miércoles, 29 de diciembre de 2010

Navidad en Madrid (y II)

Como todos los años, voy a la basílica de San Miguel (del Opus Dei) a visitar su belén. Está bien, es agradable, tiene el detalle de tener en un rincón a San Josemaría Escrivá; pero yo echo de menos la montaña que ponían antes, en una cueva estaba el portal de Belén, en otra la expulsión de Adán y Eva, más allá la huida a Egipto, acá el sepulcro de Jesús tras la resurrección y -arriba de todo- la crucifixión. Con estos elementos, por muy burro o ateo que fuera uno, no podía dejar de vincular Belén con toda la historia de la Salvación.

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Voy contento y relajado por la calle. La gente lo nota y me hace preguntas: dónde está el Rastro, dónde está el Palacio Real, por qué tarda tanto en venir el autobús Circular.

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Como todos los años, espero con ilusión la gran Misa de las Familias, convocada por el Arzobispado y organizada por los neocatecumenales de Kiko Argüello. Este año, no sé por qué, no ha sido el domingo de la Sagrada Familia sino que lo será el próximo, el 2 de enero.

4 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Te das un paseo por todo los carismas, Belén del Opus, misa de Argüello...

AleMamá dijo...

Describes un belén muy lindo. Ojalá lo mantengan.

El mío este año pretendió ser especial, y terminé con un deslucido desparramo de bueyes, reyes, pastores y la Sagrada Familia sobre una mesita. Mal....

Saludos

Fernando dijo...

El cuadro se completa con esto, Juan Ignacio: me confesé con los jesuitas y me peleé, de nuevo, con los frailes vecinos. ¡Viva la pluralidad de la Iglesia!

Seguro que es bien bonito, Alemamá, y que a tu familia le ha encantado, seguro.

Juan Ignacio dijo...

Ja, ja.
Feliz año nuevo.
Un abrazo.