martes, 11 de noviembre de 2014

Aranjuez

Vuelvo al Palacio Real de Aranjuez, donde los Reyes de España pasaban el verano. Está a 40 kilómetros de Madrid.


El tren cruza un banco de niebla. Es algo extraño en Madrid. La niebla es tan intensa que el conductor ha de bajar la velocidad.


En los jardines veo trabajar a los jardineros de Patrimonio Nacional. Ponen una vara a cada lado del seto, unen las varas con un cordel y podan todo lo que sale hacia arriba o hacia fuera. El resultado es perfecto.


Veo una ardilla que corre. ¿Cómo no voy a ser feliz?


Veo un "árbol semáforo": rojo oscuro en la cima de la copa, rojo vivo después, amarillo después y verde en la base.


En el tren de vuelta cojo un buen sitio. Llega una pareja joven con sus dos perros. Voy a ir todo el rato enfadado, temiendo que los animales meen o hagan algo más. Me voy a un sitio peor.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Debe haber sido un paseo bonito por las cosas que has descrito, me hubiera encantado ver fotos, Fernando, la próxima vez lleva una cámara, porfa.

No sabía que en el tren de cercanías dejaran entrar animales, aquí no.

Besos apretos, Fernando

ALMA dijo...

Todo hermoso y perfecto Fer, hasta tu comentario sobre los perros.

No todos los perros se portan mal y hacen sus necesidades en cualquier lugar, si son bien criados y educados por sus dueños, su compañía es una delicia.

Porque no terminar bien este hermoso post?

No sabía que se podían llevar animalitos en el tren.

Ignacio Trujillo dijo...

Yo también soy feliz leyendolo. Que bonitos los árboles y la niebla y los colores. (Siento lo de los perros)

ojo humano dijo...

Hasta el nombre es lindo. ¿Había una canción alguna vez?
Bueno, la perfección casi siempre es rota con algo, pero el recuerdo hermoso nos anima.

Fernando dijo...

Bueno, Yeste, no sé si está permitido: ahí estaban los perros, fuera legal o no. Así es todo en España, ya lo sabes.

Parecían pacíficos, Alma, sólo es que yo me puse nervioso y pensé que iba a ir a disgusto: mejor cambiarse a un sitio peor. Así la vuelta fue perfecta.

Todo fue muy estético, Ignacio, hacía sol: por la tarde se cubrió y en Madrid diluvió. Ya me pilló en casa.

Así es, Ojo Humano, el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, una obra (al parecer) importante.

Anónimo dijo...

Buenos días Fernando. No falla, al poco tiempo siempre acontece algo que nos nubla el sol radiante que gozamos, el sacrificio de cambiarse, esa entrega por la comodidad del otro renunciando a lo propio es un Sol de gracias radiante sobre todos los que van en el coche ferroviario. Es la respuesta de un Hijo de Dios que quiere amar como Hijo del Hombre. Un abrazo.

maria jesus dijo...

Aranjuez es precioso y se ve que lo disfrutaste.
Voy a romper una lanza a favor de los perros, comprendo que haya gente a la que no les hagan gracia, pero suelen ser más civilizados que sus amos, que yo sepa, los animales en los transportes públicos tienen que ir en sitio especial y en jaulas apropiadas, salvo que sean de la ONCE y no parece el caso.

Afortunadamente tu día acabó bien.

Fernando dijo...

Así es, NIP: todo tiende a estropearse, conviene armarse con el paraguas de la oración y el chubasquero de la penitencia.

Desde luego los dueños no tenían pinta de ciegos, María Jesús. A lo mejor los perros estaban muy bien educados, pero no quise correr el riesgo.

Luisa dijo...

Ya se ve que los perros no son lo tuyo. No si aquí-en los blogs, digo-a lo tonto a lo tonto nos vamos desnudando y acabamos sabiendo mucho de los otros :)
Besos, muchos.

Fernando dijo...

Yo amo los perros, Luisa, a veces son más amables y mejores que sus dueños. Aquí no quise correr riesgos, a lo mejor los 2 perros y sus 2 dueños (él/ella) eran unos santos, pero no me arriesgué.