sábado, 13 de junio de 2009

Junio

Voy al Jardín Botánico. Un gato duerme la siesta entre árboles frescos, de vez en cuando golpea al aire con las patas o el rabo. Los pajaritos respetan su sueño.

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Voy a la biblioteca pública. Un gran cartel en la entrada: "Al no funcionar el aire acondicionado, esta tarde sólo abre la sección infantil". Y añaden los funcionarios, con malicia: "Hay hojas de reclamaciones a disposición de los señores lectores". Le pido explicaciones al guardia de seguridad; me pone la mano en el hombro y me dice "Pero venga usted por las mañanas, hombre, con la fresca".

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Paseo por Madrid a las 4 de la tarde, sin una nube en el cielo. Todo el mundo va por la acera de la sombra, yo por la del sol, como hoy no he quedado con nadie me puedo permitir el lujo de sudar; me compro una botellita de agua, así que logro sudar todavía más. El asfalto brilla por el sol de muerte.

Cuando por la noche me quito la camisa, la huelo y siento "¡por fin, el verano!".

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Empiezo a dormir con la ventana abierta. Esto para mí es algo importante. Vivo solo, ya sabéis, por lo que en las noches de invierno en mi casa hay un silencio de cementerio, que a veces me da hasta miedo. Por eso ahora, al llegar el verano, como mi dormitorio da al patio interior de vecinos, es como volver a los campamentos de la infancia. ¿Te acuerdas que aunque en tu tienda todos durmieran, siempre había alguien lejos que tosía o se reía? Aquí igual. Aunque tenga insomnio, aunque no pueda dormir por el calor, cada rato hay un vecino que tose, otro que dice "ay", el perro de la vecina gruñe, un niño gime y se calla enseguida.

Por fin, el verano.

7 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

¡Ay, que nostalgia de verano! Muy buenas imágenes...

¿Lo del aire acondicionado como es? ¿Los niños no sufren el calor en la biblioteca o sólo anda el de esa sección?

Rafael G. Organvídez dijo...

Yo también le encuentro algo positivo al verano, a pesar del calor que padecemos en Sevilla. Pero no sudo: de pequeño mi madre me lo prohibía, así que...

Ramón_Lozano dijo...

Pues hay que ser valiente para ir por la acera del sol en Madrid. Alguna vez que he estado en Madrid en julio o agosto he notado cómo se pegaba el asfalto de la carretera a mis suelas.

Lo de los ruidos es lo que hay. Yo que vivo en una residencia de estudiantes puedo dar fe de ello. A todas horas hay alguno por el pasillo. Incluso si un día te quedas hasta las 2 de la mañana, no es difícil que salgas al baño y te cruces con alguien. U oigas a alguno viendo una peli.

Saludos

alejops dijo...

HORROR de calor. Me voy a ir a Islandia, o a Noruega...

Fernando dijo...

Juan Ignacio, la sección de infantil está en la planta baja y da a un patio interior: aunque no funcione el aire, se puede soportar, al parecer. No suelo ir mucho por ella, lógicamente.

Rafael, qué esmerada educación; a mí me encanta sudar en verano, con la condición de que luego no tengas que ver a nadie, claro.

¡¡Ojalá estuviera en Sevilla, para padecer sus 40º!!

Ramón, si la gente es respetuosa, si las habitaciones están bien insonorizadas, puede ser divertido; lo malo es cuando vas de hoteles y la gente se pone a ver la tele de madrugada. Pero mis vecinos son muy finos, casi como la buena educación de Rafael.

Alejops, no huyas del calor, que luego el invierno es largo y triste.

¡¡Viva el verano, viva junio!!

ALMA dijo...

Ay!! Fer que lindo relato, aquí en Buenos Aires es otoño pero hace un frio de esquimales.

En todos los jardines botánicos del mundo hay gatos??? el de Buenos Aires alguna vez habia mas gatos que plantas, fueron "trasladados" a mejor vida y ahora hay la misma o mas cantidad de gatos.

Tiene razón la seguridad de la biblioteca, porque pasar calor si está la mañana? solo que hay que madrugar y uno no siempre está dispuesto a ello

Es lindito "sudar" con los primeros solazos y disfrutarlos

En cuanto a que vivis solo.... mmmmm.... comparto en que es lindo dormir con la ventana abierta, mirando las estrellas y hasta la luna que a veces se asoma indiscreta en nuestra habitación. Los sonidos de las noches me encantan:algún ave noctura de cacería, otra que se acomoda en su nido, los perros que pasan por la vereda con un delicado tic, tic de sus uñas sobre las baldosas, los gatos maullan su amor desenfrenado, algun trasnochado en bicileta silvando, algún quejido de amor ... en fin cosas del verano

Un beso Fer, buena semana

Fernando dijo...

Hola, Alma querida.

Sí, en el Jardin Botánico de Madrid hay gatos, pero pocos, y la gente buena les da comida desde el otro lado de la verja, desde la calle. No sé porqué no se reproducen ni invaden todo el Jardín, como en Buenos Aires; supongo que de vez en cuando, de noche, los guardias harán una matanza poco ecologista.

El consejo del guarda, ir por las mañanas, es bueno, salvo por el matiz de que aún no estoy de vacaciones, y no voy a faltar al trabajo para ir a buscar libros. Pero da igual, fui a otra mejor acondicionada donde sí que te dejaban entrar.

En fin, respecto a los ruidos de la noche, se nota que vives en el campo; en mi casa, de fondo, sólo se oyen a los vecinos, algún que otro coche, algún que otro señor bebido por la calle.