miércoles, 6 de enero de 2010

Romántico

Toda mi vida creyendo que era un neoclásico
y resulta que soy un romántico:

"El mundo tiene que romantizarse: encontraremos así, de nuevo, su sentido primigenio. Y romantizarlo no es más que potenciarlo cualitativamente... Esa operación es aún del todo desconocida: en la medida en la que concedo a lo común un sentido profundo, a lo ordinario un aura misteriosa, a lo familiar la dignidad de lo desconocido y a lo finito un destello de infinitud, lo romantizo".

Friedrich von Hardenberg, Novalis,
citado en la exposición en Madrid del pintor romántico
Caspar David Friedrich.

5 comentarios:

alejops dijo...

Visto así, está muy bien ser romántico. Yo, al revés que tú, siempre he sido como muy romántico pero ahora me voy desengañando. No está mal ser moderadamente romántico, ver el fondo de cada cosa, al modo franciscano. Pero lo importante es ver qué hay de verdadero en lo romántico, porque si no, el romanticismo te engaña, cae en sentimentalismo.

La mejor solución, como siempre, el equilibrio cristiano.

Juan Ignacio dijo...

¡Muy bueno!

(Y adhiero a la nota de romanticismo cristiano del comentarista alejops).

Embajador dijo...

No me hagas esto Fernando. Seguramente una de las pocas cosas en las que estoy de acuerdo con Camilo José Cela fue cuando en un programa de TV hace la tira de años dijo aquello de: "El romanticismo es falta de higiene mental".

Y por cierto, de lo que habla el párrafo que nos citas será "romantizar" algo, pero si le añades ese poco de sal que tu sabes darle, el "romatizar" se convertirá en "trascendentalizar" que curiosamente es la antípoda del romanticismo.

maria jesus dijo...

Neoclásico o romántico, me gusta lo que escribes y como lo haces

Fernando dijo...

Queridos Alejops, Juan Ignacio, Embajador y María Jesús, no preocuparse, la frase me gustó por dos cosas: porque -en la parte final- nos recuerda que Dios está detras de todo y porque expresa muy bien que lo importante, lo realmente importante, está ahí a nuestro lado, hay que fijarse bien.

Hablando en serio, no soy una persona romántica, y mucho menos sentimentalista, como dice Alejops: el sentimiento es importante, pero también lo son la razón, el deber y el orden.