Quedo con una amiga. Todo en su vida va bien: es funcionaria, tiene salud, adoptó una niña extranjera muy estudiosa, su casa está llena de luz. Sin embargo, su conversación siempre es negra, obsesiva con lo sucio de los demás, pesimista, llena de ira. Yo la quiero pero sólo quedo con ella si mi estado de ánimo es bueno.
Se me ocurre una metáfora algo cursi. Cada uno de nosotros es un tren. Los proyectos que se hacen en la juventud son las vías que nos llevarían a la felicidad. Pero casi nunca el tren va por ahí: suele descarrilar e ir por medio del campo, más trabajosamente, pero sin detenerse nunca hasta que se acaba el carbón. Fuera el tren de su carril, se puede estar añorando siempre el trayecto perdido o se puede disfrutar de las flores del campo por el que vamos y que no veríamos bien por el otro trayecto.
Mi amiga soñaba con casarse con un hombre que supiera conducir, tener relaciones sexuales con él todas las noches, tener al menos un niño y una niña, que el marido la llevara de viaje en coche cada mes y que fueran a cenar y a bailar cada sábado. Nada de eso pudo ser. Tiene un trabajo seguro, salud, una niña muy buena y mucho sol en el atardecer de su casa. Pero ni un día olvida la vía del tren con la que soñó de joven.
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9 comentarios:
Notorio, porque ha tomado un camino decidido (sobre todo eso de adoptar), no parece solo un descarrilamiento sino algo decidido...
Ultimo brindis
Lo queramos o no
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,
como la juventud.
En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.
Nicanor Parra
(Con cariño, dedicado a tu amiga, que ojalá abra un blog)
Como diríamos en Buenos Aires:" me da cosa" que tu amiga se entretenga llevando adelante su conversación oscura y se pierda el paisaje del tren que le tocó en suerte, se pierda la luz de su casa, la frescura de las flores del camino y tal vez la ternura de la sonrisa de su hijita.
Me uno a Ojo H en la poesía y tal vez....lea tu post y nuestros comentarios, que en mi caso lo hago desde el afecto, sin ánimo a criticar a quien no conozco.
El descarrilamiento de sus planes no fue querido, Juan Ignacio, como no suele serlo en la vida. A partir de ahí, se dedicó a construir una nueva vida con gran esfuerzo, sin poder olvidar nunca el Edén perdido.
Qué bonito, Ojo Humano, muchas gracias. Casi estoy tentado de imprimirlo y dárselo.
Firmo lo de la sonrisa de la hija, Alma: nadie que tenga hijos, y menos aún si son todavía niños o adolescentes, debería permitirse caer en al amargura.
Pues sí que es triste lo de tu amiga.
Lo que yo te diga, muy bien que haces en verla sólo cuando estás fuerte, porque si no, te come la moral.
Besos
Buenos días Fernando. Verla cuando estás de buen ánimo es lo mejor que puedes hacer con esos sumideros energéticos y agota pilas. ¡Cuánto miedo a vivir Hoy! Un abrazo.
Hay que tener cuidado con eso, Luisa, no vaya a ser que por querer ayudar a alguien acabe uno mismo en el hoyo.
¡¡Cuánto miedo!!, NIP, y eso que la vida es buena por si misma.
Excelente entrada, Fernando.
Gracias, Inmaculada.
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