martes, 3 de febrero de 2009

Spe salvi (II)

Efectos de la esperanza: esquema

Benedicto, en la encíclica, se refiere a tres “lugares de aprendizaje y ejercicio de la esperanza”:

-esperanza y acción (párrafos 24 a 31, explicación previa; párrafo 35, explicación; párrafos 16 a 23, crítica de diversas filosofías). Como se ve, es el “lugar” que más desarrolla el Papa.

-esperanza y oración (párrafos 32 a 34).

-esperanza y juicio tras la muerte (párrafos 41 a 48).

Esperanza y acción: el párrafo 35

El Papa se dirige, en muchos párrafos, al hombre que actúa, que hace algo por los demás o por la sociedad. Su tesis es la siguiente: “Digámoslo ahora de manera muy sencilla: el hombre necesita a Dios, de lo contrario queda sin esperanza. (...) Un reino, pues, sólo del hombre desemboca, inevitablemente, en el “final perverso” de todas las cosas descrito por Kant: lo hemos visto y lo seguimos viendo una y otra vez” (pár. 23). Es decir, habrá otras ideologías o filosofías que muevan al hombre de buena voluntad, pero a la larga acaban fracasando. Esta idea se desarrolla, sobre todo, en el inicio del importante párrafo 35, que luego resumiré:

“Toda actuación seria y recta del hombre es esperanza en acto. Lo es ante todo en el sentido de que así tratamos de llevar adelante nuestras esperanzas, más grandes o más pequeñas; solucionar éste o aquel otro cometido importante para el porvenir de nuestra vida: colaborar con nuestro esfuerzo para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano, y se abran así también las puertas hacia el futuro. Pero el esfuerzo cotidiano por continuar nuestra vida y por el futuro de todos nos cansa o se convierte en fanatismo, si no está iluminado por la luz de aquella esperanza más grande que no puede ser destruida ni siquiera por frustraciones en lo pequeño ni por el fracaso en los acontecimientos de importancia histórica. Si no podemos esperar más de lo que es efectivamente posible en cada momento y de lo que podemos esperar que las autoridades políticas y económicas nos ofrezcan, nuestra vida se ve abocada muy pronto a quedar sin esperanza. Es importante sin embargo saber que yo todavía puedo esperar, aunque aparentemente ya no tenga nada más que esperar para mi vida o para el momento histórico que estoy viviendo. Sólo la gran esperanza-certeza de que, a pesar de todas las frustraciones, mi vida personal y la historia en su conjunto están custodiadas por el poder indestructible del Amor y que, gracias al cual, tienen para él sentido e importancia, sólo una esperanza así puede en ese caso dar todavía ánimo para actuar y continuar”.

3 comentarios:

ALMA dijo...

Que interesante, Hermana, gracias por compartirlo

Besos

ALMA dijo...

Fer, quiero pedirte disculpas, me traicionó el subconsiente, diría un sicólogo, sabés estaba pensando mientras escribía en un post que puso la Hermana Josefina en su blog y por eso lo asocié a este texto de Benedicto sobre la encíclica que proponés y al escribirte...ay!!!!! vino el furcio de los dedos.

Disculpame por favor: debe decir el comentario: QUE INTERESANTE, FER, GRACIAS POR COMPARTIRLO. BESOS


Espero no te enojes.

Fernando dijo...

Gracias por tus comentarios, Alma. No me molesta nada ni que me llames "hermano" ni que me confundas con la hermana Josefina, que es una monja bien lista.