jueves, 3 de septiembre de 2009

País violento

España, país de hombres violentos. Siempre lo hemos sido, sin saber por qué: la pobreza, el clima duro, la fiesta de los toros, el exceso de aceite y de ajo en la comida, la importancia del honor, ...

Cogí el autobús para ir al trabajo, lo llevaba un conductor habitualmente amable y paciente. Al poco, un coche lujoso se le cruzó en el camino, pues quería entrar en el garaje de una casa. El autobusero hubo de frenar en seco. Abrió la puerta y empezó a gritar, "¡Hijodeputa, cabrón, tendría que haberte arrollado y haberte matado!". Se quedó mirando fijamente al coche, ya a la puerta del garaje, y de repente pegó un salto y bajó del autobús, gritando más fuerte: "Hijodeputa, cabrón, el dedo se lo metes a tu madre por ahí". Creo, sinceramente, que si el coche no se llega a meter corriendo en el garaje, hubiera pegado a su dueño.

Se subió gritándonos, "Qué cobarde, qué hijodeputa, qué cobarde", ninguno de los pasajeros nos atrevimos a decir nada. Es fácil imaginar el estado en el que fue durante el viaje, saltándose semáforos en rojo, bocinando a todo el mundo, riñendo a los que subían, invadiendo el carril contrario para adelantar incluso en zonas prohibidas. Respiré tranquilo al llegar a mi parada.

"Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra".

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Leo con pasión la historia de la República y de la Guerra Civil españolas, de Hugh Thomas, un libro escrito por un inglés para lectores ingleses. Llego al 18 de julio de 1936, cuando empezó la Guerra, con las atrocidades cometidas en todos los sitios en los primeros días: cómo en los pueblos fieles a la República se torturó y asesinó a los párrocos, a los frailes, a los ricos, y cómo en los pueblos en que ganó enseguida el Alzamiento de Franco se hizo lo mismo con los sindicalistas o los liberales. El autor se recrea en el detalle, y luego explica el espanto que todo esto provocó en los extranjeros (empresarios, cónsules, periodistas) que estaban en aquellos días en España: ¿cómo un país europeo del siglo XX podía tener tanto odio, tanto afán de sangre?

11 comentarios:

Ramón_Lozano dijo...

La escena del autobusero no es nada infrecuente. Además Madrid es una ciudad en la que hay una gran violencia al volante. Todo el mundo tiene ganas de liarla y enfrascarse en una acalorada discusión. Y si encima hay un taxista de por medio más aún. En otros lugares la gente es algo más tranquila, aunque no mucho.

Al volante hay gente que realmente se transforma y saca toda su mala leche.

Saludos y bienvenido tras las vacaciones.

alejops dijo...

¡Qué insoportables son los agresivos! Luego hay otro tipo de gente que, sin romper un plato en su vida, hacen igual de daño: miradas, comentarios retorcidos, caras avinagradas...

AleMamá dijo...

Cada vez que cedo el paso --aunque lo tenga yo-- pienso en que habrá uno menos estresado en la ciudad y que la próxima vez que lo necesite, alguien será amable conmigo. Lo creo así, y lo veo en otros sectores de Santiago, en que si te pueden bloquear, lo hacen ¡por molestar! por demostrar que van delante y que tienen derecho preferencial, así se forme un atasco.
Los chóferes de locomoción colectiva están todo el día en ese frente....

Saludos, me gustan tus observaciones en la calle

Juan Ignacio dijo...

¿Pasionales?

La combinación entre la escena cotidiana y la historia política es muy interesante...

Embajador dijo...

Dices: "España, país de hombres violentos. Siempre lo hemos sido, sin saber por qué: la pobreza, el clima duro"..... ¿800 años de continuas guerras para sacar a los moros de aquí y otros 200 para defender la religión católica en Europa?. Yo creo que es por aquí por donde van los tiros.

Confieso que a mi Hugh Thomas me cae muy gordo. En general me cae gordo todo pontificador extranjero sobre las cosas de España, si es inglés peor.

En España no somos más violentos que en Inglaterra. Lo que pasa es que caqui solemos mostrarlo abiertamente y en general pegándonos entre nosotros. En Inglaterra lo suelen mostrar veladamente y sobre todo lanzan la violencia hacia fuera de sus fronteras.

Respecto a brutalidad, sobre todo a la brutalidad sistematica de Estado, los franceses (vease p.ej. el genocidio de la Vendee, o la represión de "colaboracionistas" tras la segunda guerra mundial) o los alemanes (creo que no hay ni que dar detalles) pueden enseñarnos una o dos cosas.

No quiero ni mencionar donde queda el salvajismo protestante, sobre todo el puritano británico, a la hora de lidiar con "herejes".Acerca de este particular la reina Isabel I de Inglaterra, o el mismo e idolatrado Cromwell, son perfectamente capaces de mojar tranquilamente la oreja al más brutal inquisidor.

Los británicos, que tantas otras cosas magníficas tienen, son maestros en el triste arte de mejorar su posición ante el mundo y la historia mediante el rebajamiento de la posición de los otros. Por eso siempre encontrarás "excelentes" hispanistas, o germanistas o italianistas británicos, pero resulta verdaderamente arduo encontrar lo contrario.

Fernando dijo...

Ramón, Alejops, Alemamá, Juan Ignacio, así es, hay una violencia cotidiana, innecesaria, y más aún en ciudades grandes como Madrid. Cuando uno ha estado unos días en Francia, donde amablemente te dejaban colarte si te habías equivocado de cárril, o donde nadie pitaba jamás por nada, eres muy consciente de la violencia diaria nuestra, al menos de la de Madrid.

Embajador, no se me había ocurrido vincular la violencia de nuestro carácter con los siglos de guerras que tuvimos. A lo mejor, el conductor era descendiente de un gran caudillo que mató a miles de moros, no lo sé.

Empecé a leer el libro de Thomas con precaución, pues en mi ignorancia no tenía ni idea de su orientación ideológica. El tratamiento de la República -que es lo que llevo leído- me ha parecido muy correcto: explica bien que aquello fue un desastre, y que la izquierda no estaba preparada para la democracia. Si es hóstil o no a España, eso es difícil de decir: no fue un período de nuestra Historia como para enorgullecerse.

En fin, claro que todos los pueblos son violentos, pues eso sale del corazón del hombre, como dijo Jesús. Sí, no creo que nosotros hubiéramos tenido el valor para montar los programas de exterminio científico de los alemanes y de los soviéticos, es verdad: pero en la vida cotidiana, por lo poco que yo he viajado por Europa, nunca he visto el nivel de crispación y de falta de respeto por los demás que hay en España, en Madrid.

maria jesus dijo...

Hombre Fernando, es que se le cruzó y le hizo la peseta......

Es broma.

El problema es de exceso de stress, que en las grandes ciudades es mas acusado. Digo yo

Embajador dijo...

Fernando- Lo de vincular el caracter impulsivo (no creo que sea violento) con los siglos de guerra no es, como se debe suponer, una idea original mía. La aprendí de un colombiano. A ver si para el domingo pongo una interesantísima cita de un libro donde lo explica estupendamente.

El lo viene a definir como caracter cuartelero, más que violento.

Es muy cierto que paises como Inglaterra o Alemania son más "cívicos" que España. A eso me refería cuando dije: "Lo que pasa es que caqui solemos mostrarlo abiertamente y en general pegándonos entre nosotros. En Inglaterra lo suelen mostrar veladamente y sobre todo lanzan la violencia hacia fuera de sus fronteras.".

En Inglaterra la gente en la calle es la mar de educada, pero en la intimidad de sus casas comenten con pasmosa frecuencia crímenes que en España ocurren ocasionalmente y que son tan peculiares y tan infrecuentes que forman parte del imaginario colectivo. Allí son parte de la vida cotidiana.

Y sobre el nivel de crispación, yo si que lo he visto mayor que el que se da entre españoles. Los griegos o los israelías son bastante peores que nosotros, te lo aseguro.

Fernando dijo...

Hola, María Jesús, ¡¡viva Madrid!!

Tienes razón, Embajador: un belga nunca pegaría las voces que mi autobusero, pero a veces salen en el periódico unos crímenes tan refinados, cometidos por gente belga de clase media, que te ponen los pelos de punta, no creo que nadie los cometiera en España. Y, sí, comprendo que los israelíes sean más violentos que nosotros, vivir día y noche con el temor a que te caiga una bomba encima no debe dar mucha paz.

Embajador dijo...

Fernando- Creo que lo de los israelitas es un buen ejemplo para entender porque nosotros somos como somos. Y creo que se les puede muy bien aplicar el adjetivo de "cuarteleros" y entender lo que quiere decir el colombiano este que te cito.

Al fin y al cabo los israelitas llevan 50 años en plan de guerra, pero los españoles pasamos como un milenio así.

También es cierto que a los judíos les encanta discutir. Ya sabes el dicho: "Dos judíos, tres opiniones, cinco partidos".

ALMA dijo...

Fer.: leí cuando publicaste este post sobre el "colectivero" como decimos en Buenos Aires y pensé en las veces y veces que me ha ocurrido lo mismo. Será argentino el conductor, por lo mal humorado?

Te leo siempre, ocurre que no puedo dejar post desde la pc de mi trabajo.

Un beso