Suiza es, exactamente, como te la imaginas: altas montañas, lagos enormes, prados verdes, bosques cerrados, vaquitas pastando, lluvia la mitad de los días de verano, casitas con techos a dos aguas y con muchas flores, tiendas de relojes y de chocolate y de quesos, muchos bancos.
Las iglesias protestantes son de un calvinismo radical: sin imágenes, sin crucifijo, sin sagrario, sin altar. Sólo unas feas vidrieras modernas impiden confundirlas con salones de baile.
Suiza es el país más caro que he conocido. Un café con leche o un bollito o una botella pequeña de agua cuestan 4 francos, unos 3,5 euros, una barbaridad. No hubo más remedio que comer de sándwich y galletas. Por supuesto, nada de paseos en barco por el lago Lemán o de comprar un reloj de cuco.
Basta con moverse unos pocos kilómetros para que todo (cultura, letreros, restaurantes, edificios) cambien de la influencia alemana a la francesa, o al revés. A última hora de la mañana te parece pasear por París y a primera hora de la tarde crees estar en Múnich. Pese a ello todos viven en armonía y amor a la patria, cosa admirable para el viajero español.
Los suizos, la gente más limpia del mundo: en Zúrich un señor vio un papel en el suelo, lo recogió y lo tiró a la papelera. Y en Berna y en Ginebra vi un inodoro cuyo aro, tras tirar de la cadena, empezaba a girar y era limpiado por una esponja, dejándolo como recién lavado.
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9 comentarios:
Orson Welles, en “El Tercer hombre”, contraponía los cincuenta años de intrigas y crueldad que afloraron Florencia en el siglo XVI a los cinco siglos de paz que disfrutaron los suizos y que les permitieron inventar... el reloj de cuco. Lo que no mencionó Welles, es que, quizá, esos suizos grisáceos fueron mucho más felices que aquellos florentinos inmersos en un mar de guerras intestinales, desgracias y venenos.
Bienvenido a Hipanistán, Fernando.
¡¡¡Bienvenido Fernando!!!
Me da envidia sana leerte. Una crónica muy buena.
Me ha llamado mucho la atención lo de la limpieza, especialmente lo de la esponja de los servicios. Aquí en España, desgraciadamente, no tenemos nada de eso... jajaja.
En fin, me alegro de tu vuelta de la neutral Suiza. Se te echaba de menos.
Buenas tardes Fernando. También me impresionó lo caro que es pero bueno,no todo puede ser perfecto.
Oye Andy, si te pasas por Carlos III en Pamplona, tenemos en una caseta a nivel de la calle en el aparcamiento subterráneo de roncesvalles un baño que se desinfecta por completo tras cada uso, no te quiero contar cuanto nos costó montarlo en € a requerimiento del Ayuntamiento (Que lo mantiene).
¡Anímate y ven a la pequeña Suiza española!Jajaja.
Mi hija está ahora allí, en Gstaad, y las fotos que enseña son una preciosidad. Tengo ganas de ir y conocer personalmente.
Me chocó que allí tu eres el dueño de tu casa, pero no del terreno sobre la que está construída.
País civilizadísimo. que fabrica unos chocolates exquisitos
Sí, Suiza es tal como uno se la imagina, pero se te olvidó decir que los cerros, con pasto verde y vaquitas con cencerros, están llenos de bunkeres, tal parecen un queso de los suyos.
Uno adimira a los suizos por todo lo que logran con sus virtudes, pero los siento fríos como témpanos, lejanos e incontaminados en su torre de marfil. No me gustan mucho, la verdad, pero me encantaría copiarles muchas cosas buenas, y capaz que jamás las lograran sin ser tan chauvinistas como son....anda a saber tú. En todo caso, prefiero haber sido colonia española antes que suiza, pero quién sabe qué diría si lo hubiésemos sido..... de seguro preferiríamos los baños giratorios con máquinas que funcionan siempre, jeje
Saludos, me salió casi un post.
Bienvenido¡¡
Por lo que cuentas, el pais es precioso, al menos para mi que me encanta la naturaleza y la encuentro a faltar en esta ciudad
Me ha encantado lo de tener varias influencias en un pais tan chiquitito
Gracias por esta entrada¡
¡Bien! ¡Relatos de viajes! Con eso de la limpieza me acordé Asterix en Helvecia.
Jajaja, NIP muy amable, ¡me lo apunto!
Gracias, Bate. Sí, sin duda que estos siglos de paz les han ayudado a vivir felices y a conservar intactos edificios que en otros países habrían sido arrasados por las guerras.
Gracias, Andy, aclaro que sólo lo vi en dos sitios, quizá allá también sea sólo una novedad.
NIP, ¿Pamplona es como la Berna de España? En tal caso, es un aliciente más para volver por allí, después de tantos años.
María Jesús, no sabía lo del suelo. Y chocolates sólo probé las marcas baratas, las que se venden en España, el chocolate artesanal era carísimo.
Conforme contigo, Alemamá, son como alemanes; tienen muchas cosas admirables, pero prefiero ser español, con todos los defectos y excesos.
Era una cosa impresionante, Miriam, sobre todo teniendo en cuenta la paz con que viven y que, sobre todo, se sienten suizos, antes que francófonos o germanófonos.
Lo releí anoche, Juan Ignacio, el Astérix, me reí con varias cosas que relacioné con vivencias del viaje.
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