miércoles, 31 de julio de 2013

Muchacha

Los primeros días no te das cuenta de que sube al autobús una muchacha nueva.

Un día eres consciente: "esta chica se sube siempre en esta parada". Lleva una carpeta, debe estar yendo a una academia veraniega para suspensos.

Comienzas a esperar con ansiedad su parada, todas las mañanas. Si sube, te quedas tranquilo; si no sube, te quedas triste.

Pronto te imaginas su vida y su carácter, todo positivo, sus amigas, su risa, la falta de preocupación por el dinero o el trabajo, el interés por todo lo que pasa, el baile, los chicos, el olvido de la muerte.

En realidad, sólo la ves en dos momentos, pues tú siempre te sientas delante y ella siempre se sienta detrás: cuando ella sube (y ni te mira) y cuando tú te bajas por la puerta del centro (y ni te mira).

Una mañana, cuando ibas hacia la salida, ella estaba dormida, con la boca entreabierta y la carpeta a punto de caer. Deseaste que se cayera (la carpeta), poderte agachar, cogérsela, dársela, pero no ocurrió.

Otra mañana, fría, comprendiste que tú tienes 47 años, casi 48, y que ella tiene ¿15, 16? Comprendiste que podría ser tu hija o una amiga de tu hija, si la hubieras tenido.

7 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Sorprendente.
Si tuviera que decirte algo te diría que lo mejor de todo es: "Si sube, te quedas tranquilo; si no sube, te quedas triste".
Es la misma sensación que tiene un padre muchas veces. Y es lindo tenerla, aunque sea solo eso, sin esperar más (un día las hijas también se nos irán de casa).

paterfamilias dijo...

Eso de imaginarnos la vida de los otros nos pasa a muchos. Si acabas rezando por él/ella está muy bien, ¿no?

ojo humano dijo...

La vida de los otros es casi siempre más anodina de la que nosotros les creamos.
Buen ejercicio para escribir.
¿No tienes hijos?
Vaya...en Chile no se concibe la vida sin ellos, aunque sean un quebradero de cabeza y una fuente de lágrimas.

ALMA dijo...

Seguro que no te mira? Quizas si, estas dentro del paisaje de pasajeros que registra cuando sube. Tal vez un dia en que no viajes lo nota, pero como saberlo?

Fernando dijo...

Gracias, Juan Ignacio. Aprovecha el tiempo, los años pasan rápido.

Humm... No se me había ocurrido, Páterfamilias, es tiempo de rectificar.

No tengo hijos, Ojo Humano, ni estoy casado ni lo he estado nunca. Esto hoy en día no es obstáculo, ni en España ni en Chile, pero en mi caso no los hay.

Hay cincuentones atractivos para las veinteañeras, Alma, pero desde luego no es mi caso. Lástima.

AleMamá dijo...

Qué lindo escribes, Fernando. Muy delicado y con mucha sensibilidad todo este texto hermoso.

Me ha dado que pensar el dejo de dolor que llevan tus reflexiones; hablas de un desencuentro generacional, de un "podría haber sido" separado por 30 años de tiempo, porque el espacio lo comparten cada mañana en el bus.

Me encantaría que alguno de tus posts nos contara de un encuentro en todas las dimensiones con una buena mujer que se encontraría con un muy buen hombre.

Saludos

Fernando dijo...

Exacto lo del dolor generacional, Alemamá, es exactamente así.

Y gracias por tus buenos deseos: nunca hay que cerrar la puerta a lo que Dios quiera de nosotros. Gracias.