Ayer, 24 de octubre, fue un día extraordinario en Madrid. Tras un octubre muy caluroso ayer diluvió, hizo frío y un vendaval agitó los árboles. Viví todo el día asombrado, como un niño que viera el otoño por primera vez.
Me dio pena que se pasara un día tan extraño y que lo olvidáramos. Deseé que alguien escribiera una novela, toda ella en Madrid en el día de ayer. No ocurriría nada especial, nada más que las mil cosas normales que hubo ayer en mi ciudad. El libro empezaría de madrugada, cuando ya llovía fuerte, y acabaría por la noche, cuando el cielo aclaró. Soñé que era una novela muy buena, un gran éxito, como si dijéramos A quemarropa, de Truman Capote, o El viejo y el mar, de Hemingway, de tal forma que ya para siempre el día de ayer quedara en la memoria de toda la gente. Se trataría, sí, de que incluso los que no estuvieron ayer en Madrid vieran el 24 de octubre de Madrid.
(Sí, me acordé de un caso igual, cuando el escritor español Andrés Trapiello escribió uno de sus diarios. Contaba que una tarde del día 31 de diciembre los dos hijos estaban especialmente pesados, así que su esposa le pidió que se los llevara para poder preparar la Cena de Nochevieja. Él tuvo la ocurrencia de llevarles a remar al parque del Retiro, no había nadie en el parque, no había nadie remando, todo era extraordinario, él les pidió a los chicos que se fijaran bien en todo porque recordarían esa tarde extraordinaria el resto de sus vidas. Yo también la recuerdo porque la vi como si hubiera estado allí, y es que él consiguió juntar en mi cabeza recuerdos independientes (el parque vacío, la excepcionalidad de las tardes del 31 de diciembre, el frío, el lago, el año que se va) como si fueran uno solo, vivido)
El momento más poético del día de ayer fue cuando dejó de llover y puse la lavadora y luego tendí la ropa. "Voy a jugar a que tengo un patio atrás de mi casa y que tiendo allí y que se ha estropeado la bombilla del patio". No encendí la luz, sobre las cuerdas había una vaga iluminación que venía de otros pisos, pero en la habitación en que la que estaba la ropa húmeda todo era tiniebla, las prendas más pequeñas las tuve que buscar a tientas, como si estuviera en ese patio que no existió más que el 24 de octubre en Madrid.
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16 comentarios:
Buenas tardes Fernando. ¡Vaya día me he perdido! Me encanta Madriz. Octubre es un mes tradicionalmente hermoso, si Dios me permite estaré allí antes de terminar el mes en la plaza de la República Dominicana acompañando a cientos de compatriotas y hermanos que desean días tan hermosos para España como el que viviste ayer.Un abrazo.
Por lo pronto ya quedó inmortalizado aquí. ¿No iria bien con año: "24 de octubre de 2011"?
Estabas inspirado ayer, Fernando. Qué post más lindo has escrito, de verdad qeu me has metido en esa atmósfera especial y lúdica como si lo viera....24 de octubre de 2011, día señalado.
Muy lindo. Me ha encantado. ¡BIS, bis!
Tráete un abrigo, NIP, el tiempo atmosférico empeora a la misma velocidad que el político.
Bueno, Juan Ignacio,casi parecería la fecha de una gran batalla, "24 de octubre de MMXI, 36º del Reinado del Rey Juan Carlos".
Siempre eres muy amable con mis posts, Alemamá, ¡muchas gracias!
Me ha encantado lo del patio imaginario, ¡qué original!
No me canso de repetirlo... deberías escribir un libro.
Un abrazo.
Gracias, Andy, eres muy amable y muy observador. ¿Quién quiere escribir un libro con tan buenos lectores de posts?
Me quito la boina!!!!!
Esa es exacta la sensación que estoy cosechando todos los días cuando me duermo. Quiero desesperadamente que se detenga el tiempo, ese frío rico entre rayos de sol y aire fresco. Un fuerte fuerte abrazo, muchas gracias.
Fer, comentas del frio y lluvia y se me presenta como una imagen muy cálida, porque no estabas mojandote, con elparaguas roto por el viento y los zapatos estropeados.
Nada de ello, simplemente estabas a resguardo, en tu hogar, con alguna fuente de calor encendido, con un rico café o chocolate o té en las manos, mirando a través del vidrio y pensando...Ahhhhh todo esto lo voy a colocar en mi blog, como un cuento.
Buena semana, Fer
Gracias, Nodisparen.
Qué curioso, Jorge, pensé que en México siempre hacía calor, que nunca teníais un otoño o un invierno duros como los de Europa.
Querida Alma, parte de la lluvia y del viento me pillaron por la calle, me mojé todo, pero lo hice contento, pues ya señalé en el post que iba como un niño que viera el otoño por primera vez.
El diablo miente siempre....el pobre hombre en tinieblas, lo cree un Angel...Un abrazo
Hola, Francisco, bienvenido y gracias.
Fer, quizas no me expresé bien. Yo entendí que te mojaste hasta el tuétano, peeeero imagine la escena que escribí en el coment, como si fuera un cuento, tal vez queriendo seguir la parte poética que mencionas.
Gracias por el espacio
Todo claro, Alma, gracias.
Muy bonito. Me encanta esa sensibilidad tuya para encontrar la poesía y la hermosura en lo cotidiano y volverlo extraordinario.
Muy bonito, repito.
Gracias, Kris, me alegro mucho de verte por aquí.
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