sábado, 29 de noviembre de 2008

Cáncer

Visito a una amiga, enferma de cáncer. Va mal: sólo se curara si Dios lo quiere.

Rezad por ella.

Igual que en otros cánceres que he vivido cerca, me asombra la atención de la enferma y de sus familiares por temas muy cotidianos: una molestia en otro órgano, el aburrimiento por el insomnio, una pequeña preocupación administrativa, un cotilleo político. Diríamos que el hombre es tan pequeño que ni siquiera en los grandes momentos, con la Enfermedad o la Muerte cerca, puede salir de lo inmediato.

Al salir, paseo por un Madrid helado, con sol. Los árboles sin hojas, las pequeñas tiendas que sobreviven, las señoras con la bufanda en la boca, los coches, las casas viejas, todo, todo me parece de una belleza nueva, como si todo lo viera por primera vez, como si me hubiera operado de la vista hace poco.

6 comentarios:

Ramón_Lozano dijo...

Supongo que es normal apreciar las cosas de otro modo, como nuevas y más bellas, tras pasar un rato en un ambiente que, a pesar de la cotidaneidad de las conversaciones, deprime el subconsciente.

Un saludo y un afectuoso abrazo para ella.

AleMamá dijo...

Así es, tienes razón, la normalidad rebaja las cosas más grandes, pero por un lado es mejor, se tolera de un modo natural algo que puede ser terrorífico.

Me ha encantado la segunda parte de tu post, lo de las tiendas pequeñas que han sobrevivido a los grandes comercios, y a ver con ojos recién estrenados todo. Eso es lo bueno de estas enfermedades y situaciones: hacen apreciar lo cotidiano de un modo especial, como el don que es.

maria jesus dijo...

Ya sabes que rezo por ella todos los días.
A mi tambien me ha gustado mucho la segunda parte del post, es la belleza de lo cotidiano y !que frio hace en Madrid!

Fernando dijo...

Ramón, Alemamá, María Jesús:

¡¡Gracias, de verdad!!

Juan Ignacio dijo...

Fernando,

rezaré por ella.

¡Qué cosa que la situación límite de ella no la saque de los detalles cotidianos y en cambio a vos te haga ver las cosas de otro modo! Quizás en el fondo ella piense en esas cosas, sólo que cuándo hay otra persona a veces uno no la quiere incomodar y entonces no te habla de ello.

Saludos.

PD: aunque no he comentado en Quijote "tres" sigo la serie con interés, esperamos nuevo capítulos.

Anónimo dijo...

Querido Juan Ignacio, gracias por mi amiga, gracias por lo del Quijote, gracias por lo del árbol, gracias, gracias.