Todos los vicios son censurables, aunque la mayoría sean divertidos; entre estos últimos creo que no está la ludopatía, la ludopatía cutre de las tragaperras.
En la cafetería en la que paro de camino al trabajo hay una ludópata, una señora de unos 60 años, de clase media. Todos los días llega, saluda al camarero (Pedro), pide que le active la máquina del tabaco, compra una cajetilla mientras el camarero le pone su guisky (JB), le da al camarero un billete de 50 € [39.000 pesos chilenos, 275 pesos argentinos], él le da dos de 20, uno de 5 y monedas, y entre sorbito y sorbito y entre calada y calada empieza a echar en la maquinita las monedas, luego las monedas que le da a cambio del billete de 5 euros, luego las que le da por el primer billete de 20, ...
No la veo todos los días: eso le costaría 50 € * 5 días laborables * 4 semanas = 1.000 € mensuales, el sueldo medio en España, y no tiene aspecto de rica.
Me voy un poco triste pensando en lo que ella podría hacer con esos 50 € diarios, cosas más divertidas o más santas que las partiditas de la maquinita.
¿En qué los emplearías tú?
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11 comentarios:
Hay mucho en qué gastarlos, pero jugando es de la peor manera posible. Tengo una tía que era muy rica, de verdad, pero perdió TODO jugando fuerte. Tristísimo.
Y no quiero ser puritano pero JB todas las mañanas también puede ser otro vicio, no me digas...
Si pudiera desprenderme tan fácil de 50 Eurss diarios los echaría en la colecta de misa (350 cada domingo, se desmayaría el cura, ja).
(Hummm... Releyendo el post me doy cuenta de que tiene una contradicción, algo que siempre intento evitar: prefiero no corregirla)
Alemamá, es triste perderlo todo porque uno juegue fuerte, pero peor aún es perderlo monedita a monedita, euro a euro; lo primero, al menos, puede tener glamour (pero no, es mejor no frivolizar).
Juan Ignacio, al menos el JB es útil-divertido, te ayuda a ver la mañana de otra forma. No sé si será lo único que beba el resto del día, ¿vos qué creés? Y, respecto a lo de la colecta de la Misa, si echaras 350 € / 1.500 pesos argentinos el párroco te tendría que nombrar Patrono, o algo así, como los mecenas que salían arrodillados en las pinturas de los santos, en el Renacimiento.
Por 50 euros casi puedes coger 3 o 4 vuelos por Europa, por ejemplo.
Pero no creo que ningún vicio sea divertido. A la larga (y a la corta también), ¿pueden producir algo más que aburrimiento y hastío?
No seas ingenuo, querido Alejops: casi todos los vicios son tentadores porque son divertidos, al menos mientras se están cometiendo; si fueran aburridos, sería fácil ser vituoso, creo.
Precisamente hoy he hecho un examen de metafísica en el que me han preguntado por algo relacionado con esto, sobre lo cual me gustaría escribir una entrada. Queda pendiente, ¿ok? Iba a escribir algo ahora, pero prefiero pensarlo más.
En todo caso, no creo que se trate de ingenuidad, ni mucho menos. La propia experiencia me dice que cualquier vicio no lleva a nada que no sea tedio y monotonía. Es que me rebelo contra esa idea tan extendida de que el mal es divertido y el que hace el bien es un ingenuo que no ha conocido nada "mejor". Pero lo voy a pensar más.
Alejops, espero que quede claro que yo no soy partidario del vicio, sino de la virtud, y que el inicio de mi post no es una invitación al pecado, sino una gracia para llamar la atención. Yo no sé nada de ética, a ver si llego en el Catecismo a ello, pero es obvio que el mal tiene un atractivo espontáneo que el bien no, y que por eso es meritorio optar por el bien en vez de por el mal, caso a caso.
Insisto: espero que por mis comentarios no pienses que me parece tonto el que es virtuoso. Nada de eso, el ejemplo de la pobre ludópata lo deja claro.
Por supuesto que tengo clara tu postura, el problema es que demasiadas veces dejamos caer esa idea (bueno=ingenuo, malo=listo) sin darnos cuenta. Y yo soy más partidario de lo que decía Sócrates: que la virtud (lo contrario del vicio) es lo que nos hace felices.
Ese atractivo espontáneo del mal es algo a investigar.
¡Perdona si te he malinterpretado!
Todo queda claro, Alejops, gracias.
Hace ya un tiempo, escuché en la radio a una mujer en esa situación. Contaba cuánto le costaba ahora jugar, pero también cuánto más le costaba dejar de hacerlo.
Me lo recordaste con tu entrada Fernando, y recuerdo que me pareció durísimo.
Porque la diversión seguramente se da al principio, pero después, cuando ya no podés despegarte...
Rece por ella, hermana Josefina: todos los vicios acaban atrapándole a uno, haciéndole esclavo, pero éste de la ludopatía además le arruina.
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