domingo, 24 de mayo de 2009

Kiko Argüello (I)

Comienzo el libro de la periodista española Virginia Drake sobre Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal. Aunque se presenta como una biografía, en realidad trata de la historia y de la actualidad del Camino. Pronto veo que es un libro escrito por una señora que no es kika, pero sí respetuosa con esta gente, para lectores que ni somos kikos ni sabemos mucho de teología.

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El libro tiene el acierto de empezar hablando no del Camino, sino de otras gentes que en la España de los años 60, justo después del Concilio, montaron movimientos similares. Se partía en todos ellos de la evidencia de que la vida de muchos católicos era falsa, de mera Misa dominical, sin más, y que era preciso recuperar la práctica de los primeros siglos de la Iglesia, en que la gente recibía los sacramentos (y, en particular, el Bautismo y la Comunión) tras un proceso, tras un camino, con sus fases y sus dificultades, en cuyo final ya se estaba preparado para tan importante paso. Se citan en el libro textos del Concilio que dieron pie a esta reflexión.

Y, sin embargo, tras hablar de ellos, la autora añade que todos esos movimientos fueron muriendo, y sólo uno, el Camino Neocatecumenal de Kiko Argüello, salió adelante y tuvo éxito. ¿Por qué? La autora -que, insisto, ni es teóloga ni escribe para teólogos- aporta dos respuestas:

-porque los otros movimientos que cita fueron rebeldes a la jerarquía y a la enseñanza de la Iglesia (negando el bautismo de los bebés y la Comunión a los niños, siendo curas obreros pese a la prohibición del Arzobispo de Madrid), mientras que los neocatecumenales se sometían a las instrucciones de los Obispos, primero, y del Papa, después.

-porque los otros movimientos dieron una enorme importancia a la lucha política y sindical en favor de los pobres, en la España del final del franquismo, mientras que el Camino se centró en la espiritualidad, en el apostolado, que es para lo que se supone que está un movimiento de este tipo.

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(La anécdota graciosa: a uno de esos curas cuyas comunidades se extinguieron el Arzobispo Morcillo le encomendó ser el capellán de los cubanos que venían exiliados a Madrid. La cosa no duró mucho, pues el cura les declaró que Castro le parecía un gran hombre y la revolución cubana un gran paso en la liberación de los oprimidos).

7 comentarios:

Rafael G. Organvídez dijo...

Bueno, Fernando, ya nos contarás. Un comercial que me visita -que pertenece al "Itinerario"- no para de invitarme a la lectura del libro que comentas.
A ver si le echo un vistazo.
Un saludo

Juan Ignacio dijo...

Interesante...

Fernando dijo...

Rafael, anímate a leerlo, es realmente interesante, incluso para alguien como yo que no sabe nada de teología.

Gracia, Juan Ignacio.

Juan Ignacio dijo...

Acá sí esperamos más, no con esperanza infundada, sino porque vemos que dice "(I)".
Saludos.

Ramón_Lozano dijo...

Qué poco avispado el cura que ensalzaba la Revolución cubana ante los exiliados. De neocatecúmenos y otros itinerarios religiosos poco sé, pues de eso no se estudia nada en el colegio. Por eso a veces pienso que tendría más lógica impartir una asignatura de Historia de las religiones que Religión. Se tendría un concepto mucho más amplio de la religión y unas nociones históricas y culturales de las que se carece en la actualidad.

Saludos

ALMA dijo...

Fer, eso dijo el Azobispo Morcillo? juaj!

Como se llama el libro? tal vez aqui no se haya editado aún

Besito

Fernando dijo...

Querido Juan Ignacio, ya llegó el (II).

Querido Ramón, ahora nos puede sonar chistoso, pero cuando yo era niño -hace 40 años- se oían este tipo de cosas. Y no creas que yo conozco mucho a esta gente, por eso leo el libro: porque es una realidad muy importante de la Iglesia, al menos en España, que hemos de conocer bien.

Querida Alma, el pobre Arzobispo Morcillo era un hombre de la Iglesia de Pío XII, que tuvo que lidiar con los efectos del Concilio en una diócesis tan problemática como Madrid. No creo que el libro esté aún en la Argentina, en España esté recién editado, y además, por tus comentarios y los de Juan Ignacio, intuyo que el Camino no tiene mucha gente en vuestro país.