viernes, 14 de enero de 2011

Luz del mundo (II)

II- El pontificado

(Algo divertido: en la traducción española el periodista llama a los años del pontificado la "era benedictina")

Se recuerda en el libro que los primeros años de Benedicto fueron tranquilos, había una simpatía general hacia el nuevo Papa. Eso se fue torciendo poco a poco, lo que a Benedicto le parece natural: "Si sólo hubiera habido aceptación debería haberme preguntado con seriedad si realmente estaba anunciando el Evangelio en su integridad" (lo que me recordó un viejo post).

El primer tropiezo vino (en 2006) con el discurso en la Universidad de Ratisbona, manipulado para irritar a los musulmanes con el Pontífice en vísperas del viaje a Turquía. Vino después el escándalo (igualmente hipócrita) por el breve Summorun Pontificum, que facilitó el uso de la liturgia de Trento, y que -admite Benedicto- quizá no fue bien explicado a la opinión pública; y el numerito por sus declaraciones sobre el preservativo y el SIDA, en el viaje a África (2009), que a él le dolieron especialmente pues no hay nadie en el mundo que haga más por estos enfermos que la Iglesia Católica.

El libro dedica gran atención a la siguiente crisis (2009), el levantamiento de la excomunión a cuatro Obispos de la fraternidad de Lefebvre y el escándalo porque uno de ellos, Williamson, negaba el Holocausto nazi. De lo primero aclara el fundamento jurídico, que de ningún modo era -como se dijo- que el Vaticano disculpara su rechazo del Concilio; de lo segundo detalla la manipulación que hubo, pues la entrevista maldita no se hizo pública hasta que era oficial el levantamiento de la excomunión (una trampa a la Santa Sede, pues).

En fin, Benedicto afronta valientemente el grave tema de los sacerdotes y religiosos pederastas (2010). Sin restar importancia al asunto, aclara que el % de clérigos afectados es mucho menor que entre los hombres casados, y da una idea que me gustó: la culpa de esta barbaridad no es del celibato, sino (al revés) del relajamiento de la disciplina, del aire libertario que se introdujo en la Iglesia por contagio de Mayo de 1968. A este respecto, cuenta su entrevista con uno de los Obispos afectados, el de Dublín, que le explicó que desde 1960 en su diócesis dejó de aplicarse el Derecho Penal Eclesiástico, "imperaba la consciencia de que la Iglesia no debía ser más Iglesia del Derecho, sino Iglesia del amor, que no debía castigar. Así, se perdió la consciencia de que el castigo puede ser un acto de amor".

No todo son recuerdos amargos, claro: hay páginas felices sobre los viajes del Papa, la integración de los anglicanos, las tres Encíclicas, los Años Paulino y Sacerdotal y la publicación de Jesús de Nazaret.

5 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

A pesar de que leí aún poco, he leído lo que comentaste aquí. Me parecieron muy buenas aclaraciones, reconocimientos, etc.

AleMamá dijo...

Buen aporte. Gracias

Fernando dijo...

Benedicto no esquiva ningún tema, Juan Ignacio, nunca dice "un Papa no se rebaja a hablar de eso", y si la Santa Sede no ha explicado bien un asunto lo reconoce. Es un Papa valiente, gracias a Dios.

Gracias a ti, Alemamá.

Andy dijo...

Fernando, me sumo a AleMamá para darte las gracias.

Ya te digo que estoy saturado de lecturas, actualmente una de Ratzinger, su Escatología, y entre eso, las que tengo pendientes y los trabajos de clase...

En fin, lo dicho, gracias a ti me estoy haciendo de una idea en condiciones del libro.

¡Buen domingo!

Fernando dijo...

Lo primero son los estudios, Andy, con el nivel teológico que estás logrando te será muy fácil leer este libro cuando te pongas a ello.