Familiaridad: es algo importante en mi blog. Conoces una tienda nueva, un vecino nuevo, un pintor nuevo, un blog nuevo. Al principio no son nada para ti, pero cuando vuelves ahí una, dos, tres veces, te acaba siendo familiar, acaba siendo algo o alguien importante en tu vida. La última vez que salió esta idea fue al comentar la entrevista del zorro con el Principito de Saint-Exupery.
...
Vi el Argentina-Alemania del Mundial en una cafetería no muy cercana a mi casa. Me trataron bien, los camareros (emigrantes sudamericanos) eran muy simpáticos y la tapa de paella buena, así que desde entonces he vuelto varias veces: tomó café ahí los sábados, de camino al mercado. Todo se me ha ido volviendo familiar: los camareros, el dueño que cuenta y recuenta las facturas, el señor operado de laringe que habla a gritos, el grupo que todos los sábados espera a otros para comer, ...
Este sábado pasado vino alguien nuevo y se puso a mi lado. No me resultaba familiar. Era un gordo a quien los camareros sudamericanos parecían conocer ya.
-Buen día, señor, qué gusto volver a verle. ¿Una servesita?
-Sí, sí, pero qué no esté muy fría, vaya tiempo, jejeje.
-Hasía tiempo que no le veíamos, señor.
-Sí, sí, el médico me ha dicho que no beba, tengo que adelgazar, si no me puede dar un infarto, jejeje.
-Pero por una servesita, señor, ...
-Es que tengo que cortar, luego no ando nada, si no adelgazo me dará un infarto, jejeje.
Me giré para mirarle mientras se avalanzaba sobre su cerveza y su tapa de paella. Me cayó bien. Pensé que alguien que es capaz de decir "jejeje" después de contar que le puede dar un infarto y que no debe beber servesitas merece ser mirado con cariño. Ojalá venga todos los sábados y me acabe siendo familiar.
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12 comentarios:
Le habían pasado el dato, iba al cielo seguro.
Por eso reía como ocultando un secreto, y ya quería irse de una vez allá.
Muy bueno, jejejeje
Sin ir más lejos, eso mismo pasa en tu blog. Algunos asomamos la nariz acá y con tan buen ambiente de amistad ya somos familiares en este rincón de la bloguería.
Saludos
Así sea. Lo has descrito perfectamente, Fernado y lo veo disfrutar de su cerveza.¡Todo un tipo!
Un afectuoso saludo.
¡chin chin!
No digas eso, Juan Ignacio, que el señor era más o menos de mi edad, no me asustes.
Gracias, Paterfamilias, jejeje.
Ya sabes que el sentimiento es recíproco, Alemamá, y que yo me siento en tu blog como en una acogedora casa de la costa chilena.
De la cerveza y -oh envidia- de la paella, Kris.
Gracias, Enrique, siempre es un lujo tu comentario.
Le dijeron que iría al cielo... cuando le llegue el momento.
Ah, vaya susto, Juan Ignacio.
¡Qué gracioso!
Me gustan muchos estos post que pones a veces, tan cotidianos y con ese toque de genialidad que les das.
Es como asomarnos por un rato a tu vida cotidiana en la Villa y Corte de Madrid jaja.
Un abrazo!
Pd: Ya he hecho el examen de Seminario Metodológico.
Ya me acordé de ti, Andy, y recé por tus exámenes, espero que hayan sido un éxito.
Es que lo bastante que le prohiban a uno algo para que apetezca más.
Así es, María Jesús, y si te prohíben la cerveza y la paella ya se para volverte loco, sobre todo en verano.
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