viernes, 23 de marzo de 2012

Mortificación

Ya pasaron dos tercios de la Cuaresma. La Iglesia, que es sabia, nos pone un período larguísimo para evitar toda frivolidad, todo entusiasmo: sólo el que persevera durante 40 días llega convertido al Domingo de Ramos.

¿Qué quedó de las mortificaciones que, con tanta ilusión, comenzamos el Miércoles de Ceniza?

Algunas han ido bien todos los días, sin excepción. Quizá eso no se deba a nuestra santidad, ni siquiera a la gracia de Dios, sino a que afectaban a cosas que no nos eran tan importantes como creíamos. Tomo helado de chocolate todas las noches, decido no tomarlo en Cuaresma, logro no tomarlo en Cuaresma, en realidad me daba igual tomarlo o no, era una rutina, una rutina que me engorda.

Quizá después de Semana Santa deba aficionarme al helado de fresa.

¿Y las otras mortificaciones, las que no han salido? Tras el entusiasmo inicial vino la pelea, la pelea de la mantequilla:

"Leíamos —tú y yo— la vida heroicamente vulgar de aquel hombre de Dios. —Y le vimos luchar, durante meses y años (¡qué "contabilidad", la de su examen particular!), a la hora del desayuno: hoy vencía, mañana era vencido... Apuntaba: "no tomé mantequilla..., ¡tomé mantequilla!" / Ojalá también vivamos —tú y yo— nuestra..., "tragedia" de la mantequilla." (Punto 205 de Camino).

Tras la pelea vino la victoria (en la gente espiritual, no es mi caso) o la derrota (en la gente corporal, es lo habitual).

¿Cómo aspirar a estar triste o enfadado cuando comienza la primavera?

¿Cómo pretender que Dios se tome en serio nuestro arrepentimiento cuando uno mismo es el primero en no sentirlo?

...

Como el jornalero que es llamado a última hora del día para trabajar en el campo, es el momento de volver a tomarse en serio esas mortificaciones que no han salido: precisamente porque ya no hay la ilusión del Miércoles de Ceniza tienen más valor.

En cuanto al helado de chocolate, no pierdes nada por esperar al Domingo de Ramos.

16 comentarios:

Fernando dijo...

Aclara que lo del helado de chocolate es un ejemplo de risa, que no es real.

AleMamá dijo...

Justo hoy pensé en el ejemplo de la mantequilla por las mismas razones que das. No he vivido bien la cuaresma, no he hecho lo que me proponía, y eso que era bien poco.

Ahora a apretar para el envión final. ¡Vamos que aún es el tiempo de merecer y desagraviar!

Andy dijo...

Yo tampoco he vivido bien la cuaresma.

Tantos propósitos que se han quedado en eso... propósitos. No me he privado de muchas cosas, me he dejado llevar por la rutina... vamos, que ha sido un absoluto desastre.

En fin, me imagino que nunca es tarde para cambiar.

Un abrazo.

Miriam dijo...

Gracias por recordarme que aun hay tiempo...
Esta cuaresma ha pasado demasiado rápido ;O)

Juan Ignacio dijo...

Suenan muy de adentro esas dos preguntas:
¿Cómo aspirar a estar triste o enfadado cuando comienza la primavera?
¿Cómo pretender que Dios se tome en serio nuestro arrepentimiento cuando uno mismo es el primero en no sentirlo?

Como si hubieran salido bien de adentro, más que otras veces.

(Por cierto, no me gusta mucho lo de la mantequilla de Josemaría. Con todo respeto. Si ocupa mucho lugar en la propia vida la tragedia de la mantequilla creo que podemos olvidarnos de otras tragedias más importantes. Pero supongo que eso Josemaría también lo sabía).

Fernando dijo...

Sin duda que sí, Alemamá: recuerda los obreros llamados al trabajo cuando ya caía la tarde. Es lo que yo me aplico en mi caso.

Suficiente cruz te ha dado la vida estas semanas, Andy. Pero sí, aún es tiempo de arreglarlo. Y ¡suerte mañana!

Todo pasa demasiado rápido, Miriam: lo bueno y lo malo. Sólo Dios está siempre ahí, estable.

Hace años copíe el punto y tampoco te gustó, Juan Ignacio. Es un tema de lucha espiritual, compatible con las tragedias (enfermedad, desempleo, riñas familiares) que la vida nos da día a día.

Andy dijo...

Gracias Fernando.

Por cierto, ¿por qué me deseas suerte para mañana?

Un abrazo.

Juan Ignacio dijo...

Sí, lo entiendo, o creo que lo entiendo. Y hasta me gusta la tragedia del hombre común. Y también creo que Josemaría sabía que es más importante el amor que abstenerse de mantequilla. Y cuando lo digo me siento un tonto, porque no quiero despreciar los sacrificios cuaresmales y yo mismo digo que, si está prescripto, hay que hacerlo (como en el ayuno; que aunque el amor sea más importante eso no quita que hay que ayunar). Pero no me gusta, porque me imagino a alguien obsesionado por esas cosas de la mantequilla y olvidando las importantes, como algunos judíos con sus miles de preceptos y etc.

maria jesus dijo...

Parece que nadie ha vivido bien la cuaresma, hasta ahora, incluída yo. La cosa está en rectificar.

En cuanto a las mortificaciones pequeñas, yo creo que estan para recordar la época en que se está, y para entrenar para cuando lleguen las grandes.

Andy dijo...

Ahh, creo que era por la elecciones... bueno, como has podido comprobar han sido un absoluto y terrible desastre.

Me dan ganas de exiliarme...

ALMA dijo...

Buena semana Fer

Fernando dijo...

Lo siento, Andy, ya tú sabes.

Tu comparación es exacta, Juan Ignacio, ya dijo Jesús que el problema de los fariseos era haberse inventado una religión humana bajo las formas de la Revelación, igual nos puede pasar a nosotros. Y supongo que San Josemaría lo tendría claro, mira lo que dice el punto 280 de Camino:

"Si pierdes el sentido sobrenatural de tu vida, tu caridad será filantropía; tu pureza, decencia; tu mortificación, simpleza; tu disciplina, látigo, y todas tus obras, estériles."

Aún es tiempo, María Jesús, lo fácil es darlo por perdido y abandonar cuando falta tan poco.

Gracias, Alma, igualmente.

Nodisparenalpianista dijo...

Un eslálom.
Siempre gana el sueco -¿los calvinistas?- tris, tras, echando banderolas al suelo, pero a veces mejor que eso es esquivar el árbol o la satisfacción del humilde perdedor que ha mejorado, con esfuerzo y perseverancia, su lastimoso tiempo.
Creo que alegrarse de la primavera es admirar y postrarse ante la Creación, que, no nos engañemos, es en realidad hacerlo ante el Artista.

La benevolencia frente a la mantequilla que nos pringa, la tabla de Salvación.

Fernando dijo...

La mantequilla es un regalo de Dios, Nodisparen, casi tan buena como la incipiente primavera.

Anónimo dijo...

Buenas tardes Fernando. A veces, elevamos los ojos al Cielo, y tras esta extraña oración proseguimos untando la mantequilla. La mortificación con alegría nunca acaba en momificación. Un abrazo.

Fernando dijo...

Así es, NIP: quizá eso explica que casi ninguno hayamos vivido bien la mortificación durante la Cuaresma.