Paso cerca de la estación de Atocha. Ya no está la tienda del bacalao, "ha cerrado por la crisis, qué pena". Recuerdo cuando fui allí a comprar. Había un olor único, casi humano. Miré con mucho cuidado los tipos de bacalao: en tiras, en trozos, entero, desmigado, caro, barato. Dudé. "¿No le convence ninguno?". Por una vez estuve ágil en la respuesta. "¡Me convencen todos!".
Ahora hay un sitio feo de telefonía móvil.
...
Pienso en las decenas de veces que, desde 2008, he pronunciado la frase "ha cerrado por la crisis, qué pena". La tienda de muebles de madera cerca de Sol donde nunca compré, el restaurante argentino en San Bernardo donde celebramos grandes cosas, el negocio de encuadernación en Canalejas. Siento no haber ido anotando todas las veces que dije esa frase. Ahora podría hacer una serie de posts recordando la ciudad que fue y que ya nunca volverá (como -de otra forma- ha hecho Juan Ignacio con Buenos Aires).
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11 comentarios:
Como un eco, me uno a tu pena. Es triste ver cómo todo va pasando entre paseo y paseo.
He estado dos veces en el norte de España, y en Pamplona, la primera vez que fui me fijé en un negocio de perfumes y cosas así al que se le instaló el Corte Inglés justo al frente, y pensé: ¿cuánto irá a durar este negocio que ha estado acá por décadas? A los 15 meses, cuando regresé, ya tenía el fatídico cartelito de vacancia.
Saludos, amigo, y ánimo, todo pasa.
Las diferentes crisis van cambiando la fisonomía de las ciudades.
Recuerdo a principio de los noventa un dia que bajé a madrid después de mucho tiempo sin hacerlo y no reconocía la Calle de la princesa, donde había vivido no hacía mucho. La mitad de los comercios estaban cerrados ó eran nuevos :)
Besazo
Crónica a releer dentro de unos años (quiero creer que no muchos) cuando nos hayamos recuperado y todo haya cambiado para mejor.
Los pueblos nacen y heredan patrimonios que van destruyendo para crear otros que los descendientes destruirán. Mi ciudad no es ni la sombra de lo que fue, pareciera que a los estudiantes de arquitectura se les dota con un chuzo y una picota y los que hacen las leyes una gran bolsa. Ni siquiera he tenido tiempo de sacar fotos en algunos casos, somos una bala para construir cajones de cemento.
Ya no me amarga...solo una pena que heredemos fealdad. Aun así, nuestro Padre sigue creando atardeceres de gloria que nadie podrá...eso.
Seas bendecido con paz y gozo. Nos espera una ciudad indestrutible donde las retroexcavadoras estarán desterradas.
Leí y releí los post "En Madrid I y II" tratando de encontrar un punto en común, que los uniera, no sé si fué tu intención, pero si está no me he dado cuenta.
Creo que como dice la canción "...cambia, todo cambia..." y es verdad, los negocios cierran, los dueños, los vecinos cambian, las arquitecturas cambian, producto de las crisis o no, productos de la moda, de los estilos y aunque cuesta hay que ir adaptándose a estos cambios, nos guste o no
A veces se experimenta que nos parece que tal barrio o casa o negocio cambió, porque ya no lo reconocemos.... peeero los que cambiamos somos nosotros y ya no reconocemos los lugares y las gentes que los habita.
Interesante lo de Juan Ignacio, yo deberia anotar las vecesque nos inundamos o que me mojé producto de descomunales tormentas..., sin ir mas lejos hoy hubo sol con mucho calor, luego viento, lluvia intensa con granizo, luego noche clara con 18 grados menos que a la mañana.
Así es, Almemamá: las grandes tiendas -como El Corte Inglés- pueden ofrecer unas condiciones de precio, horario o devoluciones que las pequeñas no. Cuando un gran almacén abre una sede nueva es la muerte de todos los pequeños cercanos.
Yo también viví cerca de Princesa, Dolega. Ahora prefiero no pasar mucho, han abierto tiendas de ropa fea, nada que ver con el glamour de los años de mi niñez.
Dios te oiga, Inmaculada.
Así fue en Madrid, Ojo Humano. El acto más bárbaro -entre otros muchos- fue dinamitar unas ruinas que habían encontrado de la época de Felipe II para hacer un aparcamiento al lado del Palacio Real.
Todo cambia siempre, Alma, pero si eso es porque mejoran las modas, mejora la riqueza, mejoran los estilos, es algo positivo. Lo malo es -como ahora en España- cuando se cierra porque se va hacia abajo, año a año.
Buenos días Fernando. La tristeza me impide entrar en un comercio que ponga 'Liquidación por cierre', sueño con las águilas y no quiero tener un espíritu buitre; hay tantas ilusiones y trabajos perdidos... Aquí no hay calle sin local vacío con un cartel de 'Se alquila' o 'Se vende'. Un abrazo.
Fernando tocas un tema que a mí me toca muy de cerca.
Mi barrio siempre tuvo fama de buenos y variados comercios, venían gente de otros barrios a hacer sus compras en él.
Te puedo decir que el sesenta por ciento de los comercios han cerrado sus puertas, entre ellos el mio propio.
Pero también te puedo decir que la mayoría de los locales cerrados los ocupan ahora comercios chinos.
Como anécdota, te digo que me has recordado a mí misma con la tienda del bacalao, hacía allí la compra porque tenía variedad de precios y calidades. Me encanta el bacalao. Cerró hace dos años.
Besos.
Si eso es en Pamplona, NIP, imagínate lo que será Cádiz o Huelva. Y, sí, a mí también me horroriza aprovecharme de los negocios "en liquidación".
Seguro que era la misma cadena, Yeste, en Madrid tenían varias tiendas y sólo han dejado alguna. Y tremendo los chinos, pero es indudable que trabajan más que nadie y tienen buenos precios; otra cosa es la calidad.
Me da un poco de pena tanta crisis...
Todo acabará bien, Juan Ignacio: en España y en Argentina.
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