Vanidad de vanidades, y todo es vanidad , dice el Eclesiastés.
Ayer fue la Junta de Vecinos de mi casa. Hace dos años me tocó ser Presidente, y al vencer el plazo me propusieron seguir un año más y acepté. No me movió a ello el afán de servir a los demás, sino la simple vanidad, el deseo de ser importante, de ser el jefe de algo, aunque fuera de mi Comunidad. El puesto es cómodo porque la casa funciona bien, con un Administrador [Secretario] eficiente, sin graves problemas entre los vecinos.
Este año ya no quería seguir. No es que en estos meses me haya vuelto más humilde, justo es al revés, sino que la casa está cometiendo una irregularidad administrativa por la que puede ser multada, y yo no quería ser responsable de eso; tampoco tenía valor para corregir esa infracción. Así que decidí no seguir por un 3º año. Pero, desde luego, quería que me lo pidieran, que dijeran algo del tipo "oh, ¿cómo no vas a seguir, con lo benigno que ha sido tu pontificado?".
Quería ser valorado.
Ya me extrañó que, en los días previos, el Administrador [Secretario] no me dijera nada, pese a que me he portado muy bien con él durante estos dos años, apoyándole frente a los vecinos e interesándome por sus propuestas. Pero guardó silencio.
Ayer, en la Junta, cuando llegó este punto del orden del día, el Administrador informó escuetamente de a qué vecino (vecina) le tocaba ser Presidente a partir de ahora. Se montó una pequeña discusión sobre si la nueva (que no estaba presente) era simpática o no, y luego se siguió con el resto del orden del día.
Nadie me dijo nada.
Hay algo ridículo en esto. Quizá si yo estuviera casado y tuviera 8 hijos y temiera ser despedido de mi empresa privada todo esto diera igual, pero como no se dan ninguna de estas circunstancias, dí importancia a este tema, sin querérsela dar.
Tras la Junta, cuando volvía hacia casa, hacía frío, un frío terrible. Tuve que abrigarme bien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
Fernando, ¡que vida esta! ¡tan simple y tan complicada a veces!.
Por cosas, que no tienen importacia, uno se puede sentir a veces con mucho frio, como ayer te sentiste tú al salir de la Junta.
Pero, ¿sigues de Presidente?
¡Que tengas suerte!.
Vanidad, tú lo has dicho. Un asidero más. ¿Y quién no los necesita?
Un saludo.
No, no sigue de presidente Capuchino. Lo que sintió es que no se lo hayan pedido.
Y ahora pensándolo... Quizás ya hay algo montado y cómo saben de tu honestidad no quieren que estés en el medio. ¿Pensaste en esa posibilidad?
Buena esa reflexión final. Cada uno da importancia, aunque sea de manera inconsciente, a lo que le rodea. Hay por ahí una teoría sociológica que habla de que el ser humano divide sus necesidades en niveles, y según completa un nivel pasa al siguiente sin volver a cuestionarse esas necesidades ya superadas. Ejemplo: nunca pienso si mañana comeré o no; sin embargo hay mucha gente que sí lo piensa porque esa necesidad no la tiene cubierta. A ti te pasa lo mismo.
Un saludo
Te consideraron prescindente... que es casi lo mismo.
Muy buen relato.
Respetos vanidosos.
Natalio
Has explicado muy bien lo que a todos nos ha pasado alguna vez...ese querer sin querer y buscando un reconocimiento que también necesitamos de vez en cuando y no siempre llega, por más justo que sea.
Creo que Juan Ignacio puede tener razón....se cocinan muchas cosas y la honradez molesta muchas veces, anda a saber tú, en todo caso, presidente o no, eres nuestro querido y estimado amigo.
Saludos
No, Capuchino/a, ni me lo pidieron ni habría seguido aunque me lo hubieran pedido, pero me molestó que no me lo pidieran: hay algo infantil en el razonamiento, ¿verdad?
Yo sí, Portorosa, desde luego que sí, sería tonto negarlo.
No hay problemas de ese tipo, Juan Ignacio, pero hay un asunto en el que no estamos en regla, por ahorrarnos un dinerito, en el que yo fui cómplice porque no obligué a que se corrigiera. Por eso no quise seguir un 3º año.
Me parece muy bien explicado, Ramón: yo tengo mucho bueno en mi vida, gracias a Dios, pero luego parece que hay que completarlo con historias como ésta. Cuando luego vienen las cosas mal valoramos, de nuevo, esos escalones inferiores.
Hummm... No estoy seguro de que presidente y prescindente y prescindible sean lo mismo, Natalio, aunque en la España actual sí que lo sean; en mi casa no, me parece.
No creo que haya ninguna corruptela, Alemamá, salvo la que se cometió con el consentimiento de todos, y que a mí me hizo no seguir. Gracias por tus palabras finales, de corazón.
Ese era justamente el chiste... en Argentina desde hace tiempo que son sinónimos.
Respetos equívocos.
Natalio
Tal vez también él esté gozando un poco de ese algo de poder que tiene de no proponerte... En esas cosas somos bastante sutiles ¿no?
¡Saludos!
Respetos cuaresmales, Natalio.
Querida hermana, él, el administrador, es listo como una serpiente, sólo así ha podido sobrevivir en una comunidad de dinosaurios como la mía.
¿Quién no ha sufrido eso de que en el fondo del corazón esperamos reconocimiento y gratitud? es muy humano y se nos pide ser humildes. Yo creo que tú lo has sido al escribir este post y mostrar tus debilidades.
Saludos
Publicar un comentario