lunes, 27 de octubre de 2008

El Quijote (I)

Hace meses volví a leer las dos partes del Quijote; las leí deprisa, divirtiéndome, sin apenas tomar notas. Con la primera, publicada en 1605, me reí con las locuras de Don Quijote y las simplicidades de Sancho Panza: fue divertido. La segunda, publicada en 1615, me sorprendió, pues no la recordaba tan profunda. La gran diferencia entre ambas partes es ésta: en la segunda Don Quijote ya no está loco. Le pasan muchas menos cosas, lo que le ocurre ya no es de risa, y a cambio hay muchas buenas conversaciones, muchas reflexiones profundas. Comprendí que debía volver a leer esta segunda parte para aprovecharla mejor, y a ello me he puesto ahora.

Ante todo, no comprendo la fama que tiene el libro de ser un novelón viejo y pesado. Me parece que tiene rasgos de una modernidad absoluta: Don Quijote es más moderno, más contemporáneo, que mucha de la literatura española del XVIII y del XIX. Esto se ve en uno de los primeros capítulos, el III. Don Quijote, que convalece de los palos que recibió en la primera parte, es visitado por el bachiller Sansón Carrasco, que ha leído sus aventuras en la primera parte del libro. Esto sorprende mucho a Don Quijote, pero también al lector: con este truco, Don Quijote, que es un personaje de ficción, se convierte en un personaje real, y la primea parte de sus aventuras ya no es una imaginación de Cervantes, sino la narración real de lo que ocurrió. Ello da lugar a un capítulo bien divertido, pues charlan sobre las aventuras pasadas y el bachiller Carrasco le hace notar que el que escribió esos hechos reales cometió algunos fallos: Sancho Panza vuelve a montar el asno que le han robado, no se sabe qué ocurre con un saco lleno de monedas. Don Quijote y su escudero le explican lo que realmente ocurrió, para que Sansón Carrasco (y con él, todos los lectores de todos los tiempos) no se queden sin conocer parte de la verídica historia.

La conclusión de esta mezcla de realidad y ficción viene poco después, cuando caballero y escudero han vuelto a salir de aventuras. Sancho le pregunta a su señor cómo es posible que alguien conozca conversaciones y hechos en que sólo ellos dos estuvieron presentes, y Don Quijote ha de recurrir a la solución de siempre: sin duda, les persiguen encantadores, que oirían todo y se lo contarían al redactor de su historia.

...

En el divertido capítulo X Sancho Panza se venga de su señor, que en la primera parte, cuando aún estaba loco, creyó ver gigantes donde había molinos, creyó ver ejércitos donde había rebaños de ovejas, creyó ver un castillo donde sólo había una venta. Don Quijote, ante de afrontar nuevos desafíos, ha decidido ir a saludar a su señora, Dulcinea del Toboso, a la que nunca ha visto, y pide a Sancho que le guíe hacia ella. Cuando están llegando al pueblecito, Sancho ve venir a tres mozas a lomos de sus burras; se baja, se arrodilla ante una de ellas (la más gorda y fea) y dice a su señor que ésa es Dulcinea. Ante el asombro de Don Quijote, que ve la triste realidad, el escudero, malicioso, usa el mismo argumento que tanto usó el caballero en la primera parte: ¿no ve Don Quijote a la verdadera Dulcinea? Eso ha de ser que un mago le ha encantado para que no vea la realidad. El pobre caballero, confuso, ha de presentar sus respetos a la moza gorda, que huele a ajo, hasta que ella y sus compañeras se cansan de la escena, se van a la carrera, la gorda se cae y, echando una carrerita, vuelve a subirse en la pollina. Este drama, el drama de que su dama esté encantada y que sólo él sea incapaz de verla, perseguirá a Don Quijote durante toda la segunda parte.

8 comentarios:

Ramón_Lozano dijo...

No sé yo si algún día me animaré a leer El Quijote. Si ese día llega ya te contaré qué me parece, pero no tenía ni idea de que fueran 2 libros.

AleMamá dijo...

Mi bisabuelo lo tenía de libro de cabecera, y cuando se desvelaba lo leía y despertaba a toda la casa con sus carcajadas.
Saludos

Unknown dijo...

Lo leí siendo muy joven y en aquél entonces no entendía muy bien algunos pasajes, pero sí recuerdo haberme reído en muchos otros.

Tal vez haya llegado el momento de volver a leer una obra tan privilegiada. Gracias por recordármelo.

Un saludo.

maria jesus dijo...

Me obligaron a leerlo cuando no tenía edad para ello y lo odié durante mucho tiempo. Luego lo leí y me gustó tanto que lo tengo como libro quitapenas, leo trozos según mi estado de ánimo

Fernando dijo...

Ramón, Alemamá, Yeste, María Jesús, el libro es una gozada. Impresiona un poco al inicio, con tantísimas páginas, pero si uno se anima es muy fácil de leer. Y si no se anima, es como dice María Jesús: se puede leer por capítulos sueltos, sin complicarse, tambien así es muy agradable.

A mí me va animando del tristísimo invierno de Madrid.

Benita Pérez-Pardo dijo...

Uy!. El Quijote!. Creo que me lo voy a volver a leer!.
Un saludo

ALMA dijo...

Me has sembrado la inquietud de volver a leer el QUijote.

Un beso

Juan Ignacio dijo...

Nunca lo leí entero pero ya me estás dando ganas.