jueves, 24 de abril de 2008

En Madrid

(Antes de coger el autobús)

Sobre un cielo azulísimo, varios aviones se cruzan, sus estelas forman enormes cruces blancas. Rezo.

En la marquesina el anuncio de una feria de las inmobiliarias para vender pisos en Colombia a los emigrantes colombianos.

(Ya en el autobús)

Un coche caro se para, y dos pijos se bajan. Se ponen a gatas en la acera y miran algo. El conductor pijo, muy enfadado, va al portaequipajes, saca un palo de hockey (¡¡¡¡), pega un golpe bajo el coche y una botella de cocacola, vacía, sale disparada hacia un paso de cebra por el que cruzaban varios inmigrantes.

La señora que conduce el coche, junto al autobús, va hablando por el móvil ("celular"). Ve venir al policía y lo tira junto al asiento, está prohibido. Como no quiere cortar la charla y le da miedo que vuelva el poli, se lo pone sobre el volante y sigue hablando, a gritos, para que le oiga la otra.

Un gato negro se pasea por el tejado de una casa bajita; esto es raro de ver, porque apenas hay casas bajitas.

Sube uno de mis Personajes del Autobús favoritos: una señora arregladísima, elegante, que resulta ser una de las cajeras del súper cercano a la oficina.

(Ya ayer, al atardecer, tuve una visión, premonitoria de que venían tiempos estéticos:)

En una casa antigua, mientras se pone el sol, una joven china mira a la lejanía, tras la reja de la ventana. ¿Es una princesa imperial, exiliada en Madrid?

4 comentarios:

alejops dijo...

Así es, en Madrid se ve de todo. El autobús es una maravilla para contemplar la ciudad, un auténtico mirador urbano.
Tienes un blog muy bueno, enhorabuena
P.D.: hubiera pagado por ver la escena de la que tiró el móvil

Fernando dijo...

Querido Alejops:

Fue patética, mirando por el retrovisor si volvía el policia. Imagínate qué gritos empezó a pegar, que yo la oí desde arriba, desde el autobús.

Hasta pronto.

F.

Juan Ignacio dijo...

"Personaje de autobús favorito". Muy bueno eso.

Fernando dijo...

Querido Juan Ignacio:

Cuando se coge siempre la misma línea de autobús, más o menos a la misma hora, se acaba creando cierta familiaridad con aquellos otros viajeros que tienen tu mismo hábito. Esta mujer, adorable, entra más o menos a la misma hora que yo, y su súper está enfrente de mi oficina. Ojalá que sea feliz, ella. Luego, cuando a veces compro allí, me da verguenza pasar por su caja, me voy a pagar a otra.

F.