Me cruzo con V., me saluda simpático. Era el sobrino de una compañera mía que murió de cáncer. Le conocí en los terribles meses finales.
En aquella época V. tenía una novia llamada A.: espectacular, casi tan alta como él, buena chica, muy dulce. Lo malo es que apenas tenía tema de conversación. Le podías contar algo anodino ("hoy hace sol") y ponía cara de mucho asombro, como si esto no se lo hubiera dicho nadie antes.
No entendí aquel noviazgo. Ella era una chica adecuada para la insegura adolescencia, cuando uno necesita sentirse admirado, pero no me pareció suficiente mujer para que él compartiera su vida con ella.
Mi compañera murió. V. y su familia se esforzaron por seguir quedando conmigo. Nunca volví a ver a A. ni a oír hablar de ella.
El día que nos cruzamos V. iba con otra chica, bajita, despierta, lista. Me la presentó, nos dimos besos. Luego quedé triste: por A., abandonada por no tener temas de conversación; por mi compañera muerta, te mueres y el tiempo va destruyendo todo lo que has conocido.
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14 comentarios:
Todo el optimismo del mundo se estrella contra la tristeza que uno siente a veces. Supongo que hay que armarse de valor y de esperanza porque hay quien dice que la vida es cada día más triste. Uno vuelve a ser niño con los años y llora más fácilmente y se emociona uno sin saber muy bien si es pena o alegría lo que siente. Quizá el amable Dios nos va preparando así para el Gran Consuelo que se ha prometido no a los optimistas sino -curiosamente- a los que lloran.
El análisis de las compañeras es muy pintoresco (me recordó aquello de Beades).
El final es surrealista: "Te mueres y el tiempo va destruyendo todo lo que has conocido". ¡Como si al muerto pudiera afectarle!
Don Javier, sólo la fe en Dios nos impide caer en la depresión: ¡todo es tan feo, tan vulgar! Sólo la presencia de Dios, el recuerdo de que Él ha hecho al mundo y a los hombres, nos impide caer en el llanto que usted menciona. Es así, no es palabrería bloguera.
Bueno, Juan Ignacio, de alguna forma que no sé explicar sí que le afecta: en este caso, por ejemplo, la chica nueva no conoció a mi compañera, cuando V. o su familia le hablen de ella no será más que una abstracción.
Quizá V., algún día, se acuerde de A., de sus silencios.
Sin duda que lo hará, Kris: uno siempre idealiza sus amores de juventud.
Buenas tardes Fernando. La verdad, iba a comentarte otra cosa sobre desfiles de novias pero leí el primer comentario y cierto, me pareció algo hermoso, elegante, divino. Sin duda Él sabe bien lo que hace con Uve, A, Jota, Te e me.Un abrazo.
El tiempo destruye lo que has conocido, tambien a los vivos; las personas, las ciudades, las casas...cambian, sólo que nos vamos adaptando a ello y casi no lo notamos, salvo cuando volvemos la vista atrás, generalmente queriendo resucitar a nuestros muertos.
NIP, tengo la suerte de que los comentarios mejoran mis posts; no siempre ocurre esto.
Pero a mí me da pena por los muertos, María Jesús, y en concreto por mi amiga, que quería mucho a A. Supongo que la ruptura y sustitución le habría hecho sufrir.
Hoy tiene un tono muy triste tu post...
Este tipo de post también son necesarios, porque la vida está plagada de momentos de este tipo.
Le dices a María Jesús que te dan pena los muertos. Es normal, siempre es triste ver cómo se acaba la vida de alguien, especialmente si es por medio de alguna terrible enfermedad. También Jesús lloró por Lázaro.
Un abrazo.
Al leer tu post y los coment solo se me ocurre una frase que dijo uno de los sobrevivientes uruguayos del avion que cayó en la cordillera de los Andes, al volver a su casa, a su vida después que se lo dió por muerto, manifestó : "lo malo de la muerte es que no pasa nada". O sea uno piensa que el mundo se detiene y se congela el tiempo...pero nada de eso sucede todo sigue su curso. Las personas, el mundo...y como dicec un curita amigo: esto también pasa.
Buena semana, Fer
"El muerto al hoyo y el vivo al bollo", dice mi madre, y, ¿sabes? no es malo que la vida siga, es lo más sano. Si el muerto reviviera encontraría cambiadas muchas cosas que nosotros no hemos notado por vivirlas de a poco, como el cambio de uso de un sector de Madrid que has publicado hace poco.
Saludos y arriba los corazones.
Sólo la presencia de Jesús y su Resurrección da sentido a nuestra vida y a nuestra muerte, Andy, sin Él todo va perdiendo sentido.
Así es, Alma, uno está toda su vida esperando que llegue ese Gran Momento y, al día siguiente de enterrar a alguien muy querido, vuelve a salir el Sol y a caer la tarde.
Así es, Alemamá, es como cuando alguien va a vivir a otra ciudad, vuelve y todo ha cambiado. El post me salió triste porque no todos los días son luminosos, qué le vamos a hacer.
Hace días leí esta entrada, Fernando, y me gustó tanto que la admiré en silencio. Ahora, los comentarios le están dando unas nuevas perspectivas la mar de interesantes.
Me gusta eso de que no entendiste aquel noviazgo. Igual sería la clave, el misterio. Por lo que cuentas, tu compañera apreciaba a A, así que V no debió de elegir mal. Pero, ay, sus cosas habría para que ahora le hable a la chica bajita sin letra (llamémosla X, claro).
De ahí me figuro yo que por cosas de la reciprocidad, seguro que A piensa en la tía de V, sin conversación, pero con cariño. Y eso estará bien para todos, me parece.
El tiempo suele ser bastante aguafiestas, ciertamente.
Siempre tan amable, Nodisparen. Y, sí, no se me había ocurrido, sin duda que A. se acordará de mi compañera, pues se portó muy bien con ella en los últimos meses, es una experiencia que te marca para siempre.
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