mayores, todo coloradas, andando torpemente, con sus enormes mochilas al hombro. Se quedaron consternados al ver el cartel de “Completo”. Llamaron y salió un curita muy amable, que empezó a señalar el otro extremo de la ciudad: es posible que allí hubiera plazas, en un albergue municipal o de otra institución religiosa. Agotado, el grupo emprendió la marcha hacia donde les indicaban.

Me ahorro la inevitable reflexión sobre la desazón cuando crees que has llegado a tu meta y aún te falta mucho. Sólo anoto que recordé a los peregrinos estresados de hace 10 años, y que sentí compasión por estos cuatro: sería horrible -me dije- que un viaje de reflexión y (muchas veces) de fe, por la naturaleza, acabara contagiado de la angustia y la competición de las que está llena nuestra vida cotidiana.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Burgos (II)

Cruzamos toda la provincia, desde la capital (Burgos) hasta el norte, donde hace frontera con Cantabria. Se trataba de ver el puerto de La Lunada, que separa ambas provincias.

Aunque Burgos capital está en una zona casi plana, según se va yendo hacia el norte el paisaje se va haciendo más alpino (Cantabria es pura montaña). Fuimos por una carretera secundaria, llena de baches, sin asfaltar desde hacía años. Cuanto más subíamos, los pueblos eran más pequeños y separados, hasta casi desaparecer.

Campos verdes, fincas muy pequeñas divididas por paredes de piedras, piedras sin cemento, colocadas unas sobre otras desde hace décadas.

En los campitos había animales pastando: vacas blancas y negras, ovejas sucias, cabras enanas, caballos gordos. En algún corral también había pavos o perros. Se notaba que era una carretera de muy poca circulación, porque todas las bestias, cuando pasábamos, levantaban la cabeza, para ver qué ocurría. Me emocioné. Para alguien como yo, que fui niño de ciudad y ahora soy hombre de ciudad, todos estos animales siguen siendo irreales, míticos. Ver una vaca o una cabra es algo fantástico, como si viera un unicornio o un calamar gigante.

Según fuimos llegando a la parte alta, quedaban rastros de nieve. Era algo raro: el campo, en general, estaba verde, pero en algunas zonas aisladas había, de repente, un banco de nieve, como si lo hubiera llevado allí un camión. Fue algo emocionante, claro: en Madrid casi nunca nieva, y cuando lo hace no cuaja. Paramos el coche, bajamos, tocamos la nieve, hicimos bolas, las tiramos, todo lo que hace un tío paleto de ciudad seca cuando ve nieve.

Por fin, el puerto. Al dar el coche la vuelta a una curva, apareció. Frente a nosotros un gran valle, con casitas en la parte baja, con vaquitas diminutas, con caminos como hilillos. Al valle lo cerraban, al otro lado, varias montañas. Tras estas montañas, otras montañas, y tras ellas otras más, cada vez más borrosas, cada vez más azules, como en un cuadro de Picasso. Al final de todo, una cadena más alta que las demás, nevada en pleno mayo: la Cordillera Cantábrica.

El día era bueno, soleado.

martes, 6 de mayo de 2008

Burgos (I)

Medina del Pomar es un pequeño pueblo, en el centro de la provincia de Burgos, no lejos de la capital. Como tantos otros pueblos de Castilla la Vieja, fue edificado en una pequeña montaña, rodeado de llanuras, lo que permitía vigilar las incursiones moras y evitar las inundaciones de los ríos. Por eso, si uno se asoma desde la parte alta, tiene estupendas vistas de la llanura, que en esta época del año es de color verde césped, por el trigo y la cebada aún jóvenes.

Medina del Pomar es todavía un pueblo amurallado. Su parte nueva ha crecido fuera de los muros, ha llegado a la llanura, mucho más cómoda para vivir. Dentro de la muralla está la parte más antigua del pueblo, con el ayuntamiento. En la parte más elevada hay dos monumentos notables: un castillo con dos torres altísimas, perfectas, gemelas, y la iglesia gótica. Entre ambos espacios han hecho una zona peatonal, protegida por unos pequeños postes que sólo se pueden bajar si la Policía Municipal acciona una llave.

Quiso la coincidencia que el viernes pasado, cuando visitamos el pueblo, en todos los bares y tiendas hubiera un cartelito de la funeraria local. Había muerto un vecino, de 50 años, barbudo y serio, que nos miraba desde la foto de todos los carteles. Se daba la triste coincidencia de que sus padres se quedaban solos, pues había muerto ya antes otro hijo, y no parecía haber nietos ni cuñadas viudas. El cartel anunciaba el funeral para poco después, en la iglesia del pueblo, a la que nosotros nos dirigíamos.

Al llegar a la zona de la iglesia se dio una situación negra. Había llegado el coche de la funeraria con el ataúd y las flores. Pero he aquí que la Policía no había bajado el poste que protege la zona peatonal. El coche estaba parado en la parte de fuera, a los pies de las dos torres del castillo. El conductor, empleado de la funeraria, fumaba apoyado en el motor, meditando sobre la vida y la muerte. Un poco más arriba, frente a la iglesia a la que se dirigía, estaba el anciano clérigo, revestido, y todo el pueblo alrededor suyo, esperando. Desde un balcón de las casas más cercanas al coche dos niños comentaban animadamente la escena: sin duda, no era la primera vez que esto ocurría.

La tarde era triste, cubierta de nubes.

lunes, 5 de mayo de 2008

Mayo

Que el primer post de este mes de mayo sirva para saludar a Nuestra Madre y para agradecerle tantísimos favores, recibidos por su mediación (especialmente en mi caso).