lunes, 31 de octubre de 2011

Milagro, Bankinter, okupas, Halloween, funeral, polilla

Milagro en Madrid: a finales de octubre sigue habiendo pájaros que cantan en la madrugada.

Me hace gracia la propaganda del banco Bankinter: "La vida se paga en euros, no es cuberterías" (es decir, que por tus depósitos no te darán regalitos sino más interés).

Voy a ver (por fuera) el hotel okupado por los indignados, a pocos metros de la Puerta del Sol. Fuerte olor a marihuana. Por la puerta principal se ve la elegante escalera de entrada, llena de carteles. El portero okupa me invita amablemente a visitar el hotel liberado, pero no me atrevo.

Gente vestida de Halloween por Madrid: cuando un pueblo olvida sus tradiciones tiene que copiar las del vecino.

Misa entre semana, hay un funeral. Los familiares (no practicantes) se empeñan en ponerse en primera fila: se sientan cuando los demás nos arrodillamos, se arrodillan cuando los demás nos ponemos de pie, se ponen de pie cuando los demás nos sentamos.

Al llegar a casa veo una polilla contemplando el atardecer por la ventana. Mi primera reacción (compasiva) es abrir para que se vaya, pero al final la mato de un limpio periodicazo. Según se desploma me acuerdo del post de Alemamá.

martes, 25 de octubre de 2011

24 de octubre en Madrid

Ayer, 24 de octubre, fue un día extraordinario en Madrid. Tras un octubre muy caluroso ayer diluvió, hizo frío y un vendaval agitó los árboles. Viví todo el día asombrado, como un niño que viera el otoño por primera vez.

Me dio pena que se pasara un día tan extraño y que lo olvidáramos. Deseé que alguien escribiera una novela, toda ella en Madrid en el día de ayer. No ocurriría nada especial, nada más que las mil cosas normales que hubo ayer en mi ciudad. El libro empezaría de madrugada, cuando ya llovía fuerte, y acabaría por la noche, cuando el cielo aclaró. Soñé que era una novela muy buena, un gran éxito, como si dijéramos A quemarropa, de Truman Capote, o El viejo y el mar, de Hemingway, de tal forma que ya para siempre el día de ayer quedara en la memoria de toda la gente. Se trataría, sí, de que incluso los que no estuvieron ayer en Madrid vieran el 24 de octubre de Madrid.

(Sí, me acordé de un caso igual, cuando el escritor español Andrés Trapiello escribió uno de sus diarios. Contaba que una tarde del día 31 de diciembre los dos hijos estaban especialmente pesados, así que su esposa le pidió que se los llevara para poder preparar la Cena de Nochevieja. Él tuvo la ocurrencia de llevarles a remar al parque del Retiro, no había nadie en el parque, no había nadie remando, todo era extraordinario, él les pidió a los chicos que se fijaran bien en todo porque recordarían esa tarde extraordinaria el resto de sus vidas. Yo también la recuerdo porque la vi como si hubiera estado allí, y es que él consiguió juntar en mi cabeza recuerdos independientes (el parque vacío, la excepcionalidad de las tardes del 31 de diciembre, el frío, el lago, el año que se va) como si fueran uno solo, vivido)

El momento más poético del día de ayer fue cuando dejó de llover y puse la lavadora y luego tendí la ropa. "Voy a jugar a que tengo un patio atrás de mi casa y que tiendo allí y que se ha estropeado la bombilla del patio". No encendí la luz, sobre las cuerdas había una vaga iluminación que venía de otros pisos, pero en la habitación en que la que estaba la ropa húmeda todo era tiniebla, las prendas más pequeñas las tuve que buscar a tientas, como si estuviera en ese patio que no existió más que el 24 de octubre en Madrid.

viernes, 21 de octubre de 2011

ETA

Ayer ETA anunció el "cese definitivo de su actividad armada". ¿Fue el final de la tragedia o un engaño más? El tiempo lo dirá.

Es importante que esto sea sin condiciones, que lo dejen pase lo que pase en el futuro. Pero en su discurso pidieron "el reconocimiento de Euskal Herria y el respeto a la voluntad popular" y exigieron "un proceso de diálogo directo" con "los gobiernos de España y Francia". ¿Qué pasará si no hay ni una cosa ni la otra? Ayer no se anuncio la disolución, por lo que se supone que ETA sigue existiendo, vigilando. Tampoco ha dicho que vaya a entregar las armas, necesarias para vigilarnos.

¿Qué va a pasar con los etarras condenados o pendientes de juicio? ¿Qué va a pasar con los crímenes que aún investigaban la Justicia y la Policía? Si a una mujer le mataron a su padre de un tiro en la cabeza, si a la hija de un hombre le cortaron una pierna con una bomba, esa mujer, ese hombre, tienen derecho a que se les haga justicia, a que se aplique la Ley. Si el Estado cierra los casos y suelta a los presos ¿ese hombre, esa mujer, podrán seguir viviendo entre nosotros?

Ayer todos los políticos (salvo UPD) se apuntaron a la opción optimista: es un hecho histórico, el final de la tragedia. Sólo el tiempo dirá si son gente muy inteligente o lo peor de nuestra Historia.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Mazurca para dos muertos

Leo la novela Mazurca para dos muertos, del escritor español (gallego) Camilo José Cela.

"Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva ya mucho tiempo borrada".

La novela no tiene capítulos, no tiene partes. Durante muchas páginas no hay historia (planteamiento, nudo, desenlace), van ocurriendo cosas que no tienen relación entre sí, no hay un problema que resolver, la narración va adelante y atrás. Ocurre algo que ya nos contó hace varias páginas y que volverá a contar después. No acabamos de entender la relación que hay entre los personajes, un poco planos. Sin embargo, seguimos leyendo por la calidad maravillosa del estilo de Cela, como siempre en sus novelas.

... "oigo cantar de nuevo al mirlo pero su canto es diferente y no del todo afinado y armonioso, es un poco triste y opaco, parece que sale de la garganta de un pájaro fantasmal, de un pájaro enfermo del alma y de la memoria, pudiera ser que el mirlo estuviera más triste y desilusionado"...

De repente la novela se adapta a las reglas clásicas, la narración se vuelve lineal, en un tiempo concreto, el inicio de la Guerra Civil española en varios pueblecitos de Galicia. Surge un planteamiento (matan injustamente a dos hombres), un nudo (sus familiares deciden vengarles) y un desenlace (la venganza, al final del libro). El lector agradece esta ortodoxia. Los personajes siguen siendo planos y el lenguaje perfecto, con palabras prestadas del gallego.

"Llueve abondo sobre los pecadentos y los virtuosos, los sabidentes, los inocentes y los corrientes, nosotros, los leoneses y los portugueses, los hombres y las mujeres"...

lunes, 17 de octubre de 2011

Liga: 8ª jornada

Segunda División. Mi equipo, el Deportivo de La Coruña, ha entrado en un juego siniestro, consistente en perder casi siempre que va a un campo contrario. Esto ha ayudado a que dos equipos, el Hércules y el Sabadell, ya se hayan despegado del resto, lo que es muy grave para nosotros: sólo hay dos que suban automáticamente a Primera al acabar la Liga.

(Mi equipo perdió incluso contra el Alcoyano, 2-0. "¿Cómo, el Alcoyano sigue existiendo?" "Sí, existe y juega en Segunda" "Ah, yo creí que era un equipo desaparecido" "No, no, ya digo que nos ganó". Y es que hay en España un dicho muy popular, "tiene más moral que el Alcoyano", referido a alguien que no se rinde nunca. El origen parece ser un partido en el que en los minutos finales iban perdiendo 5-0 o 6-0 y el entrenador aún gritaba "¡¡vamos, vamos, que podemos ganarles!!". Ya se ve que con el Deportivo no les hizo falta tener más moral que el Alcoyano)

Primera División, con una jornada menos. Va volviendo el aburrimiento de todos los años, el Barcelona y el Real arriba, por este orden, sólo les resiste el Levante, un equipo mediano que no ha perdido un solo partido. Ojalá pueda estar muchas semanas ahí en medio, molestando a los otros dos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Desfile

Voy al desfile de la Fiesta Nacional.

En el camino veo parado un batallón de la Guardia Civil a caballo, en uniforme de gala. Están cambiando la herradura de uno de los animales: los de Madrid observamos esto con asombro.

Preside el acto el Rey Juan Carlos, que no está en su mejor momento: pasa revista a las tropas desde un coche y tiene cerca una silla, por si se cansa durante el desfile.

Lo más impresionante es cuando pasan los tanques grandes, los radares móviles, los misiles, los aviones; lo más simpático cuando salen los veteranos, gordos, sonrientes, y cuando desfilan los cuerpos de montaña, con sus esquíes, vestidos de blanco-nieve.

Los mayores aplausos se los lleva la Guardia Civil (una policía de naturaleza militar, con muchos actos heroicos en su historia, con muchos asesinados por la ETA) y la Legión y su cabra (a paso ligero).

Varios de los que desfilan son emigrantes sudamericanos, van tan serios como los soldados españoles.

Mucho calor.

lunes, 10 de octubre de 2011

Hacerse uno con

Me gusta mucho la expresión "hacerse uno con" otra persona. Significa que no sólo comprendes sus problemas o su situación, sino que llegas a identificarte con él.

El sábado me hice uno con los pobres. No me llevó a ello ni la caridad ni el buen corazón sino uno de mis estúpidos principios sociales. Al levantarme me di cuenta que me había quedado sin monedas, que sólo tenía un billete de 50 euros. Pensé en el gran problema que crearía a un comerciante si le pagaba 1 o 2 euros con el billete, me tendría que dar dos de 20, uno de 5, muchas monedas, se quedaría sin cambio, qué faena. Por ello, decidí no tomar café (1,20 €) en la cafetería, sino hacerlo en casa; no comprar el periódico (1,50 €) sino oír la radio. Cuando paseé por la tarde y tuve sed no me atreví a entrar en un chino a comprar agua (0,50 €), preferí aguantarme, y cuando tuve hambre no compré un bollo (1,50 €), esperé a la cena.

Igual que si hubiera sido un pobre sin dinero.

(Todo esto es una tonta extravagancia mía, pero se me ocurrió una forma de vivirlo seriamente: no tomar el café fuera de casa y meter 1,20 € en la hucha; no comprar el periódico y meter 1,50 € en la hucha; pasar sin el agua y sin el bollo y meter 2,00 € en la hucha; abrirla a fin de mes y echar todas las monedas en la caja de Cáritas de la parroquia)

viernes, 7 de octubre de 2011

Aviones

Un país arruinado es muy parecido a una familia arruinada: todo lleva al sentimiento de culpa y al enfado.

Voy por Madrid, cruzan el cielo varios reactores militares, ensayan el desfile del próximo miércoles, Fiesta Nacional de España. Otros años me hubiera puesto contento, pero ayer me enfadé. "¿Cuánto cuesta este ensayo? ¿2.000 euros? ¿Era necesario hacerlo? ¿No se podrían emplear esos 2.000 euros en contratar a un profesor o en abrir un quirófano? En realidad ¿es necesario hacer este año el desfile? ¿Cuánto va a costar? ¿En qué se podría emplear todo ese dinero?"

Es muy importante distinguir entre familia (o país) pobre y familia (o país) arruinada. La familia pobre ingresa poco dinero, pero no pasa nada si gasta menos dinero aún. Nunca tendrá deudas, siempre vivirá sin agobios, en paz. La familia arruinada puede ganar mucho dinero, pero ha gastado mucho más de lo que ingresaba, da igual que ahora viva austeramente, carga con su deuda como quien carga con una cruz, en cualquier momento le pueden quitar la casa.

España es esa familia arruinada.

La familia pobre y la familia arruinada dudan si comprar una tarta de postre,
el país pobre y el país arruinado dudan si montar un desfile o si ensayarlo antes,
pero la familia pobre, si no toma tarta, está contenta porque sabe que llega a fin de mes,
mientras que la familia arruinada sabe que aunque prescinda del postre será incapaz de salir adelante.

lunes, 3 de octubre de 2011

Toros

Voy a una corrida de toros o, para ser exacto, a una novillada, con toros de poca edad y pocos kilos. Torean tres toreros jovencísimos, menores de 18 años, con mucha ilusión, con ganas de aprovechar esta oportunidad única: es posible que cuando sean toreros adultos no vuelvan a ser llamados a Madrid hasta que lleven muchos años de toreo.

El 2º torero, Gonzalo Caballero, es cogido por el toro 2º de la tarde, quien por dos veces le agarra con los cuernos, lo tira por el aire, lo patea. La segunda cogida es tan grave que la cuadrilla (sus ayudantes) lo agarran entre todos para llevarlo a la enfermería. Él se libra de ellos y, con molestias, vuelve a rematar la faena. El toro muere vomitando sangre y, al desplomarse, inunda las medias y las zapatillas del joven.

El 3º torero, César Valencia, es venezolano, hay mucha gente de su país animándole, con banderas. Es un chico muy valiente (una vez recibe al toro de espaldas, qué locura) y fino en sus movimientos. En el toro 6º el Presidente de la plaza está un poco demagógico y cede a la petición del público: le da la oreja del toro muerto, pese a que ha cometido varios errores (perder la muleta, estar demasiado tiempo, no conseguir matar a la primera).

(Y es que ya lo expliqué en un post muy bueno: las corridas de toros permiten la libertad de expresión, todo el mundo puede gritar lo que quiera, pero no son democráticas, el Presidente quita y da premios como le parece, diga lo que diga el público).

Después de morir cada uno de los 6 toros el torero dio la vuelta al ruedo. La gente les tira cosas (un abanico, una chaqueta, un rosario) que el maestro toca y vuelve a tirar al dueño (¡o a la dueña!). Pasa a ser una reliquia para guardar con mucha devoción.