El sol derrite, poco a poco, la nieve acumulada en los tejados. En el borde de las aceras, junto a las casas, hay durante todo el día una franja húmeda,
como si las casas sudaran,
como si un ama de casa laboriosa hubiera fregado las 3.000 manzanas (cuadras) de Madrid.
Paseo embobado, mirando el suelo: nunca había visto esto, quizá nunca lo vuelva a ver.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Fernando, he visto imágenes de los trastornos que provocan las nevadas en los aeropuertos y en las poblaciones, uhhhh!!!! te mando calorcito de este verano porteño, con 30 grados de promedio que nos está cocinando a fuego lento
Besos calurosos!!!
¡Juas! ¡Qué bueno eso de la laboriosa ama de casa!
Gracias, Alma, muchas veces cuando estoy helado de frío me acuerdo de tí, de Juan Ignacio, de Alemamá, y eso me anima: pronto vendrá el calor tambien para nosotros (y es que cada año llevo peor el invierno).
Juan Ignacio, es exactmente cómo estaban las aceras, como si alguien hubiera bajado con la fregona, cuadra por cuadra.
Publicar un comentario