Leo el libro Ejercicios espirituales con el Padrenuestro, del sacerdote español Pablo Domínguez Prieto (muerto con sólo 43 años en un accidente de montaña, ya os lo conté en un post).
En este libro se recoge el retiro espiritual que dio a un grupo de sacerdotes en Colombia, poco antes de morir. A partir de cada una de las frases del Padrenuestro va haciendo una reflexión. Igual que en el otro libro que comenté, el tono es de buen humor, cuenta muchas anécdotas y ejemplos que ayudan a entrar en los temas de reflexión. Mezcla el optimismo vital de Juan Pablo II con la gran cultura de Benedicto.
En realidad, sólo aproveché una idea, justo al inicio del libro, en la meditación que abría el retiro espiritual. Animaba a los sacerdotes presentes a una conversión durante esos días, es preciso convertirse, les decía, convertirse una vez en la vida, una vez al año, todas las semanas, todos los días. Y ¿qué es convertirse? Contó una anécdota simpática. Fue a confesarse y el cura le puso como penitencia dar limosna. Pero ¿cuánta limosna?, le preguntó el padre Pablo. "Hasta que te cueste", le respondió el confesor.
"Hasta que te cueste": no hay conversión -explicaba el padre Pablo- hasta que no hacemos cosas que nos cuestan, que nos molestan, que nos duelen. Si no es así, todo es una ficción de conversión, puede ser incluso una conversión al propio interés, a la propia soberbia, disfrazada de virtud.
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Esto me hizo pensar mucho, mucho. Me ayudó a comprender mi propia historia, la siembra que no ha dado frutos por la falta de profundidad de la tierra, el temor a la cruz de cada día.
miércoles, 22 de junio de 2011
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8 comentarios:
Yo me compré y leí Hasta la Cumbre por el comentario que hiciste del mismo en tu blog.
¿Te ha gustado este? Yo ahora estoy, además de con los exámenes, liado con dos tochacos que me gustaría leer este verano... El Dios Vivo y verdadero, de Ladaria y La resurrección de Jesús, aspecto bíblico y sistemático, de Kessler.
Es muy buena la idea que has traido de la conversión... a mi también me afea la conducta, me hace ver lo inactivo y cómo que estoy en mi situación, dando el mínimo y esperando el máximo.
PD: Mañana tengo el penúltimo examen :D
No te imaginas la alegría que me das con el primer párrafo, Andy.
Creo que éste te gustará más, él habla a sacerdotes, por eso tiene más profundidad que el anterior, trata temas muy espirituales.
Ya sé lo de tu examen, Andy, entré en tu blog esta mañana para ver cuándo acabas y vuelves a publicar tus posts: el día 29, San Pedro, ¿no? Sigo rezando por ello, en todo caso.
Reza tú por mí, ¿vale?
Nuestro santo chileno (tenemos sólo 2 por el momento) san Alberto Hurtado, decía que "hay que dar hasta que duela". Muy gráfico para calcular lo que es la generosidad.
Saludos
Una anécdota que da mucho que pensar. Es como qu etampoco puede uno salir de golpe y hacer algo doloroso. Es como que tendría que ser un camino de cada vez más.
Por otro lado, entiendo lo de "amar hasta que duela". Si se puede decir así, es entendible, aunque difícil, entendible.
Pero si uno dice solo dar hasta que duela puede caer en un error. Porque empeñado en dar hasta que duela puede dar sin amor.
Yo puedo hacerme el santurron y regalar hoy mi casa a quien no la tiene. Pero si solo lo hice por el dolor, solo por lograr "algo más", en cambio de hacerlo porque me conmoví ante el dolor ajeno, pues... pues "nada soy".
Buenos días Fernando. No te inquieten los frutos, toda una vida haciendo espiga y madurándola y en cuanto estés áureo y medio doblado por el peso del grano ya meterán los ángeles la hoz.La conversión a mí me cuesta en las etapas de desierto especialmente, renuncias a situaciones, amistades peligrosas, exposiciónes innecesarias, otras jornadas son cuesta abajo o más llanas, otras turra el sol, creo que se asemeja el camino del ingeniero José al Camino de Santiago, bendita Pilarica.Un abrazo.
conocía lo de "amar hasta que duela". Es una frase que me ha hecho reflexionar mucho.
No he leido nada de Pablo, pero sí vi la pelicula "la última cima" y me gustó. Todo un éxito
Curiosa coincidencia, Alemamá.
Así es, Juan Ignacio, uno puede caer en cierto voluntarismo, en plan "a ver cuánto tiempo aguanto en la ducha con el agua fría". El predicador lo planteaba en plan positivo, es preciso un cambio real, que duela, si no hay el riesgo de una seudo-conversión egoísta. Pero decís bien: que uno tome decisiones costosas puede ser síntoma no de santidad sino de soberbia.
Así es, NIP, día a día, ya dijo Jesús que quien no es fiel en lo poco no lo será en lo mucho, quien no se convierte en lo pequeño no se convertirá nunca en lo grande. Así es.
Anímate a leer ambos libros, Miriam, a mí -que no se nada de espiritualidad ni de teología- me resultaron fáciles y útiles.
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