miércoles, 10 de febrero de 2016

Pobre

Vino un pobre nuevo al barrio. Se sentó en la esquina de la pastelería. No era como los demás pobres. Parecía un profesor de instituto al que hubieran despedido. Con gafitas, siempre leyendo un libro, muy educado, sin pedir, como si estuviera esperando a un amigo. Unos 40 años. Había un detalle muy auténtico: siempre tenía al lado el macuto donde llevaba sus cosas. Esto daba idea de que no tenía casa ni ningún sitio donde dejar sus objetos. Auténtico. Estaba pidiendo horas y horas, desde la madrugada hasta media tarde, siempre leyendo.

Han pasado los meses y sigue ahí, como el primer día. Mi corazón se ha endurecido y ya no me da pena. Pienso que si sigue ahí es porque cada día debe tener unos ingresos, si no se habría ido a otro barrio o a otra acera. Y fuma. Si no tienes para vivir ¿puedes fumar?

Mi corazón es duro y juzgo sin saber.

9 comentarios:

Luisa dijo...

Y yo también.
Quiero decir, que todos nos estremecemos y todos nos acabamos acostumbrando a casi todo-yo a madrugar no me acostumbro-
En cualquier caso en el Año de la Misericordia, para mí le pido al Señor que me de un corazón misericordioso.
También es cierto que solo doy donativos a organizaciones que me merecen confianza, que hay mucho lazarillo y mucho delincuente y mafias completamente organizadas que viven de la mendicidad.
Qué se yo. Muchas veces me gustaría ser hombre para acercarme a charlas con los sin techo, pero ser mujer me hace sentir vulnerable.
Besos, muchos

Babunita dijo...

Todos juzgamos sin saber en ocasiones. Ayer, sin ir más lejos, mamy en "Misa de Ceniza" se la pasó juzgando a una familia que dejaba a su criatura de unos tres años, circular libremente por toda la Iglesia... Es inherente a nuestra naturaleza humana, lo importante es adquirir la capacidad de reconocerlo y corregirlo en la medida de lo posible.

Fernando dijo...

Es muy difícil, Luisa, no podemos dar a todo el mundo, hay mucho caradura, y al juzgar si alguien merece o no nuestros €€€ es fácil ser injusto y equivocarnos. Que Dios nos ayude a juzgar bien y a no desatender a nadie que realmente lo necesite.

Es muy difícil, Babunita, todos tendemos a pensar mal pero nos molesta que los demás nos juzguen con el mismo rasero. Yo no tengo niños pero a veces he ido a Misa poco arreglado, a lo mejor porque me era imposible pasar por casa para ir mejor, y quizá alguien que me vio pensó "a éste le importa poco la Misa". Es muy difícil, salvo que Dios nos ayude.

tomae dijo...

...pocas veces me he acercado a uno y he charlado un poco, pero cuando lo he hecho pienso que ha valido la pena interesarse.

Fernando dijo...

Nunca lo he hecho, Tomae, salvo que él haya insistido en hablar. A veces parece que pesa más la soledad que la pobreza.

ojo humano dijo...

En mi barrio ha muerto el que leía, a otro lo mataron unos mafiosos de los narcos y han llegado dos. A uno le llaman "Capitán" porque estuvo en el pasado en las Fuerzas Armadas. Quizás qué dramas lo llevaron a la calle, tal vez el alcohol...
Hay que ayudar en la medida de lo posible y más aún con una Palabra de Dios. Una vez que inicias un acercamiento es muy fácil un diálogo aunque no le des nada más que una conversación.

Fernando dijo...

Bueno, Ojo Humano, para mí es mucho más fácil dar 50 céntimos que me sobran que hablar con ellos, preguntarles qué tal están o si les hace falta un alimento concreto. Es más cómodo tirar una moneda, ni siquiera tienes que dejar de andar.

Lleva 2 días sin ponerse, es extraño.

Bienvenida.

ALMA dijo...

Al principio nos conmueve la persona que mendiga o vive en la calle y luego nos endurecemos, es verdad.

Sigue allí? puede ser por el motivo que mencionas o bien por comodidad.

Cerca de mi trabajo, desde hace mas de 20 años, una señora mendiga con un bebe en brazos. La curiosidad es que el bebe nunca dejó de serlo en el transcurso de los 20 años. Evidentemente lucra con ello.

Menciono el hecho de la señora para señalar que el tema del post, me pone ante un terreno resbaladizo. La experiencia de involucrarme como menciona Tomae no me ha resultado,me ha dado mas de un quebradero de cabeza.

Fernando dijo...

Bueno, Alma, el caso que mencionas del bebé que no crece sería de risa si no fuera tan triste. Para mí esto es un tema muy serio, pues hay mucha gente en Madrid traída por mafias para pedir. ¿Cómo es posible que en todos los supermercados haya negros altísimos que de repente sacan un celular nuevo y se ponen a hablar?

Temo ser injusto y juzgar mal a quien de verdad lo necesite.