Querida Alemamá, querido Juan Ignacio, queridos españoles que pasáis del furbo:
Sabed que ¡¡¡España ha llegado a la final de la Eurocopa!!! Esto es un notición, porque en toda la Historia sólo lo habíamos logrado dos veces: antes de que yo naciera (contra la URSS, ganamos) y hace muchísimos años, cuando yo aún era joven (contra Francia, perdimos). Para mí siempre ha sido un misterio cómo es posible que en España haya habido grandes equipos y grandes furbolistas y en cambio la selección nacional nunca haya hecho nada digno: ni en la Eurocopa ni, mucho menos, en el Mundial.
Sabed que el jueves, el día que ganamos a Rusia, una multitud de jóvenes invadió el centro de Madrid, el paseo de Recoletos, el del Prado, todo el mundo feliz. Se subieron a las fuentes, algunas de la época de Carlos III, y empezaron a dar botes, medio desnudos, y a desviar los chorros de agua: casi logran lo que no lograron ni Napoleón ni la Guerra Civil, destrozarlas.
Coincide este júbilo con dos noticias impactantes: ayer, viernes, el Parlamento regional del País Vasco dio el primer paso para convocar un referéndum de independencia, y la inflación llegó al 5%, cosa que no ocurría desde 1994, cuando estaba el anterior gobierno socialista. Supongo que si estas cosas ocurren en Argentina o en Chile, de inmediato la Honorable Presidenta de la República convocaría a ambas Cámaras, que se reunirían en sesión permanente. Aquí, los Reyes y medio gobierno se van mañana a Viena, a ver la final contra Alemania, y toda nuestra preocupación es encontrar la bandera en el baúl, y comprar unos packs maravillosos que venden en los súper, para la ocasión: incluyen patatas fritas, ganchitos, cocacolas y cervezas; el güisky lo pone cada uno.
Sabed que la gran discusión que hay en España no es sobre si conviene que juegue tal o cual jugador, o si es mejor esta táctica o la otra. No: la gran discusión es si puede ir al partido el presidente Zapatero o no, por su fama de gafe. Esta discusión no es de risa, sino seria: la gente, tan ilustrada, tan agnóstica, tan leída, realmente cree que si va él, traerá mala suerte a la selección. Por eso, se ha montado en internet una recogida de firmas para pedirle que lo vea desde Madrid, porque si perdemos mañana frente a Alemania, él será el culpable.
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3 comentarios:
¿Seremos sus herederos los chilenos? jeje, ¡cómo me he reído! si acá también el orgullo nacional y los excesos por cualquier nadería deportiva pasan a ser asuntos de estado.
¿De dónde sacaste que paso del fútbol? ¡jamás! me gusta pero -salvo cuando juega nuestra selección- no suelo abanderizarme por nadie en especial, por lo que caso invariablemente termino apoyando al más débil, por lo que siempre pierdo. Yo iba por los rusos por esa razón. Mañana, no sé, pues mi yerno es alemán, mi nieta también, viven allá, etc, pero mi hijo Felipe, que es fanático del balompié va por sus ídolos españoles. Es fanático del Madrid.
Yo creo que va a ganar vaya Zapatero o no, pero anda que y si pierde!!
Pensé en cosas cómo las que dijo Alemamá.
Conociendo a nuestra madre (patria) los argentinos podremos entendernos un poco más.
Y yo también veo los mundiales.
Uh, debo irme, me quedarán dos posts arriba sin leer.
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