jueves, 27 de septiembre de 2012

Tres caridades

1ª: con tu gente cercana, con tu familia, con tus vecinos, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo. Puede ser activa ("Sé que te gusta ir al teatro, he comprado dos entradas para que vayamos, aunque yo lo odie") o pasiva ("Tengo entradas para ir al teatro pero nadie me acompaña" "¡Yo te acompaño, aunque lo odio!").

2ª: con la gente con la que te encuentras cada día, el pobre que te pide limosna, la señora que se cae en el autobús, el niño que llora en la calle, el extranjero que está perdido. Es pasiva, no la buscas tú, te exige una respuesta rápida. Su mejor ejemplo, claro, es el samaritano que ayuda al hombre apaleado.

3ª: con la gente necesitada que tú vas a buscar porque te metes en una organización de caridad o porque -por libre- vas a ayudar a alguien lejano que sabes que lo está pasando mal. Por definición es activa.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Concilio Vaticano (y V). 4ª sesión (1965)

El autor comienza el libro explicando -con dolor- que incluso antes de que acabara el Concilio ya se estaban produciendo sus peores frutos: divisiones, libertades litúrgicas, errores doctrinales, excesos morales, confusión. La situación era tal que unos días antes de la apertura el Papa Pablo VI tuvo que publicar una Encíclica ("Mysterium fidei") para llamar al orden a los católicos de Holanda (sin citarles).

El primer gran tema que se cerró fue el de la libertad religiosa, pendiente de la sesión anterior. Comienza el autor contando una anécdota chistosa: una señora romana, que había tenido muchos hijos y les sacaba adelante con esfuerzo, le dijo: "La verdad es que si uno se salva en todas las religiones yo no sé por qué vamos a estar en la católica, que es la más difícil". Esta frase refleja bien la tesis de los Padres conciliares conservadores: ellos pedían que se siguiera manteniendo la defensa del Estado confesional católico y la tolerancia para las minorías religiosas, sin proclamar el novedoso derecho humano a la libertad religiosa y la aconfesionalidad del Estado. Pensaban que con esto se podría caer en cierto relativismo, al entender que si todas las religiones tenían los mismos derechos en una sociedad católica era porque en realidad daba igual creer una cosa u otra. Hubo grandes discusiones que se resolvieron retocando la Declaración para que quedara claro que la libertad religiosa era una libertad jurídica, que no significaba que el hombre fuera libre (en conciencia) para buscar o no a Dios, para creer en Él o no.

También hubo grandes polémicas por el "esquema XIII", que dio lugar a la "Gaudium et spes", sobre la Iglesia y el mundo moderno. A los Padres conservadores les pareció inadmisible que se hablara del momento actual sin mencionar expresamente el comunismo y -menos aún- sin condenarlo, les pareció una  cobardía y una deslealtad hacia las Iglesias perseguidas; el esquema hablaba del ateísmo, sí, pero sin concretar. Otro motivo de disputa fue el de la guerra, a los Padres norteamericanos el esquema les pareció demasiado avanzado en su condena de la bomba nuclear, era preciso matizar que seguía habiendo guerras justas para no caer en un pacifismo extremista; tampoco les gustaba mucho el tratamiento de la objeción de conciencia.

El Concilio no entró en dos temas delicadísimos: el uso de los métodos anti-conceptivos dentro del matrimonio (pues Pablo VI se había reservado esta materia para estudiarla con calma: años después vendría la "Humanae vitae") y el celibato de los sacerdotes (el Papa  mandó una carta pidiéndoles que no lo tocaran: el celibato era una Ley de la Iglesia latina, no era una imposición de Jesús, pero no era el momento de discutirlo).

El Concilio acabó el día 8 de diciembre con una solemne ceremonia, en la que Pablo VI firmó las Constituciones y Decretos aprobados en estas últimas semanas. Empezaba -por usar la expresión del autor, el padre José Luis Martín Descalzo- la 5ª sesión, la más difícil, la de la vida cotidiana de la Iglesia.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Cada vez

Cada vez que un señor va por la calle con su perro y el perro hace eso y el señor no lo recoge y lo deja ahí me enfado y recuerdo lo de Chesterton: el dogma del pecado original es de los más fáciles de creer.

Cada vez que el señor saca una bolsita de plástico y se agacha y recoge eso y lo tira a la papelera me pongo contento y pienso que, pese a todo, la sociedad tiene futuro.  

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Concilio Vaticano (IV): 3ª sesión (1964)

El autor, el padre José Luis Martín Descalzo, se emociona narrando la ceremonia inaugural de la 3ª sesión del Concilio en septiembre de 1964: hubo una Misa concelebrada entre el Papa Pablo VI y varios Cardenales y Obispos en el altar mayor de la Basílica de San Pedro. Era la primera vez que ocurría esto en la historia, se hacía en aplicación de la reciente reforma litúrgica, que había permitido la Misa concelebrada.

La idea inicial era acabar en esta sesión el Concilio pero pronto se vio necesaria una 4ª, en 1965. Eso hizo que se discutiera mucho de los temas y se votara (y aprobara) poco, quedando bastantes asuntos pendientes. En concreto, hubo largos debates sobre:

-la libertad religiosa y la confesionalidad del Estado; a la minoría conservadora le parecía peligroso declarar el derecho humano a la libertad religiosa porque podía fomentar el indiferentismo, prefería la fórmula tradicional de Estado confesional católico con tolerancia hacia las minorías. El error no puede tener derechos, se decía.

-la colegialidad en la Iglesia y el nuevo papel de los diáconos. En el segundo asunto hubo varias votaciones y se adoptó una solución curiosa, copiada de las Iglesias católicas de rito oriental: podría haber diáconos varones casados, pero no solteros a la espera de casarse, como si no se quisiera crear un seudo-sacerdocio para jóvenes poco convencidos. Sus potestades serían amplísimas, prácticamente todas las del sacerdote salvo consagrar y confesar.

-la relación con los judíos, la condena del antisemitismo: asunto delicado, pues los Estados árabes mandaron embajadores al Papa para que esto no se aprobara.

-el matrimonio, con una enorme discusión entre los conservadores (partidarios de la doctrina tradicional del fin primordial de la procreación y de tener el mayor número posible de hijos) y los progresistas (que pedían subrayar la importancia de la ayuda mutua y de la paternidad responsable).

-la revelación, el ecumenismo, los sacerdotes, los laicos.

La gran estrella de la sesión fue lo que entonces se llamaba "esquema XIII" y que acabó siendo (en la 4ª sesión) la Constitución Gaudium et spes, sobre las relaciones entre la Iglesia y el mundo. La idea inicial es que fuera parte de otro texto, pero fue creciendo y creciendo y al final se optó por desgajarla en un documento propio, uno de los más importantes del Concilio. A los Cardenales y Obispos conservadores les molestó mucho el tono excesivamente optimista, casi ingenuo, que tenía el borrador al hablar del mundo contemporáneo, como si todo fuera bueno: era preciso recordar todos los dramas de ese momento, el ateísmo, el comunismo, las persecuciones, el aborto, la pornografía, el divorcio, todo lo que había (y hay) de malo y que -en su opinión- el esquema obviaba. Un Obispo dijo que estaba bien dialogar con los hombres contemporáneos de buena voluntad, pero que muchos la tenían muy mala. El tema quedó para la 4ª sesión (1965).

Al padre Martín Descalzo le enfadó mucho que en la última semana (noviembre de 1964) hubiera una reacción conservadora, como se vio en tres cosas: se aprobó la colegialidad entre el Papa y los Obispos, pero acompañada de una nota con tantas matizaciones y explicaciones que el asunto casi quedaba como estaba antes del Concilio; se metieron muchas aclaraciones en la declaración final sobre el ecumenismo; se pospuso la discusión sobre la libertad religiosa a la 4ª sesión, pues los progresistas habían pretendido aprobar a toda prisa un documento totalmente reelaborado.

...

El detalle bonito: un día el Cardenal Felici, secretario del Concilio, recordó que era la fiesta de San Antonio María Claret, que justo un siglo antes estaba ahí mismo, participando en el Concilio Vaticano I. ¡Ojalá -dijo- dentro de un siglo alguien recuerde la participación en el Vaticano II de un santo canonizado! Y -añado yo- ¿cómo ignorar que uno de los Obispos que hablaron fue un tal monseñor Wojtila, Obispo de Cracovia?

El detalle curioso: hubo un sector de los Obispos (al que el padre Marín Descalzo llama "de ultraizquierda") a los que molestó mucho la moderación final del documento sobre la colegialidad episcopal. Este grupo tenía un perito muy bueno cuyo nombre era... ¡Joseph Ratzinger!

lunes, 17 de septiembre de 2012

Memoria

"Saca a descongelar el pescado de la cena". "Sí, ahora voy". "Por lo menos anota que lo tienes que descongelar". "No hace falta, lo voy a hacer ahora".

"Tendrías que haberlo sacado antes de quitar la ropa de las cuerdas". "Es un momento, enseguida acabo y lo hago". "Lo olvidarás". "¡Qué no!".

"Descongélalo ante de hacer la llamada". "Si es un momento". "Lo olvidarás, al menos anótalo en ese papel". "A ver, cuál era el teléfono".

...

Dos horas después, en el oculista.

"Pero... ¿al final lo saqué o no?"

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Lirios y pájaros

Al hacerme mayor me tomo todo con más enfado y con más miedo. Debería ser al revés, pero es así. Por ejemplo: una hermana mía tiene un piso, lo ha alquilado y han dejado de pagarle. El trámite de echarles debería ser rápido, un mes, pero la Justicia en España funciona muy mal. Entonces yo me indigno mucho, tengo sentimientos de ira hacia esas personas, pienso que van a tardar mucho en irse y que van a destrozar el piso. Lo curioso es que mi hermana se lo toma con más calma que yo.

Por eso es importante para mí leer y releer la parte del Sermón de la Montaña en que Jesús nos invita a no agobiarnos, a fiarnos de Dios porque si Él cuida de los lirios del campo y de los pájaros del cielo ¿no hará más con nosotros? Alguien que se tomara en serio este pasaje (Mt. 6, 25-34) llegaría sucesivamente a estas tres conclusiones:

1º- Hay pocas cosas realmente importantes en la vida.

2º- De ellas, las cosas de Dios son más importantes que las otras.

3º- Dios, con su Providencia, nos ayuda en las importantes y en las menos importantes.

(Y, si miro atrás en mi vida, ¿cómo no recordar tres o cuatro auténticos  milagros que me confirman que el punto 3º es verdad?)

...

Estaba con estas reflexiones cuando, leyendo el libro sobre el Concilio Vaticano II, apareció un texto que me gustó mucho. Ocurrió cuando se discutía el futuro del matrimonio católico. ¿Seguía siendo válida la tesis tradicional, tener todos los hijos que Dios quiera, o convenía mitigar esta regla? En medio de muy doctas opiniones se levantó el Cardenal Ottaviani, Prefecto del Santo Oficio, no quería dar ninguna idea sino contar su experiencia personal:

"Soy el undécimo hijo de una familia de doce hermanos. En mi casa éramos pobres. Mi padre era un trabajador manual. Y nunca mis padres dudaron de la Providencia. Mis padres creían en la palabra del Evangelio, que habla de los pájaros del cielo y de los lirios del campo. Creían también en las afirmaciones de que hemos de preocuparnos ante todo del Reino del Cielo y que todo lo demás se nos dará por añadidura".

Qué bonito y qué cierto.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tres oraciones americanas

Reza por Venezuela: el 2 de octubre tienen elecciones presidenciales. Ellos y nosotros nos jugamos muchísimo.

Reza por Colombia: ha empezado un diálogo entre el Estado y las FARC.

Reza, por favor, por un español preso en Cuba, un jefe de las juventudes del Partido Popular. Conducía el coche del accidente en que murió el disidente Oswaldo Payá en julio. Le acusan de conducción imprudente, pueden condenarle a varios años de cárcel. En España estaban a punto de quitarle el carnet por conducción temeraria. Su suerte depende de la justicia cubana y de la diplomacia española, Dios le ampare.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Concilio Vaticano (III). 2ª sesión (1963)

Leo el segundo tomo de las crónicas que el sacerdote y periodista español José Luis Martín Descalzo hizo del Concilio Vaticano II. Este libro relata la segunda sesión, que se desarrolló de septiembre a diciembre de 1963. Pocos meses antes había muerto Juan XXIII y se había elegido a Pablo VI.

El asunto principal de discusión fue el "esquema" (borrador) de la Constitución sobre la Iglesia (Lumen gentium), apenas abordado en la sesión de 1962. Ante todo, se discutió sobre la naturaleza de la Iglesia, lo que al autor le parece curioso tras veinte siglos de historia. Los Cardenales y Obispos progresistas (cada vez más mayoritarios) propusieron varias figuras para definirla, como "pueblo", "cuerpo", "sacramento" o "familia", lo que a los Cardenales y Obispos conservadores (cada vez más minoritarios) les parecía peligroso, pues no quedaba clara la distinción con los ortodoxos o los protestantes. ¿Por qué no conservar la tradicional fórmula de "sociedad", mucho más precisa jurídicamente?

Pronto se abordó (dentro del citado esquema sobre la Iglesia) el tema de los Obispos, y en concreto sobre si su investidura es un sacramento o un oficio eclesiástico. Esto -según el autor- no era un tema menor: si es un sacramento, su función es sobre todo sacramental, es el padre de la diócesis, tiene una relación especial con los demás Obispos, tiene una responsabilidad fuerte en la evangelización universal; por el contrario, si es un oficio, su función es sobre todo jurídica, es el "jefe" de la diócesis, la relación con los demás Obispos es muy secundaria respecto a la que tiene con el Papa (del que sería una especie de administrador o vicario) y su responsabilidad casi se agotaría en su propio territorio. Al parecer el tema no estaba definido, pero había buenos argumentos a favor del carácter sacramental: sólo se puede recibir una vez, es irrevocable, se ha otorgado a diáconos que aún no eran sacerdotes y -en fin- habría apoyo en textos del Concilio de Trento y de Pío XII.

Relacionada con esta discusión estuvo otra, importantísima, sobre la colegialidad de los Obispos con el Papa. ¿Hubo un Colegio de los Apóstoles, presidido por Pedro, que fue sucedido durante siglos por el Colegio de los Obispos, presidido por el Papa? ¿O esto es una ficción jurídica y cada Obispo sucede a uno de los Apóstoles, agotándose sus relaciones sólo con el Papa? Esta discusión teológica tendría efectos muy graves en temas prácticos, como son la autonomía de cada Obispo, la unión entre todos ellos y su participación en el gobierno de la Iglesia, con la posible creación de un Consejo Episcopal, una especie de Parlamento de los Obispos, siempre en subordinación y colaboración con el Papa, para vigilar y controlar a la Curia de Roma. Los Cardenales y Obispos conservadores rechazaron la colegialidad jurídica: hay una colegialidad espiritual, fraternal, así se ve en los Hechos de los Apóstoles, pero la innovación de considerarla jurídica era peligrosa tanto para el poder del Papa como para la autonomía de cada Obispo.

El último gran tema discutido en el esquema fue el de los diáconos: fueron muy importantes, como se ve en los Hechos de los Apóstoles, pero su función fue decayendo, acabando en un paso previo a la ordenación sacerdotal. ¿Vale la pena volver a darles un gran papel en la Iglesia, incluso admitiendo a varones virtuosos casados?  

El día 30 de octubre hubo votaciones orientativas sobre estos temas. Hubo casi unanimidad a favor de la sacramentalidad de la ordenación episcopal ("grado supremo" del sacramento del orden). Se votó la existencia del Colegio episcopal (95% de votos favorables), la necesidad de darle más poder (90%) y su existencia de Derecho divino (85%). En fin, la necesidad de volver a dar importancia propia al diaconado obtuvo un 75% de votos de padres conciliares. A partir de estas votaciones era preciso elaborar la propuesta definitiva de Constitución, que quedó pendiente para la sesión de 1964. Días después se votó favorablemente sobre la necesidad de que los Obispos no fueran vitalicios sino que se jubilaran a los 75 años. Por su parte, Pablo VI tuvo el gesto de renunciar a 50 competencias que hasta ese momento los Obispos debían solicitar año a año a Roma y que, desde entonces, quedaron en su jurisdicción.

Curiosamente, uno de los temas más polémicos fue si había que hacer un esquema propio sobre la Virgen María, como estaba previsto, o si era mejor integrarlo en el esquema sobre la Iglesia, por ser madre de los cristianos y la primera de las creyentes. Hubo una tremenda discusión, con propaganda exterior a favor de la separación de esquemas (tesis conservadora) o de la integración (tesis progresista), ganando al final los segundos por poquísimos votos.

...

Aparte de esto, se siguió trabajando y se aprobó definitivamente la Constitución sobre la liturgia. Tras dudas sobre si la lengua vernácula podía usarse sólo en algunas partes de la Misa (por ejemplo, manteniendo el latín en la consagración), se optó por permitirla en su integridad. También se aprobó la concelebración de la Misa y la Comunión de los laicos bajo las dos especies, entre otras novedades. Curioso: pese a las grandes discusiones que este tema había originado, dentro y fuera del Concilio, al final se aprobó casi por unanimidad. En la ceremonia de conclusión de la sesión el Papa Pablo VI pudo firmar este documento.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Jesús de Medinaceli

Voy a Misa a la Basílica de Jesús de Medinaceli para dar gracias por todo lo bueno del verano y pedir ayuda para el curso que ahora empezamos.

Enorme susto. De camino hacia allá voy meditando en la historia de Job, el hombre piadoso, rico y sano a quien Dios permitió que el diablo le quitara todo, para poner a prueba su fe. Y, en la homilía, el sacerdote menciona esa historia y esa reflexión. Temerosa casualidad.

Me emociono en la Comunión: la soprano y el órgano entonan el Panis angelicus.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Congreso

Paso frente al Congreso de los Diputados.

Vísperas de otoño caliente: la Policía ha hecho una muralla de vallas. Basta con mover unas pocas para que los coches y los peatones no se puedan acercar al Parlamento.

Vísperas de otoño frío: los policías jóvenes charlan, todos van en camisa, salvo uno bajito que ya lleva el jersey de manga larga.