Todo pasa.
Hazlo todo con amor, con atención, porque algún día será pasado.
No dejes pasar la ocasión de hacer tonterías que te gusten, de hacer cosas sin importancia, tontas, pero hazlas con atención, siempre hay alguien que te mira.
Ya lo conté hace mucho. Enfrente de la parada de mi autobús vivía una señora que ponía la bandera de España, en las grandes fiestas patrias, y la del Vaticano, en las solemnidades de la Iglesia. Por la mañana la veía yo a veces, desenredando la bandera, viendo que no se hubiera ensuciado.
Pero ni la semana pasada, cuando se eligió a Francisco, ni hoy, Misa inaugural, estaba puesta la bandera pontificia. Tampoco el Doce de Octubre ni el Seis de Diciembre (la Constitución) estuvo la de España. Ya sólo quedan las palmas del Domingo de Ramos de 2012, secas, descoloridas.
La mujer murió o está en un asilo o está enferma o perdió el interés por todo.
Hazlo todo con amor,
siempre hay alguien que te mira.
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9 comentarios:
De todas las opciones, la más triste es la de perder el interés por todo. Ojalá esté donde esté, se haya emocionado con el nuevo Sto Padre
No somos conscientes de cuanto influye nuestro comportamiento en los demás, como puede mejorar el día de otras personas. Por cierto, espero este blog esté escrito con amor; somos muchos los que lo miramos
Fernando, perdona, pero no puedo dejar de decirte en cada post lo mucho que me tocas. Éste es precioso y si esa vieja dama se ha muerto, que Dios la tenga en su seno.
Saludos
¡Cómo me gusta esta entrada, Fernando!
Además es absolutamente cierto, no somos conscientes de todo lo que influimos sin darnos cuenta. Pero, además es que lo has dicho muy bellamente.
Los anteriores comentarios tienen mucha razón en todo.
Fernando, cada vez me sorprendes más con tus textos, escribes muy bien, sabiendo cómo decir las cosas para que lleguen, para que sea hermoso lo que cuentas, sabiendo transmitir lo que tus ojos ven y lo que tu corazón siente en ese momento.
Siento que ese balcón ahora esté solitario, pero siempre se encuentran cosas que mirar con amor.
Besos.
El hijo no siguió la tradición.
!Lástima!
Me encantan las banderas.
La verdad, a veces me da "cosita" comentar, ya que soy una aprendiz de bloguer, y tus post cada día van mejorando y eso espero sea por tu crecimiento en el amor.
Es un placer leerte y siento lo que le haya ocurrido a la Señora.
Porqué no pensar que se ha mudado a otro barrio?
Buenos días Fernando. ¡Magnífica reflexión! "siempre hay alguien que te mira" me dices hoy; recuerdo los ojos de mi padre cuando me enseñó a andar en bici, nadar, hacer clavados, conducir, y le enseñé fotos de mi primera pasarela peatonal ¡Qué buen padre! me imagino también otros ojos todavía más amorosos ahora junto a los suyos, viendo.Un abrazo.
Ojalá que esté bien, Miriam, era bonito cómo cuidaba las banderas.
Ojalá que siga viva, Alemamá, y que esté contenta con Francisco, como nos ocurre a casi todos.
Gracias, Inmaculada, valoro mucho tu comentario, gracias.
Así es, Yeste, hasta las palmas viejas y descoloridas tienen el encanto del tiempo pasado.
Ni siquiera sé si él sigue viviendo ahí, Ojo Humano, nunca volví a verle.
Eso es posible, Alma, a lo mejor su hermana rica se quedó viuda y le invitó a vivir a un barrio rico de Madrid y ahora pone una bandera gigantesca. Ojalá sea eso.
Así es, NIP, los que tuvimos una infancia feliz sabemos que eso es así, que siempre alguien velaba por nosotros, igual que ahora lo hace Dios.
¡!
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