martes, 31 de enero de 2012

Confesor

Tengo un confesor nuevo.

Antes me confesaba con un jesuita. ¡Cuánta soberbia por mi parte! Me dije al inicio: "mi alma es tan compleja como la de Santa Teresita de Lisieux, necesito un confesor de gran altura". Mi alma resultó ser funcionaria, como todo en mí. El buen padre acabó conociéndome: por una vez que le dije que me arrepentía de no ir a Misa más días laborables me soltaba ya siempre una homilía sobre la importancia de ir a Misa los días laborables, se lo hubiera mencionado yo o no.

El nuevo me gusta porque va a cosas concretas. El primer día fue una gran sorpresa: de la gran lista de pecados dio mucha importancia a uno que a mí me parecía menor, como era no leer el Evangelio con la frecuencia debida. Desde entonces, hay veces que no me apetece leerlo, pero lo hago para evitar que me riña.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes Fernando. Me he reído mucho con lo del jesuita... Recuerdo la historia de aquellas dos barquillas que rompieron parte del casco contra un arrecife; el que achicaba su barquilla se ahogó pero el que taponó la vía de la suya se salvó. La Palabra sana y restaura toda grieta en la muralla, creo que omito con frecuencia confesar ese pecado; he de afinarme más.Un abrazo.

AleMamá dijo...

Qué bueno es declarar que uno es de los que se confiesa. Gran sacramento es éste y ya sabemos que cualquier ministro de Dios lo representa a él y te perdona en su nombre, pero también es cierto que también en ésto hay talentos especiales que no todos poseen. Que te vaya bien con el cambio.

Andy dijo...

Pues yo hoy he ido a confesarme a los jesuitas y no he podido hacerlo, ninguno se ha puesto a confesar, y eso que fuí en el horario que tienen estipulado para las confesiones... En fin, me quedé al rosario y a la misa.

PD: Ando liadísimo ya con los exámenes... y no te imaginas lo que me está costando estudiar. Estoy muy descentrado porque sólo pienso en mi sobrina. En estos días le harán la nueva resonancia, cuando sepamos algo nuevo os lo comunicaré en mi blog. Por ahora no hay novedad, de ahí el silencio.

Un abrazo.

Juan Ignacio dijo...

Estaba pensando en lo mismo, no leer el Evangelio.
Y encima despido a predicadores protestantes de mi casa diciendo que yo también leo la Biblia.

ALMA dijo...

Como decía Borges, perdón por mi ignorancia, pero que diferencia hay entre un confesor jesuita de otro? realmente no lo sé.

Vas a misa los días laborables? lees el Evangelio??? uhhh cuanto me falta aprender, yo apenas trato de rezar el Rosario, cosa que me cuesta bastante porque me distraigo mucho y pensándolo si me escucha tu confesor seguramente me retaría y mucho.

Fernando dijo...

El nuevo me ha recordado la importancia de su lectura, NIP: es difícil vivir en Jesús si no volvemos una y otra vez sobre sus palabras y sus hechos.

Gracias, Alemamá, y bienvenida de nuevo, me alegro mucho de tu regreso.

En Madrid tienen una gran iglesia en la calle Serrano, Andy, siempre cuidan que haya al menos uno. Y esfuérzate con el estudio, es importante; yo sigo rezando por la niña y por vosotros, todo irá bien.

Qué temor lo de los protestantes, Juan Ignacio: pero hay que admitir que a veces ellos se toman más en serio la lectura que nosotros y conocen mejor el Evangelio.

Alma, acá en España los jesuitas tienen mejor formación y más cultura que los de otras órdenes, fue un acto de soberbia por mi parte. Y no digo que lo haga, digo que me lo propongo, por desgracia ambas cosas no sueles ser iguales.

Beatriz Salas Escarpa dijo...

Hola Fernando:
Me ha gustado tu entrada.
Un abrazo

No he conseguido hacerme seguidora...

Fernando dijo...

Hola, Beatriz, bienvenida. No sé cómo se logra eso, lo siento.

Nodisparenalpianista dijo...

Pocas cosas más apasionantes para la mente que discutir con un jesuita. De lo que sea, qué tíos.

Nodisparenalpianista dijo...

(Yo soy de cole de Jesuitas de toda la vida. Será por eso que me gusta tanto la bulla, ay).

Fernando dijo...

Yo no discutía, Nodisparenalpianista, faltaría más; y si has estudiado con ellos comprenderás que admire su nivel (en general).

Miriam dijo...

Durante mucho tiempo asistí a charlas de formación que daba un jesuita.
Aunque me confesaba con otro sacerdote, en un par de situaciones complicadas en las que necesitaba un consejo " sabio", acudí a él.
Siempre doy gracias a Dios por haber podido aprender tanto de él.

Buen punto lo de la lectura del Evangelio. Después de leer tu entrada y los comentarios, me doy cuenta de que tiene mas importancia de la que yo le daba

Buen domingo a todos

Fernando dijo...

Igual me ocurría a mí, Miriam, confieso que no he dado suficiente importancia a la lectura del Evangelio, y eso lleva a cierta superficialidad religiosa, al menos en mi caso.