Parte 1, sección 1, capítulo 2, artículo 2 párrafos 74 a 100.
Quedábamos en el artículo anterior ante la duda de si bastaba o no el Evangelio, como dijo Lutero. Este nuevo artículo, el 2, responde: no, también son necesarios la Tradición y el Magisterio.
La Tradición es la transmisión viva de la predicación apostólica, distinta de la escrita del Evangelio, que hace la Iglesia desde su fundación por Jesús (párrafos 78 y 81): Dios no dejó de hablar a la Iglesia tras la redacción del Evangelio, sino que lo sigue haciendo siempre, hasta el fin de los tiempos (párrafo 79), y la Iglesia proclama esa Tradición "con su enseñanza, su vida y su culto" (párrafo 78). La Tradición, pues, es distinta del Evangelio, pero muy vinculada a él (párrafo 78). Esta unión queda reflejada por una frase muy bella de San Hilario de Poitiers (párrafo 113):
"La Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos."
Que desde el primer momento existió la Tradición es demostrado por el Catecismo (párrafo 83) con un argumento contundente: "la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva", al recoger lo que hasta ese momento eran enseñanzas orales.
La suma del Evangelio y de la Tradición es llamada "depósito de la fe", y el párrafo 84 cita dos frases de San Pablo (1 Timoteo 6,20 y 2 Timoteo 1,12-14) en las que el Apóstol anima a ser cuidadosos con ese "depósito".
Además de la Tradición, la Iglesia tiene el Magisterio, "oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita", según el párrafo 85. Los párrafos 888 a 892 concretarán, en su momento, en qué consiste esta función del Magisterio.
Conclusión tajante del párrafo 95: "La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas". ¿No basta, pues, sólo con el Evangelio? No: todos sabemos los errores a los que puede llevar la sola Scriptura, sin el amparo de la Tradición y el Magisterio.
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3 comentarios:
Si a nuestros hermanos protestantes les pidiéramos que nos muestren dónde en la Biblia dice que "sólo la Escritura", ya tendríamos un buen inicio para que comprendan lo que has dicho tan bien: la Tradición fue la base de la Escritura,y, como dice san Juan, hay muchas cosas que hizo y dijo Jesús que no están escritas en el libro.
Que tengas un buen día.
Me estas haciendo releer el Catecismo. Un abrazo
Ole, buenas clases.
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