lunes, 28 de enero de 2013

Souvenirs

Voy a la tienda de recuerdos para turistas extranjeros de la Puerta del Sol. Hay sobre todo dos temas: el baile flamenco y las corridas de toros. Aceiteras cuya asa son los cuernos del toro, abanicos del color del traje de las bailaoras, sangría para tomar en la plaza de toros, castañuelas para decir "olé", zapatitos negros de baile para tu sobrina de México DF, un cartel para poner tu nombre entre los toreros que han triunfado,... El colmo del kitch es la unión de ambas cosas: un torero toca la guitarra mientras el toro (a dos patas) baila una sevillana.

Sólo dos referencias culturales: alguna figura de Don Quijote y Sancho y un álbum de fotos del Museo del Prado.

En un mostrador, todo lo del Real Madrid: fotos de Iker Casillas y de Mourinho, una estatuita del estadio Santiago Bernabeu, camisetas blancas para poner tu nombre, un cenicero con el escudo, un salero con la foto de Sergio Ramos, un calzoncillo con la de Cristiano Ronaldo. Pero al girar el mostrador, oh dolor, la foto es de Messi, la estatuita del Camp Noy y la camiseta es blaugrana.

Lo que más me gusta es una figura maciza (45 €) de la fuente de la diosa Cibeles, tirada no por leones sino por dos toros bravos. Me acuerdo con mucho amor de los turistas argentinos con los que viajé a Marruecos, que gastaron miles de dirhams comprando locuras para el rancho de la Pampa y que hubieran sido felices con esta extravagancia.

jueves, 17 de enero de 2013

Viajeros

Hago un viaje largo en Metro por Madrid. A mi lado hay 8 asientos. Llevo la cuenta de lo que hacen los viajeros, tanto los del inicio como los que les van sustituyendo.

3 leen libros. Libros enormes, pesados, que han de ser sostenidos con las dos manos. ¿No sería más lógico llevar libros delgados, fáciles de manejar? Deduzco que son viajeros habituales -no como yo- y que no quieren estar cambiando de libro cada pocos días.

3 leen libros electrónicos, esos que son como pequeños ordenadores. Les admiro por lectores y por modernos, pues yo me he quedado anclado en los de papel.

Sólo 1 (una chica fea) lee un periódico. Hablo de uno de esos gratuitos, delgados y malos, que te dejan los dedos llenos de tinta. Nadie lee ni leerá uno tradicional, serio, ni tampoco en el resto del vagón. Quizá eso explique la crisis de la prensa española y los despidos de periodistas.

4 van pensando, sin hacer nada. Les quiero enseguida, son como yo.

5 (jóvenes y mayores) van tecleando muy deprisa mensajes en sus teléfonos móviles. Pese al "no juzguéis y no seréis juzgados", les odio: me parecen frívolos. Pronto recuerdo que algunos buenos posts que he leído fueron escritos desde esas maquinitas, según aclaraba su autor. Dejo de odiarles: quizá sean blogueros escribiendo posts.

domingo, 13 de enero de 2013

Termómetro

Tengo un misterio del Rosario en el que rezo por problemas de gente concreta. Es un termómetro de cómo va la situación, según haya más o menos nombres.

En los buenos tiempos, hace cinco o seis años, había como mucho 2 o 3 nombres: alguna enfermedad, algún ascenso pendiente, algún problema de pareja,...

En verano pasado (julio) llegó a haber 12 nombres. Imposible recordarlos todos: llevaba siempre una notita y al llegar a ese misterio la sacaba. El más exótico era un militar español en la Guerra de Afganistán, siempre en riesgo de muerte.

Ahora todo se ha calmado un poco: sólo hay 7 nombres (3 enfermedades graves, 3 problemas de trabajo, 1 desahucio por impago de alquiler).

miércoles, 9 de enero de 2013

Optimismo

Se me ocurrió un post para empezar el año, pero era triste y lo destruí.
La tristeza y el pesimismo son anti-cristianos. Nacen de dos defectos: no tener suficiente fe en la Providencia (cuidado) de Dios y dar mucha importancia a cosas que no deberían tenerla. Un cristiano serio vive confiado en Dios y –al mismo tiempo- entiende que aunque Dios permita un daño (como le ocurrió a Job), lo que se pierde nunca es imprescindible.
No es mi caso: por ahora soy pesimista pues no tengo suficiente confianza en Dios y tengo demasiado amor a las cosas. Pero al mismo tiempo soy optimista: algún día, con la gracia de Dios, todo cambiará.
Decidí empezar 2013 con optimismo.