Leo con envidia la biografía de Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos de 1987 a 2006. El autor es uno de los periodistas del Watergate, Bob Woodward, que redacta en un estilo sencillo, comprensible incluso para la gente que no entendemos de economía.
El libro explica cómo Greenspan llegó a desarrollar unas tablas complicadísimas para vigilar los dos males de cualquier economía, en su caso la estadounidense: la inflación y la recesión. Mediante datos asombrosos (tipo: la compra de madera en el Estado de Wisconsin) iba prediciendo si en los próximos meses la economía iba a crecer demasiado deprisa y generar inflación (y entonces subía los tipos de interés, para enfriarla) o si iba a frenarse y a producir recesión (y entonces bajaba los tipos de interés, para calentarla). Puede parecer algo muy complicado para que funcione en la vida real, pero lo cierto es que durante buena parte de su mandato la economía USA funcionó a lo grande. Si todo aquello generó un crecimiento excesivo que ha provocado la actual crisis es algo que sale del ámbito temporal del libro (y, desde luego, de mis conocimientos).
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¿De dónde viene mi envidia? De considerar la situación de la pobre España. Cuando fundamos el euro, junto a otros 10 Estados de la Unión Europea, el Banco de España dejó de emitir moneda y de fijar los tipos oficiales: eso lo hace ahora el Banco Central Europeo, con sede en Francfort, él decide a qué tipo presta dinero a los bancos de la euro-zona. La decisión, claro, no se hace tomando en consideración (sólo) los intereses de España, sino los de todos los países que manejamos el euro, sobre todo los de Alemania y Francia.
Durante años esto ha funcionado muy bien para nosotros, hemos crecido mucho más que los demás países grandes de Europa. Se me ocurrió en su día un símil muy bueno. Es como si en un pueblo hay un Banco de Ricos y un Banco de Pobres, cada uno con sus préstamos y sus intereses, según su tipo de clientes. Un buen día los dos Bancos se funden en uno (Banco Nuevo) que empieza a dar préstamos e hipotecas iguales para todos, ricos y pobres. Para el vecino rico (Alemania) esto es una faena, seguro que los préstamos nuevos son peores que los que le daba antes el Banco de Ricos. Pero para el pobre (España) es algo estupendo: no cobra más sueldo que antes, pero el Banco Nuevo le da mucho más dinero a menos interés que lo que hacía el Banco de Pobres. El pobre sigue siendo pobre pero con tanto préstamo se cree que se ha vuelto rico, y empieza a gastar como loco, a endeudarse, a vivir a lo grande.
Sube el precio de los pisos, sube la deuda externa, sube el endeudamiento con los bancos, no hay ahorro ...
Un buen día todo se viene abajo, todo era una ficción para los ricos y para los pobres, todos lo pasan mal, pero peor los que están más endeudados: Irlanda la primera, Grecia la segunda y -muy pronto- España y Portugal. Lo peor está por venir: el Banco Nuevo, por ahora, ha tenido muy bajos los créditos, estaban cerrando muchas tiendas (de ricos y de pobres), pero conforme los ricos han ido arreglando sus cuentas, el Banco Nuevo (o sea, el Banco Central Europeo) subirá de nuevo los tipos, con lo que la ruina de los pobres endeudados (con España a la cabeza) será total.
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6 comentarios:
Interesantísimo.
Aunque espero que no tengas razón.
Pues para decir que no sabes de economía te ha quedado una explicación muy entendible para los profanos en estos asuntos. Quizás culpa de ello lo tenga el símil, que cuando es bueno -como en este caso- facilita mucho la comprensión.
Un saludo
El simil es bueno pero llamo tu atención sobre dos asuntos:
1. Todo el tema de las famosas "subprime" que ocurrió en USA y que precipitó (no causó) la actual crisis es precisamente eso del banco para ricos y el banco para pobres.
2. El Sr. Greenspan y su política de matar las crisis financieras a base de inyectar liquidez (todo esto empezó en 1998 con el asunto de Long Term Capital Management) es lo que ha terminado en lo que tenemos hoy.
Juan Ignacio, no lo digo yo, que no sé nada, lo dicen los economistas; reza por nosotros, falta nos hace.
Ramón, gracias, siempre ves mis posts con buenos ojos.
Embajador, escribo desde la ignorancia de la economía, soy un mero aficionado.
Sí, cuando estalló aquello explicaron que, precisamente, el afán de Clinton y de Greenspan porque todo el mundo tuviera su casa, su hipoteca, es lo que llevó al desastre, al prestarse dinero a gente que no estaba en condiciones de devolverlo y vender luego esos títulos por todo el mundo como si fueran algo muy seguro. Y ya apunté en el post que había leído alguna explicación relativa a que la culpa de todo no es del actual presidente, Bernanke, que apenas llevaba un año cuando estalló la bomba, sino de algunas de las medidas de Greenspan, que fomentaron en exceso el crecimiento del crédito, sin base real.
Eso mismo.
Gracias, Embajador.
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