Excepcionalmente, dediqué el domingo a limpiar mi casa: el viernes tengo invitados a cenar y durante la semana no voy a tener tiempo para la limpieza.
En medio de la labor sentí un escrúpulo moral: no estaba respetando el descanso dominical, lo dedicaba a un trabajo físico. Pronto se me pasó, pues ¿a qué habría dedicado la mañana si no hubiera arreglado la casa? No a la oración, no al Evangelio, no a la caridad, sino a leer la Historia de España, a estudiar los debates en el Congreso de los Diputados de un Real Decreto-Ley o a pasear por el Retiro. Nada de esto es "santificar las fiestas", aunque al inicio uno le diga a Dios que se lo ofrece.
Se me ocurrió que los judíos ortodoxos, tan ridiculizados en su forzada inactividad del sábado, tienen bastante ganado para cumplir el mandato de Dios de santificar el día del Señor. Si ese día no puedes trabajar (ni física ni intelectualmente), si no puedes hacer grandes esfuerzos físicos ni viajar, si has de ser moderado en tus diversiones y en tu comida, se abre ante ti un tiempo vacío en el que es fácil hallar horas para rezar o para leer el Evangelio. Pero poco a poco lo hemos convertido en un día (sólo) de diversión, donde te puedes sentir culpable por limpiar tu casa pero no por estar todo el domingo pasándolo bien, olvidado de Dios.
lunes, 15 de abril de 2013
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9 comentarios:
Te pasas de escrupuloso, Fernando.
Yo trato de no ir a los centros comerciales en días de precepto, por no hacer trabajar al prójimo cuando podríamos organizarnos de otro modo para evitarlo, pero si hay que hacer algún trabajo en la casa, no me siento culpable.
Dicen que uno debe cambiar de actividad esos días. Tú, que estás en la oficina haciendo trabajo intelectual, podrías sin culpa, al contrario, hacer algo manual, y pienso que arreglar la casa calificaría....digo yo, que no soy moralista.
Saludos y que te salga estupenda la cena del viernes.
Creo que la ajetreada sinrazón que se vive, influye en que millones de personas sólo pueda dedicar a la limpieza de su casa, precisamente el domingo por falta de tiempo, si esas personas pensaran como tú, posiblemente necesitaran durante la semana alguien que les dijera dónde está su ropa limpia.
No te recrimines por eso, creo que teniendo la casa con un término medio de higiene, ayuda a que nos sintamos mejor con nosotros mismos.
Besos, Fernando.
Fueron sólo unos minutos, Inmaculada.
Igual me pasa a mí con las tiendas, Alemamá: teniendo tantos días para ir me parece mal hacerles trabajar ese día. Pero la misma regla debería aplicar a las taquilleras del cine o del teatro, ¿verdad?
En mi caso, Yeste, habitualmente no tengo problema en hacerlo entre semana: pero ésta se han juntado varios compromisos con la cena del viernes, así que me pareció que era lo mejor. Me alegra de que no te parezca mal mi actitud.
Buenos días Fernando. Sólo santifica Dios. Los escrupulos esos que nos dan son del apestoso. Haz de ese día una Misa. Un abrazo.
Siempre das el punto elevado, NIP. Gracias.
Los que estamos mucho, mucho tiempo fuera de casa por el trabajo, como es mi caso, siempre quedan cosas para hacer el fin de semana, para que mi hogar no se covierta en un caos, pero eso no significa que me olvide de Dios. Voy a misa, hago mis oraciones y luego sigo con las cosas domésticas sin remordimientos
“Algunos creen que ciertos días son más importantes que otros. Otros consideran que todos los días son iguales. Cada uno está plenamente convencido de su propio pensamiento. El que da importancia a ciertos días, lo hace para el Señor; y el que no les da importancia, también lo hace para el Señor. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que deja de comer, lo hace para el Señor, y también da gracias a Dios. Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor.”
Romanos 14 (RVC)
En mi caso no es así, Alma, porque tengo las tardes de los días laborables libres y casi nunca tengo que cuidar la casa en fin de semana. De ahí vino mi extrañeza.
Gracias por el texto, Ojo Humano, siempre es de agradecer tu conocimiento del Evangelio. Si yo lo conociera así no habría tenido el escrúpulo que expliqué.
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