lunes, 5 de julio de 2010

Memorias de un alemán (y II)

Termino la lectura de Historia de un alemán, de Sebastian Haffner. Según avanza el libro el autor pierde el sentido del humor y se pone serio.

En concreto, cree que lo más dramático de todo fue la persecución a los judíos. Dice que hay una regla elemental por la que los individuos de una especie no atacan ni matan a otros si no es por necesidad (hambre, deseo sexual), y que cuando esa regla se rompe y se destruye al otro por su raza algo muy grave está ocurriendo, así lo vio él en marzo de 1933, poco antes de aplicarse las Leyes anti-judías. Él trabajaba en el Tribunal Cameral Prusiano, en Berlín, y en aplicación de esas Leyes los abogados, jueces o pasantes judíos debían dejar de ir por allí a partir del 1 de abril. Pero días antes el edificio fue tomado por gente de las SA, que a gritos empezaron a decir que los judíos tenían que irse ya: así lo hicieron algunos que estaban con él, trabajando en la biblioteca del Tribunal. ¿Qué era aquella ocupación ilegal, antes de la entrada en vigor de las Leyes? El autor se hizo el firme propósito de no colaborar con aquella gentuza, de ignorarles. Pero cuando los SA llegaron ahí, a la biblioteca, uno gordo se le puso delante y le preguntó: "¿Es usted totalmente ario, señor?", a lo que él respondió "Sí". Le dejaron en paz.

Luego vino la sustitución en el Tribunal de jueces judíos por nazis jóvenes, bastante ignorantes, que soltaban discursos tremendos ante cualquier asunto. Los jueces viejos, mucho más sabios, tenían que hacer equilibrios verbales del tipo "quizá el estimado colega, en su brillante exposición, ha olvidado tal o cual artículo del Código Civil".

Es conmovedora la escena en que los nazis destituyen a los Obispos luteranos y convocan elecciones para elegir a los nuevos, donde ganaron los clérigos nazis, claro. Él, que nunca fue un cristiano piadoso, fue a la parroquia a votar a la lista independiente, le parecía horrible que hasta en el ámbito de la Iglesia se produjera la ocupación nacional-socialista. Al salir se encontró con un señor mayor que también hacía años que no pisaba la iglesia, y que iba a lo mismo que él. El señor le dijo: "es tremendo tener que defender cosas en las que ya uno ni cree".

En fin, el libro vuelve a ser un poco divertido en los capítulos finales. El autor preparaba una oposición para ser juez, y a todos los aspirantes se les convocó a un campamento de varias semanas para educarles y que fueran buenos jueces nacional-socialistas. No lo pasó mal en el campamento. Les dieron un uniforme nazi con la cruz gamada en el brazo, y así iban de marcha, en formación, por los pueblos vecinos. En esa escena vió el autor la perfección del terror nazi: la gente que les veía pasar saludaba, brazo en alto, por temor a ellos; ellos eran simples opositores, desfilaban sin convencimiento, pero con temor a que si no lo hacían no les permitirían presentarse a la oposición; el único convencido era el miembro de las SA que iba delante de todos, guiándoles, y que con su sola presencia controlaba a toda aquella gente.

4 comentarios:

Andy dijo...

Muchas gracias por continuar con el post del libro.

La verdad es que el auge de los fascismos en Europa y la Segunda Guerra Mundial siempre me han interesado mucho y por ello he leído varios libros y he visto películas sobre el tema (aquí habría muchísimo que contar, porque el tema es muy denso e interesantísimo).

Precisamente de esta época es uno de mis personajes favoritos, Clemens August Graf von Galen, que fue obispo de Münster y posteriormente cardenal. Fue un gran patriota alemán y un hombre de Dios que no vaciló en plantarle cara públicamente a Hitler, siendo el primero en criticar la horrible política de eutanasia (anterior al exterminio judío) por la cual se exterminaban a personas con defectos físicos o mentales.

En fin, os invito a investigar sobre la figura del "león de Münster" porque creo que os interesará.
Dejo una frase suya:

"Ni por alabanzas ni por amenazas me desviaré de los caminos de Dios"

PD:De nuevo, muchas gracias por el post, muy bueno el resumen del libro.

hna. josefina dijo...

También impresionante esta entrada.
Lo de aceptar por miedo... y con unas consecuencias enormes.
Por lo que decís, para él la mayoría entonces no estaba con Hitler.

Fernando dijo...

El autor habla de la Iglesia evangélica, Andy, él vivía en Berlín, donde apenas debía haber católicos; no sé si esto de la destitución de los Obispos se aplicó también en la Iglesia Católica alemana, no conozco bien el asunto.

Hermana, según explica el libro hubo elecciones al inicio de 1933, donde el Partido Nazi fue el más votado, pero lejos de la mayoría, hubo muchos más alemanes que votaron a partidos distintos que a Hitler; pero eso no valió de mucho, según se vio después.

Juan Ignacio dijo...

La verdad es que sé muy poco del nazismo, todos lugares comunes y lo que se dice siempre. Esto ha sido muy interesante. Gracias.