2009, el año de ...
Siempre que acaba el año ocurren dos hecho extraños.
El primero es que las miles de decisiones, los miles de trabajitos, los miles de pasos que has dado durante tantos días quedan reducidos a dos o tres hechos importantes, "2009, el año de mi ascenso y de la boda de mi cuñado y de la inundación de la cocina", todo lo demás, tantos y tantos afanes, se ocultan, se nublan, pese a lo que te costaron en su día. Es, supongo, lo mismo que te ocurrirá cuando te estés muriendo, tantos y tantos trabajos y al final sólo recordarás algunos pocos hechos importantes.
La segunda cosa extraña es que, cuanto más viejo te haces, esos pocos hechos que rescatas van volviéndose amargos, más amargos. Desde el año de las carreras acabadas-trabajos nuevos-bodas-nacimientos y bautizos-primeras comuniones-casas nuevas vas pasando, poco a poco, no sé por qué, al año de las enfermedades-separaciones-problemas económicos-problemas con los hijos-enfermedades más graves-muertes. Por eso, cuando pasa un año que ha sido el año de nada, que lo dejas en puntos suspensivos, respiras aliviado, no sientes que haya sido un año perdido, sino un año ganado para tu paz.
(Exagero el tono de este último párrafo para dar mayor efecto literario al post)
...
2009,
el año del viaje a Francia,
el año de la muerte de mi amiga C.
(No sabes cuánto quieres a la gente hasta que la pierdes)
...
Feliz 2010,
y gracias por seguir ahí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Estimadísimo: te recomiendo la lectura de un texto entre duro y divertido, pero an ambos casos, sumamente substancioso: http://frayrabieta.wordpress.com/2009/11/17/la-obligacion-del-repaso/
Y que tengas un excelente 2010
¡Muchas felicidades para 2010!
(Por cierto que espero, realmente espero, que mis recuerdos no se vayan poniendo amargos con el tiempo. No digo que no habrá enfermedades o cosas malas, pero entre reumas y osteoporosis quizás haya algún nacimiento de algún nieto, o entre medicamentos y audífonos algún lindo aniversario que celebrar. Y qué eso colme de alegría por todo el resto. Y aunque esas cosas no pasen, y las cosas buenas sean muy pocas, la clave está en cómo uno las valora y aprovecha, una sornisa puede valer por muchos años de felicidad).
Ojalá mis recuerdos y repasos sólo se refieran a los hitos felices, y no digo extraordinarios, que en la rutina sin sobresaltos hay mucha felicidad escondida, como bien dices.
¡Feliz 2010, querido Fernando!
Pues yo debo de ser un bicho raro que es incapaz de recordar los años en que ocurrieron tales cosas. Yo suelo decir: hará unos 5 ó 6 años, pero soy incapaz de datar con precisión las fechas ni decir tal cosa ocurrió en 1999. De hecho tengo que echar cuentas para saber en qué año empecé la universidad...
Feliz 2010!!!
Gracias, Milkus, a ello voy, ya te diré si me gustó, seguro que sí.
Gracias, Juan Ignacio, ya advertí que exageraba el tono pesimista para darle mayor interés literario. En tu caso, Dios mediante, la vida de F. y de G. hará que el paso de los años te haga iniciar un nuevo ciclo de buenas noticias, como le ha ocurrido a mi madre con nosotros.
Gracias, Alemamá, tu blog es un gran ejemplo de que los años no nos han de llevar a recuerdos tristes, sino a buenas noticias, relacionadas muchas veces con los hijos y, por qué no, con los nietos.
Eso demuestra lo joven que eres, Ramón: según acabes la carrera y empieces a trabajar, cada año irá teniendo un sentido muy especial: el año del primer hospital, el año del piso, el año del segundo hospital, ...
Publicar un comentario