Mi parada del autobús está junto a un banco (Bankia). Lo cojo de ocho a ocho y diez, por lo que la sucursal aún está cerrada (abren a las ocho y cuarto). Los empleados van llegando, cada uno abre con su llave, cruzan un pequeño espacio de recepción, teclean su número de identificación, se les abre la segunda puerta y entran en la sucursal. Si llegan clientes han de hacer cola fuera.
El otro día esperaban para entrar desde antes de las ocho un viejo muy viejo y su nieta. Llegó el primer banquero y le dieron pena. Pese a que hacía bueno y a que en el espacio de recepción no hay asientos, les dejó entrar. El banquero pasó adentro y ellos quedaron en el espacio, al lado de la calle. Al poco llegó una clienta señora, el viejo muy viejo y la nieta se sintieron solidarios y le abrieron desde dentro. Al poco llegó un cliente joven, el viejo, la nieta y la señora le abrieron. Al poco había siete clientes en el pequeño espacio.
Cuando llegó el segundo banquero puso cara de espanto, miró el reloj, abrió con su llave, se abrió paso, "perdonen, perdonen", tecleó su número, se le abrió la puerta de la oficina, "perdonen, perdonen", entró dentro, apuesto a que echó una bronca al banquero primero solidario. Cuando llegó el tercer banquero puso cara de espanto, miró el reloj, abrió con su llave, se abrió paso, "perdonen, perdonen", tecleó su número, se le abrió la puerta de la oficina, "perdonen, perdonen",...
Me dio pena que viniera mi autobús.
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11 comentarios:
Yo lo veo como una muestra de solidaridad por parte del banquero al dejar pasar al abuelo y su nieta, y de generosidad, mucha generosidad, por parte del abuelo al compartir el poco espacio que tenía con otros semejantes, y una falta completa de comprensión por parte de los demás banqueros.
¿crees que si no hubiera venido tu autobús, los hubieses vuelto a ver a todos en la calle?
Besos, Fernando.
Si es que no se puede ser buena persona ... ;-)
La amabilidad también tiene su precio.Como tú lo observaste de lejos, el Padre también. Yo creo que Él tiene buena opinión del asunto.
Saludos (hielados en Santiago).
Nooo, Yeste, a los bankeros les molestaría verlos dentro pero ni el 2º ni el 3º se atrevieron a echarles: no está Bankia como para tratar mal a los clientes.
Sobre todo si eres bankero o abogado o funcionario, Páterfamilias.
Estoy seguro de que a Él le pareció bien, Ojo Humano: en esto consiste (casi siempre) la caridad, en esos pequeños gestos sociales.
O los días en que llovía llovía llovía y nadie se ocupó de hacerles entrar, Luisa.
Buenos días Fernando. Los banqueros no madrugan y menos todavía fichan, pero todo puede ser tras lo de Blesa, ahora que eso de tener compasión o sentir lástima, ¡Venga Fernando! eso ya no me lo creo, antes paran con los huesos en la Meco. Un abrazo.
Ese es el problema de la solidaridad en cadena, que se sabe donde comienza pero luego viene el abuso. ¡Bien por dejar entrar al viejo y su nieta! pero después pudo ser muy malo para el generoso banquero.
Saludos
Fue al revés que en la Biblia, el Buen Samaritano fue el primero que pasó.
Me hiciste recordar a Don Galileo... un cliente de mi lugar de trabajo, que seguramente alguna vez fue joven, pero yo lo conocí con muchísimos años, al que los guardias lo hacían pasar y esperar del lado de adentro de mi lugar de trabajo, porque eran buenos samaritanos.
El tema aquí es que por ser solidarios, a veces se deja entrar a los delincuentes que aprovechan la oportunidad para asaltar una entidad tan apetecible como es un banco, en general aprovechando confundirse con los clientes.
Usé el término "banquero" irónicamente, NIP, me refería a los pobres currantes-contables, cuyo buen corazón está fuera de toda duda.
Así es, Alemamá, hasta la compasión ha de tener sus propias reglas, sobre todo en el puesto de trabajo.
Así es, Juan Ignacio, si hubiera sido el último a los otros levitas les habría dado igual.
Imagínate, Alma, todos les vieron meter el número secreto para abrir la puerta, no creo que fuera nada recomendable, tal como está Madrid.
Hasta que descuelgan el teléfono para proponer a sus confiados clientes unas amables participaciones preferentes... y adquieren de golpe todo el sabor banquero de la vieja tradición: Robar a sus depositarios. Un abrazo.
Caray, NIP.
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