Voy al súper a comprar detergente. Hay dos formatos: Ariel Actilift, caja verde, por 14,00 €, y Ariel Básico, caja roja, por 7,00 €. Dudo, me sale la veta cutre y compro el Ariel Básico.
Y ¿para qué quiero yo ahora esos 7,00 € que me he ahorrado?
Y se me ocurre el ejemplo de alguien que fuera muy santo y que al ir a comprar el Ariel siempre comprara el más barato, qué más da la gama, y que comprara carne de la normal en vez de la buena, se trata sólo de alimentarse, y que comprara un jersey de lana mediocre en vez de otro de lana escocesa, sólo busca ir abrigado, y que fuera separando los euros que se ahorra y los fuera metiendo en una hucha y que luego repartiera lo ahorrado entre los pobres que se va encontrando en su ciudad.
lunes, 31 de marzo de 2014
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10 comentarios:
Tenemosd tanto egoísmo, que a veces ahorramos con el sólo propósito de amontonar dinero.
En cuanto al Ariel, no sé, nunca lo he usado, me parece mucha diferencia entre uno y otro, s ver si no va a lavar la ropa y sólo la marea.... ya tú nos dirás qué tal resultado te ha dado....
Besos, Fernando.
¿Hay detergentes tan caros? jajajajajaja
Yo siempre miro los precios buscando el más barato...
Antes no miraba tanto los precios, ahora lo hago constantemente.
También es verdad que procuro no olvidarme de lo "otro" ni de los "otros" pero siempre se puede hacer más, por supuesto.
Besos Fernando
Nunca falta algún pobre al que ayudar o alguna cosa para compartir. Lo interesante de todo es que no le arreglamos la vida pero sí le damos un momento de alegría al preocuparnos del otro.
En algún momento yo también opte por comprar las marcas mas baratas .... y a la larga me salió mas caro, porque en este caso el detergente, no era el mismo que el mas caro, ya que tenía una cantidad importante de agua incorporada, razón por la cual para lavar una cacerola necesitaba mas cantidad..y ahorre?
Que bueno sería destinar el dinero a una buena obra, sin sacrificar calidad, quizás ahorrando en otras cosas, por ejemplo no comprando caramelos o cigarrillos o chocolates.
Buenos días Fernando.
Pobres que con tu dinero al ir al súper sin duda comprarían el Actilif con megaperlas...a ver si te piensas tú que por ser pobres no merecen lo mejó de lo mejó como los ricos y pudientes. Y ahí los tienes en la soviética cola de la caja con su detergente verde pasándotelo por las narices, resignado y admirable cristiano. Un abrazo.
Hummm... Por ahora va bien, Yeste, ya te contaré.
Así es, Luisa, está todo tan mal que incluso aunque no ahorremos para los pobres nos sale de dentro no despilfarrar ni en el Ariel.
Creo que con eso basta, Ojo Humano.
Ahí hay un gran capítulo, Alma: del detergente no podemos prescindir, pero sí de 100 cosas por las que se va mucho dinero. Yo, para ahorrar tentaciones, siempre voy con la lista de la compra.
Jajajaja. Pero ¡¡NIP!!!, que tú siempre das el punto espiritual a todo, y aquí sales con una visión un tanto ácida!!! (Te diré que una vez que me confesé de no dar limosnas el confesor me echó un discurso: "¡¡yo tampoco, todo son mafias!!").
Duplicaría el valor de santidad si al donante no le importara que con su ahorro el pobre compre igual marcas caras...
Yo soy muy ingenuo, Juan Ignacio: no se me ocurre que un pobre pida dinero para comprar detergente caro o pasteles en vez de pan o caviar en vez de patatas. Al menos, los pobres a los que siento que debo ayudar.
Fernando, sin duda, sólo por planteárselo es Vd. un alma caritativa y probablemente habrá dado un buen fin a esos 7 euros.
Pues... ¡ya ni me acuerdo, Babunita! Gracias por el elogio, y bienvenida.
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