martes, 12 de mayo de 2009

Viejos en el balcón

Paso por la terraza (1) en la que en primaveras y veranos pasados quedaba con mi amiga, la enferma de cáncer. Ya no habrá terraza, ni este año ni ningún otro: ella murió hace meses, y yo no me voy a sentar solo.

Miro a una casa cercana, y ahí están los viejos, él y ella, sentados en su balcón. A mi amiga y a mí nos hacían mucha gracia: gordos, empotrados en el diminuto balconcito de la casa vieja, con los brazos al aire, él con la boina, ella con el pañuelo en la cabeza, hablando y hablando después de tantos años de convivencia, abanicándose con hojas de periódico, viendo pasar a la gente. Es posible, no sé, que mi amiga pensara lo que yo pensé algunas veces: “estos viejos reviejos están ahí en su balcón, pero algún año se morirán, mi amiga y yo seguiremos viniendo aquí pero ellos ya no estarán”.

Me equivoqué.

A lo mejor ellos se fijaron en nosotros, ibamos todas las semanas; a lo mejor se dijeron “esos dos que están ahí se creen que nosotros nos vamos a morir antes que ellos, pero nosotros vamos a aguantar más, que se jodan”; a lo mejor nos han echado en falta esta primavera, y al verme pasar el otro día se dijeran: “¡ya te lo dije yo!”.

((1) Terraza: en España, espacio de acera junto a una cafetería o bar, en la que en el tiempo de calor se ponen mesitas y sillas para uso de la clientela.)

5 comentarios:

Ramón_Lozano dijo...

Que estampa tan española: las terrazas de los bares y los balcones con ancianos como si estuvieran a la puerta de su casa del pueblo.

Lo siento por tu amiga, pero en buena lógica tu pensamiento tenía más posibilidades de cumplirse que los de la pareja del balcón.

saludos

Rafael G. Organvídez dijo...

Lo siento por tu amiga, Fernando. Descanse en paz.
Un saludo

hna. josefina dijo...

¡Qué cosa!
Siempre pensamos así... ¿no? Y después no siempre se da.
¡Saludos!

Fernando dijo...

Querido Ramón, todo ello tenía, tiene, el encanto de las estampas españolas de toda la vida. ¡Viva el verano, que nos hace salir de nuestras madigueras!

Querido Rafael, gracias, lo importante es la entereza con la que afrontó el asunto.

Querida hermana Josefina,tiene razón, uno se hace un orden lógico para morirse, pero luego la vida (y la muerte) nos dan sorpresas.

Juan Ignacio dijo...

Qué triste es la primera parte.