jueves, 28 de mayo de 2009

Kiko Argüello (III)

¿Viste cómo, al hacer una crítica sobre una película, advertimos al lector de que no siga leyendo, si tiene pensado ir a verla al cine? Pues, si estás pensando iniciar el Camino Neocatecumenal o ya estás metido en él ... ¡no leas el libro de Virginia Drake!!!!

La explicación es sencilla. Parece ser que el Camino es como una larga catequesis, que dura 20 o más años, que uno va realizando con una comunidad de una parroquia. Ese Camino se divide en tramos, en los que se trata de que uno sea más caritativo, mejor lector de la Biblia, más humilde, más desprendido, más espiritual, ... Al acabar cada uno de esos tramos se hace como un examen ("escrutinio"), en que se ve si uno está preparado para pasar al siguiente o ha de repetir, como los cursos del instituto. Así dicho puede parecer muy seco, pero todo esto se acompaña con una serie de ceremonias, de símbolos, de pruebas, de convivencias, de viajes, que el libro va narrando. Por ello, si lo lees y luego te metes en el Camino, pierde toda su gracia (exagero, claro): porque se supone que cada uno de esos pasos ha de ir siendo una sorpresa, algo nuevo para ti, como ocurre con el camino de la vida.

....

Para que no se haga aburrido, la autora va intercalando charlas con gente neocatecumenal, para dar un tono humano al libro. Periodista astuta, se recrea en tres asuntos en los que los neocatecumenales tienen opciones o perspectivas distintas no sólo de la gente no creyente, sino de la mayoría de los católicos, al menos de los católicos españoles:

-si en tu matrimonio hay violencia doméstica, si tu marido te pega (no salen casos de señores agredidos), tienes que aguantar, porque lo más importante es salvar tu matrimonio: Dios le acabará calmando.

-si te casas tienes que tener todos los hijos que Dios quiera, aunque no tengas mucho dinero, Dios ayuda siempre a salir adelante (y salen matrimonios jóvenes, de clase media-baja, que llevan 10 años casados y tienen 10 hijos).

-si eres homosexual Dios te puede hacer heterosexual y que te cases con una mujer (sólo se citan casos de chicos ex-gays) y seas feliz con ella; sólo en casos extremos (dicen los entrevistados) esto no es posible, y entonces Dios te ayuda a vivir casto.

Por supuesto, la autora logró su objetivo: todos los periódicos y radios, cristianos o anti-cristianos, hablaron del libro, con párrafos de los tres asuntos que acabo de citar.

9 comentarios:

Ramón_Lozano dijo...

No me extraña que la escritora lograra su objetivo con esos ejemplos. Es el principal problema de estas alternativas religiosas, que desvirtuan lo que podía ser un sentimiento religioso puro, bonito y constructivo personalmente.

Lo que has comentado en esos 3 párrafos, para alguien de fuera, suena retrógrado e, incluso, aberrante por la privación de total libertad al individuo que deberá someterse a una ideología que juzga lo que es bueno y lo que no.

Saludos

Juan Ignacio dijo...

Habría que ver cada punto con sutileza (cosa que el periodista que busca efecto no hace).

En el primer punto habría que aclarar que es "tienes que aguantar". Si se entiende por "no divorciarte", vale. Si es "quedarte sin hace nada", creo que no. En el primer caso es Doctrina de la Iglesia (matrimonio indisoluble). Y en eso no debería diferir Arguello de nadie que diga ser católico.

En el segundo punto la clave está en la frase: "Tener todos los hijos que Dios quiera". Puede ser una expresión muy profunda pero a veces se vulgariza. En ese punto la guía es la Humanae Vitae. Sólo serios motivos deben detener la procreación en la unión sexual. El campo de exploración es analizar qué motivos tiene cada uno si son justos o no. El motivo económico no es despreciable. Pero sí es buen punto el de confiar en la providencia para la sobrellevar parte económica y no tenerla como un freno.

En el último caso no creo que debiera haber sustanciales diferencias con lo que propone la Iglesia. Una cosa es la tendencia y otra el ejercicio. Tratar de curar la tendencia y evitar el ejercicio parece una línea adecuada.

Saludos.

Ramón_Lozano dijo...

Juan Ignacio, la homosexualidad no es ninguna tendencia que se pueda curar, porque no es ninguna enfermedad. Hace muchos años, décadas, que la homosexualidad abandonó los libros de psiquiatria. Y fue gracias a los americanos, a pesar de lo conservadores que son en aspectos morales.

Probablemente tengo un problema, y es que no comparto en absoluto ninguno de esos tres párrafos, pero también debo decir que mi punto de vista es muy poco religioso. Qué se le va a hacer.

Fernando dijo...

Querido Ramón, ya viste la astucia de Virginia Drake al tratar temas polémicos que fomenten las ventas. Sólo querría matizar a tu buen comentario que la fe no es "ideología", es fe, se cree en lo que se cree porque se cree que Dios es el que lo ha revelado. En fin, me parece que Juan Ignacio, en su comentario, trató con delicadeza y respeto el tema de la homosexualidad, reiterando la doctrina de la Iglesia (lo digo por tu 2º comentario, que también agradezco mucho).

Juan Ignacio, te diré que en el 1º tema, el de la violencia doméstica, tu opinión sería la que tenemos muchos católicos: debes mantener tu matrimonio pero probablemente, si el problema se mantiene en el tiempo, debes pedir la separación, incluso la canónica, y no poner tu vida en peligro, eso está por delante de tu matrimonio, creo. Respecto al 2º, el de los hijos que Dios quiera, hay que decir que esta gente juega con ventaja, pues si se ven muy apurados con sus 10 hijos, otro hermano del Camino les echa una mano para llegar a fin de mes, cosa que quizá no ocurra en una familia ajena a cualquier movimiento.

Natalio Ruiz dijo...

De acuerdo con los 3 párrafos de Juan Ignacio.

Hay mucho para pensar y trabajar en la frase: "los que Dios quiera", que no es otra cosa que la aplicación del "hágase Tu Voluntad" (fiat voluntas tua). Creo que ahí está la clave de los tres temas.

Respetos.

Natalio

Juan Ignacio dijo...

Hola. Para hablar del tema que plantea Ramón, quisiera aclarar que yo hablé de tendencia y ejercicio. Esas dos cosas sí existen y son muy distintas. Puede existir la primera y no la segunda.

En cuanto a si la tendencia es "enfermedad", yo conozco estudios psicológicos que dicen que sí es una tendencia desordenada. Al respecto, hago el enlace a una página en donde se cita un documento de la Asociación Médica Católica, "Homosexualidad y esperanza", y los trabajos del psiquiatra no católico holandés Aardweg (link)

Allí mismo se puede leer a propósito de los norteaméricanos:

El cambio en la consideración de la homosexualidad, de trastorno psicopatológico a mera condición sexual alternativa, se ha debido más a las presiones de los influyentes lobbys gays, que a nuevas evidencias científicas. Fue en 1980 cuando estos grupos consiguieron una de sus mayores "victorias", al lograr que la Asociación Americana de Psiquiatría retirara la homosexualidad del manual de trastornos comportamentales (Diagnostic and Statistical Manual). Está claro que no se trató de una decisión tomada por motivos científicos; y prueba de ello es que en la tercera edición del citado manual se ha llegado al absurdo consenso de afirmar que la homosexualidad es un desorden sólo cuando no es querida por el sujeto (págs. 281-282). Una solución bastante ridícula, ya que hace depender la consideración de la tendencia homosexual de la percepción subjetiva de quien la padece. ¡Si te parece bien tu homosexualidad, entonces no es un trastorno; y si te parece mal, entonces sí! ¡¡Todos contentos!!Pero aunque hoy las personas y la misma Iglesia puede y debe valerse de los avances en medicina y psicología, sin llegar a ellos es claro que se puede obervar una "desviación".

Las palabras que usamos quizás debamos precisarlas, pero la idea está.

(Perdón lo extenso)

ALMA dijo...

Fer, he estado pispeando tus post desde mi oficina, donde paso demasiado horas trabajando y desde donde no puedo entrar para dejar comentarios.

Me ha encantado el debate interesante que se ha planteado, sobre el libro que estás comentado.

Con respecto al post (II) opino que la presencia de Dios es una cuestión de fe, pero a veces me ha pasado en determinados lugares (que no son un templo), por su belleza, por su silencio o por otra razón he pensado: aquí está Dios y he sentido su presencia...y esta situación la razón no la entendería, pero la acepta sin buscar la raíz del tema.

En cuanto al post (III)me quedé helada cuando comentas que no lea el libro de Virginia. Luego entendí el porque.

En cuanto a "aguantar" la violencia doméstica, discrepo totalmente, porque si lo vemos desde la religión, para esos casos existe la separación como muy bien se explicó en los comentarios y si damos pié a "aguantar" en post de sostener lo insostenible, no se está contribuyendo a aumentar la triste estadística de mujeres muertas por sus maridos? Creo que uno debe tratar de salvar el matrimonio, pero también de salvar la vida.

En cuanto a los hijos, cuando hice el curso de preparatoria para el matrimonio, el sacerdote ( que es un Obispo) me explicó las distintos métodos aceptados por la iglesia para el control de la natalidad. Yo creo que uno puede tener todos los hijos que Dios nos mande, pero en la realidad: puedo? tener todos los hijos que Dios me manda? puedo alimentarlos, educarlos, cubrir sus necesidades básicas? Mi físico "aguanta" tantos partos?. Yo personalmente creo que Dios no se va a enojar si yo de alguna manera pongo control a la natalidad, en el seno de mi hogar, y tal vez a Dios le duela que yo tenga a sus hijos descalzos, hambreados y sin educación.

En cuanto a la homosexualidad opino que cada cual es libre de elegir su conducta íntima, siempre y cuando no moleste o traiga inconvenientes a tu semejante, a tu hermano. La fe creo pasa por otro lado y no por la alcoba de cada cual

Gracias por el espacio, Fer, me extendí demasiado.

Un beso

Fernando dijo...

Queda aclarado, Natalio.

Gracias por el comentario, Juan Ignacio. No conocía los textos que traes, y que son bien interesantes. Siempre tuve conocimiento de oídas sobre esa polémica científica, y los textos que traes son bien clarificadores. Gracias.

Querida Alma, al menos en Esaña la Iglesia condena fuertemente la violencia doméstica (que aquí es un tema muy sensible), y ha hecho casas de acogida para mujeres maltratadas. Creo que la clave es lo que tú dices: salvar tu matrimonio es importante, pero aún más lo es salvar la vida. En España ha habido excesos por los dos lados: un marido que levanta la voz a la mujer, ella le denuncia y le procesan a él por violencia doméstica.

En cuanto al tema de los hijos, ya dije que los neocatecumenales jugaban con ventaja, pues se ayudan unos a otros. En España hay familias que ganan 800 € y sólo la hipoteca o el alquiler te cuestan 600 €, eso no te da mucha libertad, creo.

elias dijo...

Ningún católico auténtico "obedece" sin libertad. Lo hace firmemente persuadido que su Dios, en quien confía plenamente, le va a ayudar. Nadie confía de repente, la confianza es fruto de la experiencia y de la amistad con Dios. Cuando experimentas en un sinfin de ocasiones, muchas de ellas dramáticas, que Dios ha puesto su mano y te ha librado de todo aquello que te hacía sufrir, la FE aumenta y no te cabe la menor duda de que Dios es un Dios todo AMOR y que en todo aquello que la gente se hunde, tu sales victorioso gracias a Él. Pero el creer en Dios es toda una aventura ESTUPENDA.
En el tema de la natalidad, es toda una liberación para el creyente NO TENER MIEDO A ENGENDRAR Y CRIAR HIJOS, los que venimos de familias supernumerosas lo sabemos bien, al igual que sabemos que no hay matrimonio que no se pueda levantar cuando se ama de verdad, no "aguantamos", decidimos libremente AMAR CON TODAS LAS CONSECUENCIAS, porque no nos va a faltar la ayuda de Dios.
No soy del grupo de KIKO, solo católico.