lunes, 8 de febrero de 2016

Carnaval. Perro

En Madrid hay gente tan rara y tan fea que no sabes si van disfrazados de Carnaval o es que son así.

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Estornudo en mi dormitorio con la ventana abierta. Silencio. Echo de menos al perro de mi vecina. Cuando yo estornudaba o me reía o una de mis puertas daba un portazo se ponía a ladrar. También cuando había truenos o petardos. Le hacía mucha compañía a mi vecina, quien le hablaba como si fuera humano. "Hoy iremos al parque, ¿te parece que me ponga el abrigo verde?" Pero también nos acompañaba a los demás.

Un día el perro desapareció. No me atreví a preguntar a la vecina por él, temí que se echara a llorar y que me contagiara el llanto.

4 comentarios:

ALMA dijo...

Ay mucha gente (como yo) que andamos todo el año disfrazados, todo el año es carnaval!!! de paso se disimula la fealdad, los defectos y la pérdida de silueta, entre otras cosas.

Las mascotas es un tema. Hace muy poco tiempo murió el gato de mi vecina, no se animó a decírmelo personalmente porque ambas lloraríamos y mucho. Me lo dijo por mensaje de texto en el teléfono móvil.

Por esta razón entiendo tus sentimientos hacia el "pichicho" de tu vecina.

Fernando dijo...

Curioso lo del disfraz perpetuo, Alma. Espero que sea un disfraz alegre y amigable.

Y sí, hay que tener mucho cuidado con lo que decimos: a veces intentamos ser amables y acabamos entristeciendo al otro. Hay que tener cuidado con esto.

Luisa dijo...

Siempre puedes regalarle un perrito nuevo a la vecina, adoptarlo en la perrera y darle el sorpresón del siglo :)
Besos, muchos

Fernando dijo...

Bueno, Luisa, a lo mejor sus hijos se enfadaban conmigo, a lo mejor fueron ellos los que degollaron al pobre perrito anterior para que la señora no tuviera que salir tres veces al día a la calle, todo está muy complicado.