Parte 1, sección 2, capítulo 1, artículo 1, parágrafo 5, párrafos 325 a 354.
No pierdas el tiempo leyendo este post. Si tienes 5 minutos, lee los estupendos párrafos 328 a 336 del Catecismo, arriba tienes el enlace, donde se nos explica la presencia de los ángeles en el Antiguo Testamento (pár. 332), en la vida de Jesús (pár. 333), en la liturgia de la Iglesia (pár. 335), en la vida de cada cristiano (pár. 336).
Si tienes no sólo 5 minutos, sino 15, y quieres pasar un buen rato, coge tu Biblia y ve leyendo los pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento que citan estos nueve párrafos del Catecismo, donde se ve la naturalidad con la que los ángeles intervinieron en la vida de Israel, de Jesús, de la Iglesia inicial; si lees los que cita el pár. 336 verás pasajes que justifican nuestra fe en que los ángeles nos ayudan e interceden por nosotros ante Dios.
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Hay algo grande y poético en la fe católica. Junto a la creencia en cosas muy elevadas como la Gracia, la Transubstanciación, la Redención, las Naturalezas divina y humana de Jesús, tenemos otras muy dulces, muy de nuestra niñez: María nuestra Madre, la intercesión de San Antonio de Padua, las almas del Purgatorio, la alegría del Domingo de Resurrección, ... y los ángeles. ¿No has visto el caso ridículo de gente muy seria que declara no creer en Dios, pero sí en los ángeles, en los espíritus, en las brujas, en la Fortuna? Si no crees en Dios eso es absurdo, pero si crees en Él, y más aún si crees dentro de la Iglesia, hay cosas maravillosas que pasan a ser totalmente razonables, que animan nuestra tediosa vida cotidiana. Aunque seas un catedrático muy serio, aunque nunca hagas chiste de nada, aunque te moleste la falta de lógica de un razonamiento, puedes decir sin sonrojarte: creo firmemente que Dios creó a los ángeles y que lo hizo porque quiso (pár. 327), creo que esto es una verdad de fe muy seria (pár. 329), creo que los ángeles están a nuestro lado y nos ayudan (pár. 336). Poder decir esto con total seriedad es una gran suerte, me parece.
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Una aclaración final de San Agustín: “El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel” (pár. 329).
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3 comentarios:
Es muy bueno estudiar lo que son los ángeles legítimos y no esos entes almibarados que nos presenta en New Age y que les hacen decir y "actuar" de acuerdo a nuestro gusto y circunstancias.
Los ángeles son una maravilla poco recordada de nuestra fe. Lo que es yo, amigo mío, no me suelto de la mano de mi guardián ni de San Miguel...ni de Gabriel....ni Rafael....y no se conocen otros ángeles buenos con su nombre.
Esto estuvo muy bueno. Gracias.
Es un error que se ve seguido decir que las acciones de los ángeles sobre los hombres "en realidad son" inspiraciones personales de los mismos involucrados, cuando no es así, el ángel es un enviado de Dios. Que no sea un niño rubio y con alas, es una cosa, pero que existan, eso es otra.
Querida Alemamá, no sé en Chile, pero en España es increíble la superstición que hay con este tema: tiendas con figuras de ángeles entre cartas de tarot, barajas de adivinación, muñecos de vudú, ... Y, por el otro lado, cierto pudor en la Iglesia para hablar de ellos o de los santos, como si se quisiera copiar la fe abstracta de los protestantes.
Querido Juan Ignacio, es como tú dices: el párrafo 330 nos recuerda que los ángeles son personas individuales, seres personales, con inteligencia y voluntad, como la de cada hombre, no vagas emanaciones; y, sí, quizá la iconografía católica nos ha llevado a errores, por eso copíe la frase de San Agustín, parece que la palabra "espíritu" es más clara que "ángeles".
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