Esta semana ha muerto en Madrid, muy mayor, Simone Ortega. Yo he sentido esto como si hubiera muerto una familiar mía, algo lejana.
Simone Ortega se casó con un hijo del famoso filósofo español Jose Ortega y Gasset. En los años 70 del siglo pasado publicó el libro "1080 recetas de cocina", que pronto fue un enorme éxito: las mil ochenta recetas del título eran fáciles y baratas, en general, y dieron un toque francés a la cocina doméstica española. El libro fue sustituyendo, poco a poco, al que había sido el libro de cocina de la generación de mi madre, el recetario de la Sección Femenina de la Falange. Del libro de Simone se han vendido, hasta ahora, 3 millones de ejemplares, cifra fabulosa en España.
Cuando me fui a vivir solo, hace casi 15 años, mi madre tuvo que venir la tarde antes a mi nueva casa, a explicármelo todo. "Mira, esto es una plancha, esto es una tabla de planchar, esto es una camisa". "Mira, esto es una sarten, este líquido se llama aceite, esto es un huevo, así se fríe". De regalo final, me dió el libro de las 1080 recetas, sabiendo que me dejaba en buenas manos. Gracias a él, a su estilo fácil, paso a paso, aprendí a cocinar, y aún hoy sigo haciéndolo. Es como si un familiar o un amigo mío estuviera a mi lado, en la cocina, y me fuera llevando de la mano. "Mira, pon el arroz blanco a cocer, 12 o 15 minutos, no más, pues se pasa y es incomestible, no menos, pues se queda duro y es desagradable". "Mira, fríe la cebolla con cuidado, no te pases de tiempo ni te quedes corto, remúevela para que no se pegue, vigílala el color, cuida el tiempo". ¡Hasta logró que, tras cien intentos, me quedara bien la bechamel!! Aún hoy, tanto si hago una receta repetida como una nueva, sigo sus indicaciones paso a paso. Y, al hojear sus recetas, recuerdo mil ocasiones: "aquella noche vino a cenar tal persona, el día que hice esto había ocurrido tal cosa".
El libro ha sido, tambien, el barómetro de mi vida. En los meses buenos lo he utilizado bastante. En los meses muy buenos, me he atrevido a grandes cosas: "paella de bacalao y restos de cocido", "hojas de repollo rellenas de jamón York con bechamel". Y, en los meses malos o muy malos, el libro se ha quedado guardado en el cajón, y he caído en el mundo pavoroso del arroz blanco cocido y del filete a la plancha.
Espero que haya ido al Cielo, y que desde ahí sea la patrona de los cocineros inexpertos.
sábado, 5 de julio de 2008
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6 comentarios:
Excelente homenaje: gracias por escribirlo.
Qué bien te ha quedado lo de que el libro ha sido tu barómetro, y qué cierto debe de ser, pues uno, en los momentos malos, no tiene humor para atender este tipo de detalles.
Por cierto, no sabía nada de su parentesco con Ortega y Gasset. Bueno, por no saber, no sabía ni que existía esta mujer, más que por haber visto alguna vez su libro.
Saludos, y felicidades y gracias por ir cumpliendo tu promesa de una entrada diaria.
Bueno, por "casi cumplirla", jeje, porque acabo de ver que ayer no hubo entrada.
Gracias y felicidades igualmente.
Hola vengo de "Aquí estamos" y me ha gustado tu entrada ya que yo también he usado mucho "1080 recetas" (también conservo de mi madre el de la sección femenina). Pero quiero aprovechar para decirte que tienes que pasar por el blog de una amiga "misideascotidianas" porque eres un buen ejemplo de hombre que sabe manejarse en la cocina.
Deberián reeditar el libro, una vez más, ahora como 1080 recetas y una entrada de blog. A mí también me lo regalaron al irme de casa; la idea del barómetro es muy brillante, y la propuesta de patronazgo entrañable.
Además de buena cocinera ha haber sido una buena mujer. Muy buen relato, gusta aún sin conocer al personaje. Cuando pase por una de esas megalibrerías que tienen una sección sólo para cocina, veré si lo conozco.
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