Hace mucho tiempo hice un post en el que explicaba mi admiración por la gente que está en primera línea en la batalla moral de la sociedad: los médicos y las enfermeras a los que se anima a hacer abortos o a repartir la píldora abortiva, los profesores de los colegios públicos, los jueces que han de aplicar Leyes injustas, los padres con hijos adolescentes, los sacerdotes, los periodistas, ... Por el contrario, mi caso era y sigue siendo plácido: trabajo en una Administración (o, mejor dicho, en un departamento de una Administración) ajeno a esa guerra moral.
Ocurrió el otro día algo que pareció romper esto. Tuve una reunión en una sala a la que no suelo ir. Aburrido, me fijé en el escudo de la Comunidad de Madrid que la decora. Como el de muchas otras Comunidades, el escudo de Madrid lleva encima una corona, rematada por una cruz. No es un tema de confesionalidad, la pusieron ahí los socialistas, sino de tradición heráldica. Me fijé, pues, en el escudo, y me dí cuenta de un pequeño detalle: alguien había arrancado la pequeña cruz superior. No era creíble que se hubiera caído sola, el escudo está hecho en buen material. Sin duda, algún socialista había decidido, por su cuenta, anticiparse a la Ley de Libertad Religiosa de Zapatero.
Podría haberlo dejado pasar, pero decidí tomarme el tema en serio. ¿Qué me llevó a ello? Lo admito honestamente: el ejemplo peleón de los homosexuales. Si en el escudo de la Comunidad de Madrid hubieran incluido la bandera del arco iris, en homenaje a los gays; si un funcionario homosexual llegara y viera que su bandera ha sido arrancada del escudo oficial, ¿lo dejaría pasar? ¿Pensaría "qué mala suerte, qué cosas pasan, no vale la pena darlo vueltas?" No. Haría valer sus derechos, y derecho es que el escudo oficial tenga los elementos que dice la Ley, ni más ni menos.
La Directora competente me recibió muy amable.
"Se ha caído la cruz del escudo de la Sala de Juntas."
"Oh, que horror, no lo puedo creer".
"Así es; se ha caído, habría que arreglarlo, queda muy mal".
"Oh, qué horror, nadie se había dado cuenta, nadie me había dicho nada, tomo nota para repararlo, gracias".
"Gracias a ti".
Me fui contento, sintiendo que había pegado un pequeño tiro en la guerra moral que vivimos.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
13 comentarios:
Bien, buena idea y bien manejada (si me permites la humilde "aprobación").
Y la directora, ¿realmente lo sabría o no?
Ahí has estado!... A mi me pasa igual que a tí, que tampoco puedo pegar tiros en esta guerra, y estoy empezando a tener algo de "mono" :)
Me consuelo pensando que estamos en una guerra espiritual y que por lo tanto la trinchera no es geográfica sino que se manifiesta cuando menos lo esperas como te pasó a ti, Fernando.
Bueno y ya que empezaste ¡adelante y ojo avizor! Asegúrate de que restauran la cruz!
Yo soy de las que dice ese tipo de cosas, pero no siempre lo digo bien pues es como si me mostraran un trapo rojo y corneo.
Te felicito por tus tiros que parecen poca cosa ante los cañones de los organizados anticristos, pero el Señor lo tendrá en cuenta. Ya sabes, "el que me confiese delante de los hombres, yo lo confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos".
Saludos y sigue denunciando cosas así. Vale la pena.
Te felicito por tu gesto.
Puede parecer pequeño, pero es importante.
Un saludo.
Gracias (por lo que me toca)y por el ejemplo
Un saludo
O es muy buena actriz o estaba en la Luna, Juan Ignacio; yo votaría por lo 2º.
Yo soy vago, Esperanza, me alegro mucho de vivir fuera de la trinchera. Y, sí, vigilaré que cumple su compromiso, claro.
Ojalá tuviera valor para cumplir siempre la frase que citas, Alemamá: si todos fuéramos más valientes no ocurrirían muchas cosas que ocurren.
Gracias, Estaesnuestracasa.
Gracias, Kris Kevin.
Fernando, es un gesto muy noble y adecuado.
Lo que hace grande a las cosas son precisamente eso... los detalles.
Espero que nos cuentes si al final la cruz ha vuelto a su sitio o no... porque la respuesta de la jefa me parece un poco teatrera.
PD: Esto me ha recordado a "La esfera y la cruz" de Chesterton. Creo que le va muy bien a tu historia.
Un saludo.
Así es, Andy, la cruz se posa sobre una bola -el mundo- que a su vez se posa sobre la corona. Vi el escudo de Andalucía, sin corona sin bola sin cruz sin ropa el Hércules que lo adorna.
Ya te contaré si lo arreglan o no; supongo que sí, porque no es una ocurrencia mía, es la Ley la que lo dice.
Tienes mucha razón en haber hecho la comparación. Terrible situación aquella en la que los homosexuales, de pronto y por cualquier razón, tienen más voz que quienes no lo somos.
"Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa" yo lo sé, pero que bueno que lo has dicho.
Coincido con Andy en que, puesta negro sobre blanco, la reacción de la jefa parece un poco de cuchufleta, pero tú, Fernando, lo sabrás mejor que nosotros, que la tuviste delante.
Aquí en España son un ejemplo de defensa en sus derechos, Jorge, si todos fuéramos tan valientes como ellos todo iría mejor.
Ya veremos, Painted, parecía sínceramente consternada, veremos si cumple su compromiso, la Ley le obliga a ello.
felicitaciones! bien!
Gracias, Marta, eres muy amable.
Publicar un comentario