El domingo por la tarde voy al centro a ver la iluminación de Navidad. Voy a la Plaza de Callao, bajo por la Gran Vía. Hay miles de personas haciendo lo mismo que yo: hay tanta gente y está tan embobada que a veces he de salir de la acera y bajar a la calzada de los coches. Hay un gran atasco, los coches no se mueven, sólo le dan al claxon. Hace mucho frío. Oscurece pronto, por eso hay luces. Llego a la Plaza de España, empieza a haber menos público, bajo por la Cuesta de San Vicente. Sigue el atasco, contagiado por el de la Gran Vía, pero los coches aún están en silencio. En medio de ellos hay un furgón de la Funeraria San Isidro, más alto que los techos de los coches, casi como una persona. Va ocupado, pues lleva las cortinas bajadas. El conductor habla muy animado por el móvil, su mano derecha hace dibujos en el aire. La cortina trasera no está bajada del todo, veo parte de la corona de flores rojas. Pienso en el conductor del coche de atrás, parado, asustado. La Cuesta tiene inclinación, por eso es Cuesta, de unos 30º. Entonces, pensará el señor de detrás, ¿estará bien cerrada la puerta trasera? ¿Habrá riesgo de que la caja y la corona caigan hacia atrás, caigan sobre el capó? ¿Es qué nunca nos vamos a poner en marcha?
Camino hacia el Palacio Real.
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12 comentarios:
Pues no sería del todo imposible, lo malo es que el pobre conductor de atrás, con el susto, tuvieran que meterlo en otro...perdón, es lo primero que se me ha venido a la cabeza.
Besos.
Parece que Madrid tiene subidas y bajadas pronunciadas. Santiago no, por eso posteaba que se está andando mucho en bicicleta. El problema es que todo el terreno es en subida porque estamos en la precordillera de Los Ande.
Saludos y disfruta de muchos paseos. Luego nos cuentas.
Es agradable pasear por la ciudad, en especial estos días que las calles se llenan de adornos, algunos modestos (como mi árbol), otros suntuosos, quizás los niños disfrutarán más con las luces de colores.
Por estos lados gran calor y agradables noches...creo que somos un pueblo bendecido.
Disfruta.
Buenos días Fernando. Sic transit. Si pitan, espero que lo hagan siguiendo el ritmo de algún villancico civil aconfesional acorde con las luces. Un abrazo.
Bien dicho, Yeste, me parece un comentario salao.
Así es, Alemamá, hasta la Guerra Civil la ciudad acababa por la zona en la que ocurrió la escena, desde ahí empezaba una gran cuesta que acababa abajo, en el río Manzanares.
Así es, Ojo Humano, ya conté que la iluminación este año es fea, atea y repetida (por la crisis), pero pese a ello es Navidad y es bonito ir a verla.
Era un piii piii sin ritmo y sin gracia, NIP, acorde con el tiempo que vivimos en España.
Me encantan tus dotes de observador y cómo nos lo cuentas después.
Gracias, Páterfamilias.
El conductor del fúnebre hablando fuerte y haciendo gestos es para una película de Fellini...
Es una pintura terrible, que me da miedito, solo de pensar en el féretro deslisándose cuesta abajo.
De Fellini o de Almodóvar, Juan Ignacio.
Ponte en el lugar del conductor de detrás, Alma, seguro que no veía el momento en que se pusiera en verde el maldito semáforo.
Ya le pasó a un amigo de mi padre y casi le da un infarto. :D
Besazo
No me extraña, Dolega, vaya situación.
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