Han pasado meses, quizá años, desde el breve encuentro del joven rico con Jesús.
Una tarde de marzo pasea por sus campos. El tiempo va mejorando, no hay una nube en el cielo, pronto será primavera. Está contento, sus padres le han arreglado una buena boda con una chica alta de una ciudad vecina. A lo lejos ve a su amigo Esdrás, que estuvo en Jerusalén en la reciente Pascua.
-¿Sabes la noticia? Los romanos mataron a Jesús de Nazaret.
Y le cuenta todos los detalles sangrientos, él pasó por ahí de camino a la ciudad cuando el nazareno ya estaba muerto.
El joven rico se queda triste. Jesús le pareció bueno, sincero, y muchas veces ha vuelto a recordar lo que le dijo en aquella breve charla. Desde luego, evitó volver a verlo. Le apena mucho que le hayan matado, siempre matan a los pobres. Detesta a los romanos, una vez más. La tarde ya no le parece tan bonita.
Y, sin embargo, cuando lleva una hora caminando empieza a notar alivio. ¡Tantas veces se ha preguntado si realmente Él no sería el Mesías! Los milagros, las ideas luminosas, ... Si le mataron, eso significa que al final no era más que un hombre normal, como tantos que ahora hablan y hablan. Siente que todo vuelve a estar en orden en su vida.
Pronto empezará a crecer el trigo.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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4 comentarios:
¡Vamos bien! excelente el modo de enlazar su vida tibia y cómoda con la redención, SU redención.
Espero el próximo capitulo
Ah, sigue, sigue...
Por ahora respira aliviado... de nuevo puede volver a arquease sobre su propio ombligo, todo había sido una ilusión. Desconcertante, atractiva... pero un espejismo a fin de cuentas. ¡Mejor para él!
¿Cómo continuará?
Gracias, Alemamá.
Ya acabo, Juan Ignacio.
Gran suspense, Andy.
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