lunes, 12 de septiembre de 2011

Justificación

Me hago un lío leyendo el inicio de la Carta de San Pablo a los Romanos. Unos versículos parecen apoyar la idea luterana de que basta creer para quedar justificados y salvarse (Rom. 3, 28), otros avalan la fe católica en la necesidad de las obras (Rom. 2, 13). Para aclararme leo la Parte 3, Sección 1, Capítulo 3, Artículo 2, Apartados 1987 a 2029 del Catecismo. Saco estas conclusiones:

·Siguiendo al Concilio de Trento, el Catecismo incluye en la justificación la conversión, el perdón de nuestros pecados y la santificación posterior; ninguno de estos tres pasos pueden hacerse por el hombre solo (1989).

·La justificación del hombre es obra de la gracia del Espíritu Santo (1987), una muestra del poder de Dios (1988), un milagro mayor que la creación de los ángeles (San Agustín) (1994).

·La justificación del hombre es mérito de la Pasión de Jesucristo, que la morir en la cruz redimió nuestros pecados y permitió nuestra salvación (1992).

·La justificación nos es concedida mediante el bautismo (1992).

·El Catecismo [en contraste con algunas ideas protestantes] resalta la importancia de la voluntad del hombre en este proceso. "La justificación establece la colaboración entre la gracia de Dios y la libertad del hombre": ni el hombre puede convertirse o santificarse solo, ni basta la gracia de Dios, pues ha de ser aceptada por el hombre (1993 y 2002); la justificación nos concede la fe, la esperanza, la caridad y la obediencia a la voluntad divina (1991).

·Por su importancia, el Catecismo dedica todo un apartado a la gracia de Dios, "auxilio gratuito que Dios nos da" para santificarnos, pues "la justificación es obra de la gracia de Dios" (1996). Por ello, se distingue la gracia santificante (1999) y, dentro de ella, la gracia actual (en momentos concretos de nuestra vida, como en la conversión) (2000) y la habitual (siempre) (2000); la gracia sacramental y la gracia especial (o carisma) (2003).

·La gracia es sobrenatural, no experimental, "no podemos fundarnos en nuestros sentimientos o nuestras obras para deducir de ellos que estamos justificados o salvados" [como hacen algunos protestantes] (2005): esto no excluye que al ver los milagros en nuestra vida espiritual comprendamos que, efectivamente, la gracia actúa en nosotros (2005).

·Por todo lo dicho, las obras buenas del hombre apenas tienen mérito ante Dios: en un inmenso porcentaje son debidas a su gracia, a su iniciativa, y sólo en una minúscula proporción corresponden al hombre (2008). Mucho más importante es el mérito que tenemos por la adopción filial de Dios ("derecho por gracia", lo llama el Catecismo), que nos será mucho más útil que nuestras obras en el día del juicio (2009 y 2011).

·En fin, las obras son necesarias, aunque nos cuesten: "El camino de la perfección pasa por la cruz; no hay santidad sin renuncia y combate espiritual" (2014).

10 comentarios:

AleMamá dijo...

Es un "temón", uno de los diálogos de sordos aparentemente con nuestros hermanos protestantes pues, tal como tú bien dices, porque para un lector desprevenido al leer eso sin hacerlo en el contexto de toda la Escritura y de la Tradición puede leerlo en clave protestante. El punto está en lo que te digo, en hacerlo como la Iglesia lo hace, para no errar. Jesús, al dejarla autorizada y protegida por el Espíritu Santo sabía muy bien lo que hacía (era que no, jeje)
No sé en España, pero en estos países, la atomización evengélica en miles de iglesias hace que tomen UN versículo sacado de contexto y armen un tinglado como un libro completo que leí (con mucho cuidado) sobre san Juan 3:16

Bueno, La Iglesia sacó hace poco un documento que hace notar que tan lejos no estamos tampoco, que hay mucho prejuicio al tratar el asunto. Ahí te dejo el link

Anónimo dijo...

Buenas tardes Fernando. En efecto parece confuso. Para aproximarse a la justificación, sustituyela por redención y justo por redentor. Puede ayudarte. San Pedro dice que el fin de nuestra fe es la salvación, pero la fe es un don, un regalo, la Gracia es el talento,la carta de Santiago dirime cualquier madeja.Lo que no puede haber es soberbia en las obras que realizamos por eso insiste san Pablo en la importancia de saber que todo, mucho o poco, lo hemos recibido gratis.Yo no me salvo, me salvan y en esa redención tengo abiertas las puertas de par en par en el sufrimiento y redención completando una labor que comparte nuestro salvador con nosotros mismos. Como nace el creador de su criatura. Bueno, que comparto tu lío y comprendo mejor que hay que leer de la mano de nuestra madre porque la soberbia veo que perdió a Lutero.Un abrazo.

Jorge dijo...

"La colaboración entre la gracia de Dios y la libertad del hombre" ¡Que difícil es la conversión y en especial la santificación! Aún sabiendo que su "auxilio (sabio y) gratuito" actua en nuestros corazones.

La frase conclusiva me conforta, la -no renuncia- es, en muchos sentidos, el fruto de su santa gracia.

*Me ha gustado por mucho tu entrada; Planes.

José Manuel Guerrero C. dijo...

Grandísimo post, Fernando, tan denso y profundo que ahora mismo no sé muy bien que decir. Un apunte sólo: yo si creo que las "obras buenas del hombre tienen mérito ante Dios".

Fernando dijo...

Gracias por el enlace, Alemamá, me lo he impreso, lo leeré y haré un post comentándolo. Y, aquí en España, el problema no son los protestantes, sino los católicos, porque en muchas cosas nos hemos contagiado de ideas protestantes o modernistas: por ejemplo, y volviendo al tema del post, que en el fondo a Dios le da igual lo que hagamos, que basta con ser buenas personas y tener simpatía por Él y los demás.

No seas humilde, NIP, porque veo que controlas el tema bastante bien. Tenemos muy claro el error luterano, pero a veces los católicos hemos caído en el error contrario, en un cierto voluntarismo, en pensar que yo solo soy capaz de hacer cosas buenas y que Dios está obligado a premiarnos por ello, incluso ya en esta vida.

Gracias, Jorge, eres muy amable, escribí el post con mucho cuidado, intentando no meter la pata.

Yo también creo eso, Bate, sería terrorífico pensar que Dios no valora nada lo bueno que hacemos. Lo que el Catecismo intenta dejar claro es que en un alto porcentaje eso es mérito de Dios y de la gracia, y sólo en un pequeño % es mérito nuestro. Pero haber algo lo hay, sin duda.

Anónimo dijo...

Buenas tardes Fernando...y hasta que está en deuda con nosotros, podemos llegar a caer en eso también con vanagloria. El activismo fanático desprecia la oración con frutos a largo plazo, la contemplación y la adoración eucarística.No han entendido tampoco nada.El equilibrio se logra por decantación.Un abrazo.

Andy dijo...

Magnífico post Fernando, muy ordenado y correcto.

Sobre este tema es muy interesante echarle un vistazo a la declaración conjunta de la Iglesia Católica y las Iglesias Luteranas sobre la doctrina de la justificación.

http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/documents/rc_pc_chrstuni_doc_31101999_cath-luth-joint-declaration_sp.html

Fernando dijo...

Así es, NIP, hay un riesgo grande de creer que hacemos grandes cosas y que Dios está en deuda con nosotros; si luego le pedimos algo y no nos lo da nos enfadamos, como diciendo "¡con todo lo que yo he hecho por Él!".

Me alegro de que te gustara, Andy, tú eres experto en estas cosas. Y el documento que citas es el que enlaza Alemamá, lo imprimiré y lo estudiaré.

Juan Ignacio dijo...

Toda una lección. Merci beaucoup.

Fernando dijo...

Danke, Juan Ignacio.