miércoles, 6 de marzo de 2013
Supermercado
Sólo compro líquido limpia-cristales y pan de sándwich. En la caja espera una señora con un carro rebosante con mil productos. Me mira, duda, decide fingir que no me ve. Desde el fondo de las cajas me llaman: "caballero, caballero". Es la jefa del súper, una emigrante sudamericana con la que siempre soy amable. Ha ordenado que se ponga una segunda cajera. Voy allá. Doy las gracias a ambas. Vuelvo a ser feliz.
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4 comentarios:
Buenos días Fernando. Cada vez se cede menos el paso, derecho , fuero y huevo a los que desaparcan, cambian de carril o se incorporan a la vía, ves, sientes, notas que hacen que no te ven. Tendrán prisa excuso.¡Es una gozada conceder en lo cedible para incorporar, aliviar y ayudar a un semejante! cuando conduzco, mi hermana se desespera al primer goce,pero es que, no quiero hacer desaparecer unos ojos que esperan en mi misericordia. Un abrazo.
Se nota que vives cerca de Francia por la buena educación, NIP.
Es una broma: yo sé que lo que te mueve a ceder es el amor a Dios y a los demás.
Perdón, iba acá: ¿Es la ex cajera?
¿Cómo la excajera, Juan Ignacio? No entiendo la pregunta.
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