lunes, 18 de octubre de 2010

Caridad

Iba en el autobús muy cansado. Subió una señora mayor, fingí no verla, no le cedí el sitio. Al bajar, un pobre auténtico me pidió una moneda, le ignoré. ¿Cometí en ambos casos un pecado mortal contra la caridad?

En mi formación cristiana, en la adolescencia, se dio una importancia enorme al pecado mortal contra los mandamientos 6º (actos impuros) y 9º (pensamientos impuros). Llegamos a ser grandes casuistas en la materia. Si uno miraba sin darse cuenta no era pecado; si uno miraba voluntariamente era pecado; si uno miraba sin darse cuenta durante mucho rato (estaba pensando en otra cosa) no era pecado; si uno miraba voluntariamente pero sólo un momento y por curiosidad, muy deprisa, no era pecado, pero si tras la curiosidad uno mantenía la mirada entonces ya sí era pecado; si uno ... Se podía saber perfectamente, al minuto, si uno había cometido pecado mortal o no. En caso de duda se consultaba al confesor, que introducía aún más elementos de juicio: si uno miraba con intención de que fuera mera curiosidad y con ánimo de retirar la vista pero en medio le daba tortícolis y no podía girar la cabeza ...

Nunca hubo esta sutileza con la caridad. Estaba claro que si uno mataba a otro o le pegaba una gran paliza y le dejaba en coma o le robaba mucho dinero o decía contra él injurias terribles eran pecados mortales. Fuera de eso, nunca hubo el casuismo que con los mandamientos 6º y 9º. ¿Significaba eso que una persona normal nunca podía cometer un pecado mortal contra la caridad?


Y, sin embargo, hay un párrafo del Evangelio (Mt 25, 31-46) en que se nos dice que esto no es así. No es una parábola, una ficción, sino que es una profecía de Jesús, algo que realmente va a ocurrir en el Juicio Final, cuando se nos pedirá cuentas no del mal que hayamos hecho a los demás (eso se da por supuesto), sino del bien que hemos dejado de hacer: "tuve hambre y no me disteis de comer, estuve enfermo y no me visitasteis, ...". Aplicando los conceptos católicos, podríamos decir lo siguiente: conforme a este texto, un hombre que no ha hecho nada por los demás durante toda su vida y no se arrepiente de ello antes de morir muere en pecado mortal contra la caridad, es indigno de entrar en el Cielo, aunque siempre haya guardado escrupulosamente el 6º y el 9º mandamientos.

21 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Bien cierto lo que decís.

Se concentraban antes siempre en esos pecados. El pudor y la verguenza que reinaban en esos aspectos, quizás.

Como en todos los casos donde hay un ¿moralismo exacerbado? se esconde en ello una facilidad y una dificultad. Es más fácil encargarse de esos pecados (aunque no erradicarlos) con miles de disquisiciones y no enfrentar cosas que requieren mucho valor, como el amor al prójimo.

Por algo el primer mandamiento es el primer mandamiento y el segundo como el primero.

Kris Kelvin dijo...

Qué cierto todo lo que dices.

Me imagino que igual que en muchas ocasiones se nos pasan por alto algunos pecados, en otras podemos ver pecados donde no los hay.

A veces me olvido de lo importante que es el amor al prójimo

Un saludo

Fernando dijo...

Juan Ignacio, no quiero decir que los pecados contra el 6º y el 9º no sean importantes, pero parecía que bastaba con ir a Misa los domingos y no cometer ese tipo de pecados para ser un buen católico. Como tú dices, ello llevaba a una falsa facilidad, pues amar a los demás y ser consecuente con ello es, muchas veces, una gran cruz.

Así es, Kris, ese olvido es algo en lo que caemos todos, al menos yo, y luego en cambio tenemos un escrúpulo enfermizo con temas que no son tan importantes.

Andy dijo...

Es cierto Fernando.

No es que el 6· y el 9· no sean imnportantes, pero hubo una época (hasta hace muy poquito) que se demonizaba en exceso a la carne y el sexo y parecía que, no pecando en ese sentido, uno ya iba muy enfilado hacia el cielo.

Obviamente eso no es así, las cosas hay que verlas en su justo término y debemos redescubrir (porque siempre estuvo ahi) el valor teológico del cuerpo. Somos seres sexuados.
Los angelismos desencarnados han hecho tantísimo daño...

Por otra parte, ya nos lo dice el Señor "se resumen en dos, amarás a Dios sobre todas las cosas al prójimo como a tí mismo".
También pones Mt 25, 31-46. Aquí ya es clarísimo... no deja lugar a dudas.

Es cierto que a veces, al menos eso me pasa a mí, uno no sabe cómo ejercer bien ese amor al prójimo, porque cuando alguien me pide dinero por la calle pienso que será para drogas, que mejor donar dinero a la Iglesia o a alguna asociación benéfica que trate de rehabilitarlos, los alimente, los vista...

También es buena idea buscarse un hueco y participar en algún voluntariado... o ayudar bien en casa, ya que muchas veces tenemos a personas muy necesitadas de ayuda, consejo, aliento... muy cerca de nosotros, en nuestra propia casa, y no hacemos nada por ayudarles.

Fernando dijo...

Sabía que harías un comentario acertado sobre este tema, Andy.

La reflexión de tus dos últimos párrafos está muy presente en mi blog. ¿Qué significa la caridad en nuestra vida cotidiana? El post parte de eso: hay que ceder el sitio a las viejas, hay que dar limosna a los pobres de verdad (si podemos hacerlo), si fallamos en esas cosas concretas ¿cómo creer que amamos al Hombre, en abstracto?

San Pablo lo dice muchas veces y mejor que yo, ya lo sabes.

Marta Salazar dijo...

"¿Cometí en ambos casos un pecado mortal contra la caridad?", yo diría que no; pero... en lo que dices en el fondo del asunto TIENES TODA LA RAZÓN! esto es lo que vengo tratando de decirle a tanta gente en los blogs desde hace taaaaanto tiempo!

un sacerdote amigo mío dice que, cuando lleguemos al Cielo (Dios mediante, agrego yo) no nos preguntarán "fuiste a misa*?", sino nos preguntarán por las preguntas que sale en las Bienaventuranzas... (no me pidan que las copie aquí, mírenlas Uds. mismos)

muchos saludos!

* ir a misa ayuda, porque por ahí nos llega gracias; pero... si descuidamos la caridad, el amor... es lo que dice el Himno a la Caridad de San Pablo (después de esto que he escrito, seguro que algunos de tus lectores dirán que yo soy protestente, ja ja)

Esperanza dijo...

Fernando: Me ha gustado mucho el comentario de Andy a la pregunta que haces en el post.

Me gustaría recordar que una santa de la caridad para con los más desheredados(Madre Teresa de Calcuta) decía que podía realizar su misión de ayuda a los pobres porque todos los días estaba una hora adorando al Señor en el Sagrario, además de asistir a la Santa Misa... Es lo que tiene ser católicos: la Misa Y la caridad (o la oración Y la caridad) - la "y" va con mayúsculas.

AleMamá dijo...

He leido tu post y comentarios con atención....¡qué buen tema! me dejaste pensando en serio....

Para empezar desde el momento en que se tiene una genuina duda de si pecaste o no, ya no es mortal, pues una condición es el pleno consentimiento, o sea, sé que peco y lo hago EN MATERIA GRAVE. En ambos ejemplos no lo es, pero sí puede ser pecado venial voluntario que ya es doloroso para quienes son sinceros en su afán de buscar la voluntad de Dios como es tu caso.

Lo del énfasis en los pecados carnales desde el pensamiento para adelante es cosa del pasado en que muchas prédicas insistían en eso más que en otras cosas, pero eran tiempos de caridad institucionalizada mucho más que ahora también. Quizás sea una razón para pasarlo aparentemente por alto.

Las obras de misericordia siguen plenamente vigentes, y te las recuerdo para que las repasemos todos:

Obras de misiericordia corporales:

1. Dar de comer al hambriento
2. Dar de beber al sediento
3. Dar posada al necesitado
4. Vestir al desnudo
5. Visitar al enfermo
6. Socorrer a los presos
7. Enterrar a los muertos

Obras de misiericordia espirituales:

1. Enseñar al que no sabe
2. Dar buen consejo al que lo necesita
3. Corregir al que está en error
4. Perdonar las injurias
5. Consolar al triste
6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás
7. Rogar a Dios por vivos y difuntos

Hay muchos campos lejanos y cercanos para cumplir el precepto de la caridad.

Saludos

hna. josefina dijo...

¡Qué razón tenés de que la caridad, el amor, es lo más importante!
Y que el problema está a veces en lo que hacemos pero también otras en lo que no hacemos.
Y muchas de esas veces ni lo tenemos en cuenta.

Fernando dijo...

Así es, Marta, no se trata de elegir entre la caridad y la Misa, hay que elegir las dos porque sin la gracia que da la 2ª no se puede cumplir la 1ª. ¡Cuánta gente buena atea se acaba cansando de serlo, porque sólo tienen sus fuerzas, sin la ayuda de Dios!

Así es, Esperanza, Andy siempre hace buenos comentarios. Y sí, la madre Teresa tenía que saber bien de lo que hablaba, si uno descuida su vida interior la vida exterior se acaba secando, como un árbol sin raíces.

Así es, Alemamá, lo que dices del pecado venial, ya sabes lo de Camino, "¡Qué poco amor de Dios tienes cuando cedes sin lucha porque no es pecado grave!". Y gracias por la lista, habría que añadir en las corporales "Ceder el sitio en el autobús".

Así es, hermana, nuestro corazón está a veces tan endurecido que ni nos damos cuenta ya de que estamos faltando al deber de caridad, nos parece que lo normal es nuestro egoísmo.

Agnus dijo...

Según lo veo yo, cuando faltas a la caridad es a Dios mismo a quien dejas de amar,según el primer mandamiento (amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo).
"Todo cuanto dejaste de hacer a uno de estos, a mi me lo dejaste de hacer"
La madre Teresa decía que el otro es Cristo y si es así, pienso que es al primer mandamiento al que faltamos cuando no somos caritativos.
Igual me equivoco pero yo lo veo más o menos así.

javier dijo...

Entre el sexto y el noveno solamente hay dos pisos. Luego hay que seguir subiendo hasta el décimo: "no codiciarás los bienes ajenos". A eso se llega -más o menos- a los cien años. Y entonces uno ya casi está en el cielo, tocando el primer piso: "Amarás a Dios sobre todas las cosas."
Pero la catequesis, claro, como la vida, tiene que ir pasito a paso y subiendo por pisos.
A mí la que me dieron me ha ido bien hasta ahora. Y yo sigo con ese mismo sistema circular para enseñar moral cristiana:
1. Amar a Dios sobre todas las cosas.
2. Para amar a Dios sobre todas las cosas no tomar su nombre en vano.
3. Conseguido lo anterior y, para conseguir lo primero, santificar las fiestas.
4. Si no tomas en vano el Nombre de Dios y santificas las fiestas seguramente honrarás a tu padre y a tu madre y no estás lejos del reino de los Cielos. Te faltan solo seis pisos.
... y así sucesivamente, don Fernando, hasta llegar al final que nos lleva al principio: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".. No concibo una catequesis más amable.
Me ha salido un comentario muy largo. Perdone. Voy a ponerlo como entrada en mi blog. Gracias por la inspiración.
Y enhorabuena: se ve que sus entradas inspiran a muchos.

Anónimo dijo...

Yo me he dado cuenta de que cuando dejo de hacer algo bueno "imprevisto", como ceder el asiento a una persona mayor es por miedos o respetos humanos; si lo dejo de hacer en el medio que domino es ya a voluntad.
Todo es malo porque puedes dejar en la cuneta a algún maltratado y robado por una parte y por otra esclavizar y abusar de los que amas y conoces.

Fernando dijo...

Me parece que eso es lo correcto, Agnus, y que si en vez de ver en el otro un obstáculo o una molestia viéramos a Jesús (al que tanto queremos, según decimos) no seríamos a veces tan egoístas.

Gracias por su homilía, Don Javier, es como una versión abreviada de las Moradas de Santa Teresa, uno quisiera ir subiendo y cae y cae siempre al primer piso. Pero bueno, si tenemos hasta los 100 años, ya iremos mejorando.

Fernando dijo...

Tienes razón, mjbo, cuántas veces dejamos de hacer algo bueno por temor a que los demás piensen que somos idiotas. Una vez en el Metro un niño cedió el sitio a dos señoras no muy mayores y a ellas les entró la risa, quizá el niño no vuelva a hacerlo nunca más.

Anónimo dijo...

¡Pobre niño! A veces los mayores estamos peor que los jóvenes; bueno casi siempre.

Fernando dijo...

Así es, mjbo.

Marta Salazar dijo...

Fernando, ya lo sé, la frase, tal cual, se la he escuchado ya dos veces a un santo en sus meditaciones y lo pone super de manifiesto... es el mismo que hizo esto:

Para servir el café...

saludos

ALMA dijo...

Hola Fer!!

He regresado mientras Telecom me lo permita

He leido este post desde mi oficina donde no puedo hacer comentarios y realmente me has enseñado mucho con respecto al catecismo.

No habia pensado en esta postura que has planteado, porque a mi me enseñaron a través del miedo. Miedo a que Dios se enoje, miedo porque desato la ira por esto o por aquello, y veo que Dios no se enoja tanto ni es intolerante ni es tan malo como a mi me ensañaron. QUizás lo hacían para que no haga lío y me porte bien cuando era chica

Me encantó este post y te pido escribas mas de este tipo así puedo aprender

Beso y gracias

Fernando dijo...

Hola, Marta, me gustó mucho la historia que enlazas de tu blog. Es así: al menos en España, el concepto del honor pesa mucho, a lo mejor en familia no nos importaría rebajarnos para servir el café, pero en una reunión ¡¡el honor!! nos prohibe hacerlo, si entendemos que hay alguien inferior a nosotros.

Hola, Alma, bienvenida de nuevo. Eres muy amable. El post me salió porque me sentí muy mal por no hacer esos pequeños gestos (ceder el sitio, dar una monedita), pensé que habitualmente no tenemos ningún sentido de culpa por ello y nos da igual que Dios se sienta molesto con nosotros por no hacerlo, en contraste con esa imagen de Dios Terrible en los temas de sexo a que tú te refieres.

Marita dijo...

Nos gustaría que una persona con este blog nos conociera.

Saludos